- Un autor estadounidense encuentra la ciudad perdida en la selva hondureña -solo para obtener un misterio que amenaza su vida con una enfermedad que podría haber hecho que su cara se cayera
- La densa selva y el terreno montañoso de Honduras hicieron imposible encontrar la ciudad durante siglos
Las maldiciones pueden no ser una preocupación para los científicos, pero cuando se está explorando las ruinas de la selva tropical de una legendaria ciudad cuyos ciudadanos huyeron porque los «dioses» los habían maldecido con enfermedades agonizantes, vale la pena preocuparse.
Eso es lo que descubrió un grupo de exploradores y arqueólogos cuando se lanzaron a las húmedas selvas tropicales de Honduras y Nicaragua en busca de la legendaria Ciudad Perdida del dios Mono.
La expedición luchó contra serpientes escupiendo veneno y se arrastró a través de bosques densos para encontrar la ciudad, pero la selva se rió por último, ya que se vieron obligados a luchar contra una enfermedad terriblemente mortal, informó CBS.
Antecedentes
La historia comienza algún tiempo en el siglo XVI, cuando los habitantes de la ciudad -también conocida como «La Ciudad Blanca»- huyeron, creyendo que había sido maldecida.
En realidad estaban sufriendo una invasión de colonos europeos, que traían consigo los horrores de la enfermedad y la esclavitud.
Durante cientos de años, los exploradores habían esperado redescubrir la antigua metrópolis que se desmoronaba y los elementos que sus ciudadanos habían dejado atrás cuando huían.
De hecho, ha permanecido como uno de los últimos lugares científicamente inexplorados en la Tierra. Esto es, hasta ahora.
La clave
El autor Douglas Preston y el explorador Steve Elkins, financiados por el documentalista Bill Benenson, utilizaron la alta tecnología para localizar la misteriosa ciudad. Trajeron a Chris Fisher, del Estado de Colorado, quien señaló que el sitio era «muy, muy importante» para la región.
Algo más
Pero para descubrir lo que realmente era, tendrían que olvidar los aviones e ir a pie -una perspectiva arriesgada que tomó tres años enteros planificar.
No solo tenían que competir con el espeso follaje y el terreno accidentado, sino que el equipo también se arriesgaba a sufrir enfermedades, lesiones o peor por la vida silvestre allí -como cuando descubrieron una serpiente mortal que se retorció en su campamento.
El dato
Andrew Wood, un exsoldado de SAS y experto en guerra en la selva, atrapó a la bestia, pero aún así representaba una amenaza mortal.
El, clavó la serpiente -recordó Elkins-, pero el reptil explotó en ese punto en una furia absoluta retorciéndose por todas partes, lanzando veneno, arroyos de veneno a través del aire nocturno.
Fue decapitada y atada a un árbol -un trofeo para el equipo, y una advertencia a otras serpientes que podrían decidir pasar. Una fer-de-lanza (atrox) del Bothrops, una de las serpientes más venenosas.
Los hechos
Eventualmente el equipo encontró la ciudad, pero la flora era tan densa que era imposible de ver aun una pirámide masiva que una vez se mantuvo allí.
Fue cuando ellos encontraron inscripciones y al siguiente día que se dieron cuenta que habían encontrado la ciudad ‘’maldita’’. ‘’Y todos regresamos y la primera cosa que yo vi fue la cabeza de un jaguar saliendo de la tierra, tallada en piedra, ’’recordó Elkins.
El hallazgo fue tan emocionante que el Presidente hondureño sacó el primer artefacto, causando quejas de algunos que dijeron que el área era sagrada y debieron permanecer intactas.
Y tal vez el dios Mono estaba de acuerdo
Porque incluso después de que el equipo abandonó la selva tropical, se dieron cuenta de que varios de ellos se habían contagiado con la leishmaniasis, un espantoso parásito propagado por las moscas de arena que causa un terrible desorden en el cuerpo humano.
«El parásito migra a las membranas mucosas de tu boca y tu nariz, y básicamente las come», explicó Preston. ‘’Tu nariz se cae, tus labios se caen y al final tu cara se convierte en una llaga gigantesca y abierta’’.
Elkins y Benenson lograron escapar de la infección, pero alrededor de la mitad del equipo no tuvo tanta suerte y se vieron obligados a someterse a un tratamiento.
Los efectos secundarios de algunos medicamentos utilizados para tratar el horrendo parásito pueden incluir vómitos, calambres y efectos neurológicos. El dios Mono guardará sus secretos por un poco más de tiempo, parece. El documental de Benenson sobre la búsqueda todavía está en producción.
Por James Wilkinson
DAILY MAIL / Traducción libre Sandra Luz Mole ]saybe
Para saber
La Ciudad Blanca o «Ciudad del dios Mono», es un sitio arqueológico en el occidente de la República de Honduras. Primeramente contemplada como una leyenda fantástica, luego como un mito de una civilización con esplendor que desapareció misteriosamente y en la actualidad convertida en centro de estudios arqueológicos.
La Ciudad Blanca, es un asentamiento legendario que se encuentra en la región de La Mosquitia en la jurisdicción territorial del departamento de Gracias a Dios, en el este de la República de Honduras.