TEGUCIGALPA.- El nuevo presidente, Roberto Micheletti, subrayó hoy que Honduras es un país soberano, volvió a defender la legalidad de la situación política y acusó al gobernante venezolano, Hugo Chávez, de injerencia después de que la OEA le diera a su Gobierno un plazo de 72 horas para restituir a Zelaya en el poder.
Micheletti dijo confiar «en Dios en que no nos aislemos del mundo», aunque «tenemos la fortaleza» para enfrentar la situación, al tiempo que continúan protestas, hasta ahora pacíficas, de seguidores y detractores de Zelaya en Tegucigalpa y otras ciudades.
El estatal Comisionado de los Derechos Humanos, Ramón Custodio, declaró que los hondureños «estamos solos» ante el mundo, mientras que funcionarios, empresarios y políticos dijeron a la prensa que los hondureños deben prepararse para el aislamiento y que la comunidad internacional envíe delegados para conocer los hechos.
En medio de las represalias diplomáticas y económicas, las pocas expresiones de apoyo a Honduras proceden de gremios empresariales centroamericanos, que rechazaron el cierre temporal de fronteras impuesto por Nicaragua, El Salvador y Guatemala.
Custodio comparó que los hondureños están «solos igual que en la guerra de 1969» contra El Salvador por conflictos fronterizos, pero recordó que en esa ocasión «salimos adelante» e igual pasará ahora.
La nueva ministra de Finanzas, Gabriela Núñez, reconoció que la situación será difícil, pero declaró a Radio América que esta es una oportunidad para «salir adelante por nuestro propio esfuerzo», para lo cual «tendremos que ajustarnos a la situación».
«Vamos a resistir siete meses si es posible», manifestó el alcalde de Choluteca (sur), Quintín Soriano, del gobernante Partido Liberal, durante una masiva marcha contra Zelaya.
Para el presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Choluteca, Mario Argeñal, «esto es el inicio de la verdadera crisis».
Un dirigente de la Asociación de Maquiladores de Honduras, Jesús Canahuati, pidió al Gobierno enviar «un mensaje muy rápido para aclarar la situación» y pasar «de ser un país villano a un país ejemplo que se enfrentó al mal».
Los hondureños deben «aglutinarse sin diferencias» ante la crisis, dijo el ex candidato presidencial del Partido Innovación y Unidad-Socialdemócrata Olban Valladares.
El jefe de diputados del Partido Nacional, principal fuerza de oposición, Rodolfo Irías, lamentó que los países y organismos que están aislando a Honduras «escuchen solamente a una parte (Zelaya), sin venir aquí», y subrayó que «sigue vigente la Constitución».
Honduras es el segundo país más pobre de América, después de Haití, y alrededor del 80 por ciento de sus más de siete millones de habitantes vive en la pobreza, lo cual lo hace muy dependiente de la ayuda internacional.
La condena contra Honduras por el derrocamiento de Zelaya va desde sus vecinos hasta países tan lejanos como Rusia y China, las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (OEA) y organismos financieros.
El nuevo Gobierno sostiene que Zelaya fue depuesto mediante una «sustitución constitucional», y no un golpe de Estado, porque violó la Carta Magna y las leyes al intentar realizar una consulta para instalar una Asamblea Constituyente que supuestamente iba a prolongar su Gobierno.
Micheletti, hasta el domingo jefe del Parlamento, fue elegido ese día como sustituto de Zelaya en aplicación de una disposición constitucional, para cumplir los siete meses que restan del mandato de cuatro años del depuesto gobernante hasta el 27 de enero de 2010.
El nuevo mandatario reiteró que si Zelaya regresa será detenido porque tiene órdenes de captura por delitos cometidos en relación con la consulta, declarada ilegal por la justicia ordinaria y electoral porque el Ejecutivo no tiene facultades para realizar ese tipo de procesos. ACAN-EFE