La “Academia” y Taiwán

Por Segisfredo Infante

segisfredo_infante_new-70Hace pocos días el actual embajador de Taiwán en Honduras, propició una pequeña reunión en su propia sede en Tegucigalpa, con cuatro directivos académicos, para transferir a la “Academia Hondureña de la Lengua” una modesta cantidad de lempiras que será utilizada para la adquisición de cámaras de vigilancia dentro de nuestras instalaciones, que fueron asaltadas durante el mes de abril, en el contexto de la “Semana Mayor”. La cantidad de dinero donado a nombre de la “Academia” es de diecisiete mil ciento treinta lempiras con cuarenta centavos (L.17,130.40), que fueron depositados en una cuenta colectiva en el Banco Atlántida. Cantidad importante si consideramos que la Secretaría de Educación ha retrasado todas las transferencias del presente año, violentando un convenio multilateral entre el Estado de Honduras, la Real Academia Española (RAE) y la “Asociación de Academias de la Lengua Española” que funciona en España, en el continente americano y en Filipinas. Sería saludable una reunión con el ministro don Marlon Escoto, a fin de que explicara la sinrazón de tal desaguisado administrativo en contra de la cultura escrita; pues existe la posibilidad de subsanar el entuerto, sin recurrir a instancias superiores.

Nosotros hemos practicado un cierto voluntariado para la Academia Hondureña de la Lengua, desde antes de convertirnos en directivos, ahí por el mes de septiembre del año pasado. Es más, en el plano personal yo ni siquiera deseaba integrar la vieja junta directiva, tal como lo demostré en la elección interna de hace aproximadamente tres años, renunciando a mis posibilidades reales en favor de otros personajes cuyos nombres prefiero, hoy por hoy, omitir. Ahora habría que comenzar a remozar la “Academia” con cuadros jóvenes y talentosos, que han demostrado, en el pasado lejano y reciente, sus capacidades intelectuales mediante la publicación de artículos, ensayos, cuentos, poemas y libros cualificados, sin mezquindades de ningún tipo; o mediante la promoción cultural sistemática en favor de Honduras y de los demás. Los nombres a los que me refiero son los de Rolando Kattan, Enrique Cardona Chapas, José D. López Lazo y Kalton Harold Bruhl, todos ellos hondureños inmersos en el quehacer intelectual cotidiano o esporádico, amigos de diversas tendencias ideológicas, a veces disímiles, y ajenos totalmente a los chismes e intrigas permanentes del mundillo catracho. Esta es una oportunidad para demostrar que las brechas generacionales aparentemente insalvables en nuestro país, pueden perfectamente ser superadas. Una muestra evidente de lo aquí afirmado es que el autor de estos renglones apoyó el ingreso reciente a la “Academia de Geografía e Historia de Honduras” del joven historiador “Jorgito” Amaya, sugerido por Mario R. Argueta. Es más, le propuse a Rojas Carón que “Jorgito” integrara la nueva junta directiva. No así dos personas mayores cuyos nombres es harto piadoso y saludable evitar).

Volviendo al tema de Taiwán conviene subrayar que en lo personal habíamos perdido contacto con el cuerpo diplomático taiwanés desde que se marchó de Honduras el consejero de prensa, de grata recordación, el señor don Rafael Guang (o “Wang”). Mi actitud, frente a las relaciones diplomáticas con aquel pequeño país localizado al otro lado del planeta, ha sido de prudencia y respeto. Antes de meterse en los minúsculos diferendos entre China Popular y la admirada y democrática Taiwán, es oportuno conocer que existen tratados bilaterales entre ambos países que tal vez arrancan, o derivan, de los tiempos de la administración estadounidense de Richard M. Nixon, Henry Kissinger y del premier chino Chou En-lai. Ambos países orientales exhiben fuertes relaciones comerciales crecientes, y áreas de influencia geopolítica que se respetan entre ellos. Así que lo mejor es disfrutar la amistad del actual embajador y de su primera secretaria Carolina Lin. El actual embajador taiwanés es uno de los hombres más extrovertidos, campechanos y avispados que he conocido en mi vida, muy diferente de los estereotipos que hemos manejado respecto del Lejano Oriente. Para finalizar deseamos agradecer en público la primera donación de Taiwán a la Academia Hondureña de la Lengua, pues se trata de una de las instituciones más venerables de Honduras, fundada por Rafael Heliodoro Valle, Esteban Guardiola y otras personalidades prominentes del país, como el recordado Jorge Fidel Durón.