De fiesta amanecieron ayer los pobladores de la aldea La Cuesta 1, de Comayagüela, con la inauguración de un moderno templo católico Nuestra Señora de Candelaria, en el que hubo cánticos, aplausos y quema de pólvora.
Los feligreses de la zona con un ferviente júbilo de alegría abarrotaron la nueva ermita, en la que contaron con la presencia del cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, quien bendijo el templo y ofició la primera eucaristía.
Además de los delegados de la Iglesia Católica también estuvo presente el empresario Eduardo Kafi, su esposa Tita de Kafi e hijos, asimismo el expresidenciable Mauricio Villeda y su esposa Gracia Zúniga, entre otros de los presentes quienes también formaron parte de los esfuerzos para la ampliación y remodelación de esa edificación religiosa.
Rodríguez Maradiaga, luego de oficiar la misa, manifestó su satisfacción por haber inaugurado la moderna iglesia en esa pequeña comunidad ubicada por el sector de la colonia El Carrizal, en la que los feligreses con el apoyo del fondo social Chito y Nena Kafi alcanzaron el tan anhelado sueño con el fin de multiplicar la paz y la fe entre las familias.
“Es una alegría que esta comunidad antes tenía un pequeñito templo, pero con el esfuerzo de ellos y la ayuda de la fundación Chito y Nena Kafi se ha podido edificar este templo y nos alegra porque el hecho de vivir en una comunidad humilde, no quiere decir que no pueden tener un templo digno”, expresó el jerarca de la Iglesia Católica.
Añadió que la construcción de un templo de la fe “significa una cárcel menos en el país”, porque las familias se guían con el amor a Dios, y esos valores se los inculcan a sus hijos para que sean personas de bien.
Por su parte Eduardo Kafi, también manifestó su satisfacción de haber formado parte para que los habitantes de esa comunidad ahora cuenten con una casa de Dios para congregarse y fortalecerse espiritualmente.
“La Fundación Chito y Nena Kafi manifiesta su enorme gratitud por habernos considerado en su llamado de unirnos a la noble tarea de de remodelación de este templo Nuestra Señora de Candelaria y de hacer mejoras de la infraestructura”.
Asimismo, agradeció a la gestión de García de Villeda a la cual acudieron gustosamente. Aunque ya estaba hecha la infraestructura “nosotros solo nos hemos limitado a apoyar y ayudar en su tarea a ese grupo de personas que como decía San Agustín, por tener caridad en su corazón siempre encuentran algo que dar”.
En ese sentido el empresario dijo, vaya nuestro reconocimiento especial a la entrega y esmero de la feligresía de la aldea La Cuesta, representada por el señor Porfirio Gómez, a German Sosa coordinador de la construcción, al maestro del fondo social Roger Velásquez, al carpintero del fondo social Roberto Díaz y al electricista Ángel Sánchez entre otros de los colaboradores.
De su lado, Villeda, expresó que hubo una gran colaboración del fondo social Chito y Nena Kafi para la ampliación de la iglesia, que era algo que hacía falta en la zona y ahora concretizan sus aspiraciones de contar con un amplio templo.
“La comunidad había trabajado muchísimo y hacía falta construirla y ese fondo social logró que en este año después de varios meses de trabajo se culminara y se pusieran las últimas piedras, lo cual es una gran cosa”, destacó.
Así destacó que, “ahora tenemos salud espiritual y al lado salud corporal y lo importante es que al construir un templo es la Casa de Dios y de que se enseñan virtudes, valores, se enseña la fe, a respetar a Dios, se habla sobre la familia y además se trasmite todo lo que Honduras necesita y que ha dejado de tener”.
En tanto, el coordinador de los feligreses de la zona, Porfirio Gómez, se mostró emocionado de contar con un templo amplio para congregarse y gracias al apoyo del fondo social Chito y Nena Kafi y de la comunidad.
“Para nosotros ha sido de mucha alegría porque la gente se sumó en apoyo para tener ahora esta gran iglesia y la comunidad se portó de gran manera y es por eso que este proyecto ha salido adelante”, expresó.
Indicó que la iglesia será un motivo de orgullo de los pobladores, porque antes tenían un templo muy pequeño para celebrar la Palabra de Dios, pero ahora se sienten bendecidos y fortalecidos con la edificación. (ECA)