La prioridad para 2017

Por: Carolina Alduvín
Hoy que 2016 es historia y toca formular propósitos y metas para 2017, cabe revisar cómo los acontecimientos de los últimos meses van a definir los que vienen. En menos de dos semanas tomará posesión de la presidencia de Estados Unidos un personaje que basó su campaña proselitista en xenofobia, machismo y otras manifestaciones de prepotencia. En las últimas dos décadas, una serie de ONGs y la misma ONU han invertido tiempo y grandes presupuestos en promover la “corrección política”, la inclusión y muchas otras formas de hipocresía colectiva; como efecto colateral, se creó en el resto del mundo la ilusión de que las elecciones del pasado noviembre las ganaría la candidata del partido Demócrata. Pero, oh sorpresa, ella ganó el voto popular pero no la presidencia.
Así es su sistema y ese gane lo decidieron los propios gringos reflejados en la procacidad del fenómeno mediático que los convocaba; igual la contrincante, con toda su experiencia y corrección política, no era la gran alternativa para nuestras naciones. El mundo entró en pánico, la nación vecina al sur sufrió un severo desliz en la cotización de su moneda, dicen los que saben que las causas son otras, tal vez, pero el detonante fueron los resultados electorales; según algunos dicen, manipulados por hackers rusos; de nuevo es probable, pero lo que dio triunfo al GOP aún con el ninguneo de muchas de sus figuras a su candidato, fue el ciudadano promedio de esa nación con todas sus características deleznables sobreponiéndose a sus mejores valores. La victoria del populismo como consecuencia de políticas de desigualdad y educación de los últimos 20 a 30 años.
Confirma la decadencia de un país que ha basado su política exterior en la prepotencia y la interior en incrementar las desigualdades y dividir a sus ciudadanos. Para Honduras, lo más probable es que se recrudezcan las medidas antiinmigración, pese a que aquella sociedad depende en muchos aspectos del trabajo que la mayoría de sus ciudadanos ya no quiere hacer, por tanto, no sabe y no puede vivir sin los inmigrantes. Sin embargo, es hora de dejar de ver al norte buscando solucionar nuestros problemas. Honduras es un gran país, debemos sacudirnos los complejos y ponernos a trabajar, sobre todo en educación, para que la gente sepa decidir y elegir un camino justo y solidario, dando la espalda a administraciones y políticos que no le favorecen.
En 2017 tenemos la oportunidad de mejorarnos como personas día a día; la elección del magnate es una llamada de atención para el mundo entero. En momentos de decadencia y crisis, la respuesta a nuestros problemas no viene de afuera, sino de nosotros mismos. Ningún político, líder religioso o ideología son la solución; la salida a este sistema enfermo está en sanarse uno para compartir lo mejor con todos, nos hace falta empatía, tolerancia y, aunque la palabra haga ruido a algunas personas, mucho amor. Este mundo necesita amor, ese amor comienza por ti, por mí, por nuestros semejantes.
Ese nuevo gobernante no es más que el reflejo de la mentira que nos han vendido durante años. El supuesto sueño americano no es más que una fantasía salida del guión más descabellado de escritores e ideólogos nefastos que, no es más que un conjunto de creencias cada vez más obsoletas. Es hora de analizarnos como seres humanos, ¿es ese el ideal que queremos? ¿Realmente es ese el país de vanguardia al cual decimos admirar? ¿Es esa nuestra meta como sociedad? Es momento de cambiar nuestras prioridades y entender que el cambio está en llenar nuestro espacio personal de tolerancia, respeto y propuestas. Es hora de darnos cuenta que el vecino no es el enemigo. Es tiempo de enfrentar nuestra peor cara para por fin vencerla. Hoy es cuando tenemos que replantearnos valores y de redoblar esfuerzos en trabajo y economía.
No todo está perdido, podemos levantarnos y valernos por nosotros mismos; las crisis pueden hacernos más fuertes. Cuando la noche es más oscura es cuando está a punto de amanecer. Ahora nos toca despertar y en la política del patio, ¿que el gobernante local se va a reelegir? Aunque sea inconstitucional nadie puede o nadie quiere impedirlo, mucho menos los líderes de la “oposición” quienes, desde ahora están invitados a demostrarme que estoy equivocada.