Trump y el número mágico: 100

Por Roberto Ramón Reyes-Mazzoni

Gráficamente el número 100 puede (siguiendo a Descartes) presentarse como un punto en una serie de puntos que parte del cero al infinito. Por supuesto es posible aplicarlo a muchas cosas materiales, o conceptuales, como el tiempo, el espacio y la edad humana. Culturalmente, en muchas civilizaciones incluso se le da valor mágico. Es un número muy fuerte. En nuestra cultura occidental hay periodos temporales que son divididos en siglos (100 años).

¿Cuál es la importancia real de 100 días? Desde hace varias décadas, en Estados Unidos es una división temporal artificial e informal que supuestamente nos permite ya conocer un poco demás de la forma en que gobernará un nuevo presidente, y desde ahí se popularizó a la situación de otros países. Los medios de comunicación propiciaron esta aceptación tanto en Estados Unidos como en otras partes del continente americano.
Al cumplir el presidente Trump 100 días en el gobierno, se supone que ahora ya es posible decir o prever con mayor certeza cómo será sudesempeño. Me parece que, en esta ocasión, esto es cierto. Ya podemos predecir que el gobierno del presidente Trump será impredecible.

Esto no significa que el presidente Trump cambie. No, así como en el sector privado era impredecible y enigmático (tenía que serlo en las negociaciones de sus empresas privadas) actualmente sigue aplicando su misma forma de actuar en el campo público. Acostumbrado a la negociación para obtener un objetivo claro limitado, la de redituar en un mayor rendimiento para sus negocios personales, ahora que está decidiendo sus acciones dentro de un escenario mucho más complejo, social, étnico, psicológico, multinacional, etc., le está siendo difícil cambiar, no su estrategia, pero sí su táctica. La división de poderes, tan esencial como está demostrando serlo ahora, parece ser difícil de asimilar. La aplicación inmediata de sus ideas, sin reflexionarlas con un grupo de consejeros y con el tiempo suficiente, hace que su puesta en práctica lo siga llevando a contradicciones entre sus declaraciones y lo que se ejecuta. Los efectos directos y los indirectos, en la mayoría de los casos de igual importancia ambos para una persona con poder internacional, parecen no ser reflexionados con la suficiente antelación. Eso se observa en los cambios de la noche a la mañana, pero esto conlleva la posibilidad de una acción que cause daños irreversibles, por no considerar con tranquilidad previamente todas sus consecuencias y no solo las directas e inmediatas.

Hacer predicciones poco meditadas sobre Trump también puede invitar a cambiarlas de la noche a la mañana. Así, un presidente que todos calificaron de aislacionista, resulta ahora ser un intervencionista. ¿Cuál es el verdadero? Ambos. Quizás porque en su campaña él se concentró, ante todo, en aspectos interiores, y esto desde su muy particular experiencia. Su política exterior, como él lo dice, está condicionada a lo que él considera positivo para su pueblo.

Haré una comparación exagerada, pero en Trump a veces todo es exagerado. Un gobernante de San Marino, Mónaco, Liechtenstein (pequeños países europeos) podría hacerlo sin crear mayores problemas. Pero él preside a los Estados Unidos, un país líder mundial, nos guste o no nos guste, y en el campo internacional y en el interno parece encontrar dificultades, como él mismo lo ha expresado, al decir que gobernar le está resultando más difícil de lo que pensaba, aunque ahora ya modificó esa afirmación.

Si bien, a diferencia de muchos gobernantes latinoamericanos, él sí ha respetado renuentemente la división de poderes, no pareciera captar del todo su compleja utilidad para la democracia, lo que se refleja en sus comentarios descalificando las decisiones de algunos jueces e incluso de algunos miembros del poder Legislativo. Al presidente Trump, como a muchos otros gobernantes, les convendría leer aunque fuera sucintamente, alguna biografía del ilustrado francés Montesquieu, que propuso, para poder defender la libertad y la tolerancia (entre otros),dividir el gobierno en tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Montesquieu falleció en 1755, pero pocos años después los padres fundadores de los Estados Unidos establecieron, además de un sistema que se convirtió después en federación, un gobierno mediante los tres poderes sugeridos por el destacado y pragmático miembro de la ilustración francesa.

Ahora bien, ¿qué muestran los decretos ejecutivos durante estos cien días? Entre los principales están: el nombramiento de un magistrado a la Suprema Corte; la salida de la asociación de cooperación económica Asia-Pacífico; el fortalecimiento de las acciones para la deportación de indocumentados (recordar que Obama expulsó a cerca de 2,000,000 de indocumentados); la amenaza de privación de fondos a las ciudades santuario; el establecimiento o aumento de aranceles a algunos productos; renunciar a su propuesta de financiamiento del muro para que le aprobarán su presupuesto y evitar la paralización del gobierno. Entre los aranceles está el impuesto a las importaciones de madera para construcciones procedente de Canadá. Este motivó que Canadá, que se había alejado de la posición mexicana en el Tratado de Libre Comercio de la América del Norte (TLCAN-NAFTA en inglés) se acercará a México. El resultado fue que “una salida anunciada”, se convirtió en una renegociación imprevista, luego de llamadas urgentes de ambos mandatarios a Trump, y de que sus consejeros le mostraran las pérdidas que sufriría en forma repentina y acelerada el sector agrícola estadounidense. Otra acción es la reiteración del poderío militar estadounidense. Aparte de las bombas, lo más impresionante es el “hackeo” de los sistemas de navegación de los misiles norcoreanos, cuyos últimos dos lanzamientos parecen haber fallado.

Es mucho lo que puede decirse, pero en estos momentos, lo que más debe preocupar es el posible agravamiento de la potencial crisis nuclear con la Corea del Norte regida por Kim-Jong-Un. Aquí solo cabe esperar que la ancestral sabiduría china contribuya a reducir las tensiones mundiales. Después de todo, durante la mayor parte de su historia China fue, y ahora nuevamente es, una de las mayores potencias del globo terráqueo.