Cierre de mina “sepulta” economía en Agalteca

  • Pobres y con una “fiebre” migratoria quedaron los habitantes, al perderse más de 1,200 empleos que generaba la explotación de óxido de hierro.

En la pobreza, sin más opción de trabajo que cultivar la tierra y con el deseo de emigrar del país quedaron los habitantes de la aldea de Agalteca, ubicada en el municipio de Cedros, en el departamento de Francisco Morazán, luego que la compañía Five Star Mining (FSM) cerrara operaciones.

Hasta el año 2016, unas 300 rastras cargadas con óxido de hierro salían de las minas de Agalteca, para ser exportadas a China, Panamá y Costa Rica, según los registros del Instituto Nacional de Geología y Minería (Inhgeomin).

Por varios años, en esa comunidad se escucharon los motores de pesadas maquinarias de la industria minera de la empresa FSM, sin embargo, hoy, el silencio solo es interrumpido por el sonido de machetes y piochas empleadas por los pobladores, al retomar su trabajo de campesinos.

Uno de los habitantes, Samuel Canales, comentó que, “ahora aquí la cosa está fregada, hasta la calle está arruinada…”.

Con un gesto de decepción agregó que, “quienes ahorraron tienen para comer y trabajar, y los que solo disfrutaron, se fueron para los Estados Unidos para mantener a la familia”.

En Agalteca se produce maíz, frijoles, caña de azúcar y ahora hay quienes han comenzado a sembrar café para probar suerte y generarse recursos económicos.

SEIS AÑOS PRÓSPEROS

Algunos exempleados de la mina emprendieron el viaje del “sueño americano” y otros se fueron a las ciudades por falta de trabajo.

El cerro Monte Redondo fue el lugar donde se inició la explotación de óxido de hierro, a cielo abierto. Desde el año 2011 hasta mediados del 2016 se extrajo del lugar alrededor de 3,458,631 toneladas de este mineral.

Ahora, las estrechas calles de esta aldea solo se ven nubes de polvo y se oye cómo se sacuden las piezas metálicas de los carros que transitan sobre los boquetes que dejaron los pesados automotores que por ahí circularon para transportar los minerales.

Desde que se inició la explotación, un numeroso equipo de mineros, rastras, maquinaria pesada y camiones iban y venían las 24 horas del día por las calles de tierra.

La explotación generó cientos de empleos para personas de todas las edades, pero al cerrarse la mina unos tuvieron que buscar el “sueño americano” y otros migraron a las ciudades.

VÍAS DETERIORADAS

La aldea de Agalteca, en el municipio de Cedros, ha caído en una crisis económica y desempleo, luego del cierre de la mina.

La regidora municipal de Cedros, Hilda Borjas, indicó que, “durante la mina estuvo aquí, tuvimos empleo y nunca padecimos por el mal estado de las calles, pero hoy tenemos serios problemas”.

Las vías de acceso a este valle están en deplorables condiciones. Desde el desvío, en el kilómetro 49 de la carretera que conduce a Olancho, se deben recorrer 20.8 kilómetros para llegar a la aldea.

En todo este tramo la calle está en pésimo estado, los baches y grietas son difíciles de evadir, mientras que algunos vados por los que pasó el transporte de carga ya no existen.

El paso por el puente de la presa también es un peligro, ya que es de madera y funcionó durante todo el período de explotación de la mina.

Borjas detalló que, “junto al alcalde estamos buscado cómo solucionar el problema de la calle, pero le pedimos al señor Presidente que nos ayude con los puentes, que son una gran necesidad”.

La minería es una de las actividades económicas más cuestionadas por los procedimientos utilizados para la extracción de los metales y los químicos que se utilizan.

“Cuando estuvo la mina, no teníamos problemas, y ellos, los dueños de las rastras, mantenían en buen estado las calles y el parque, pero hoy ya no tenemos esa ayuda”, lamentó Borjas.

¿IMPACTO AMBIENTAL?

La explotación de óxido de hierro generó fuentes de empleo y desarrollo, pero hoy la situación es difícil para los pobladores.

Para el docente de la Escuela de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Roberto Guerra, la explotación minera “deja serios cambios y daños e impactos en la flora, fauna y la contaminación atmosférica, por la explotación a cielo abierto”.

En las parcelas de tierra donde antes había ecosistemas complejos, quedaron enormes cráteres donde la flora y fauna no podrá regenerarse, advirtió.

Aunque en el lugar no se han evidenciado daños por contaminación debido a la explotación minera, esto no significa que no haya afectado al medio ambiente.

Guerra añadió que, “la contaminación escénica es algo que sucede donde ellos trabajan, cambian el valor estético de la naturaleza, y trae la depresión del desempleo y la migración en los pueblos, con un impacto social”.

Agregó que Honduras carece de equipo especial para medir la contaminación ambiental en las áreas rurales, para ser utilizado en este tipo de situaciones.

DATOS

Ante el cierre de la mina, los pobladores retoman las tradicionales actividades agrícolas.

Las fuerzas vivas y pobladores de la aldea de Agalteca piden al gobierno que se les ayude con la reparación de la carretera y la construcción de los puentes. Para llegar a la comunidad hay que cruzar dos ríos y dos quebradas, que en tiempo de lluvias son un martirio para los dueños de unidades de transporte y para los ciudadanos.

SEGÚN INHGEOMIN
Compañía se marchó sin previo aviso

¿Qué pasó con la mina de hierro? La directora ejecutiva del Instituto Nacional de Geología y Minería (Inhgeomin), Nívida Hernández, señaló que no se ha hecho ningún estudio respecto a la situación de la mina.

“Se aprobó la concesión en base al cumplimiento de los requisitos establecidos en la normativa del momento de la solicitud”, expresó Hernández.

La empresa minera dejó de funcionar sin previo aviso, pero este ente regulador de la explotación minera no maneja información sobre las causas del cierre, según respondió la directora ejecutiva de Inhgeomin.

La institución tampoco conoce sobre alguna irregularidad de la empresa que provocara que se hayan detenido los trabajos.

Según los registros de Inhgeomin, la empresa explotó 23 hectáreas en el cerro de Monte Redondo. Sin embargo, al marcharse del país, los aldeanos han retomado sus viejas costumbres de agricultura.

“LLOVÍA” EL EMPLEO

Las carreteras son una “pesadilla” para los conductores, por el pésimo estado en que se encuentran.

Según relatan los habitantes, con nostalgia, había dueños de rastras que eran contratados en la mina, y ahí se contrataba un conductor y un ayudante, lo que generaba una fuente de ingreso para tres personas.

Además, se empleaba a 300 dueños de rastras, lo que a su vez implicaba empleo para 900 personas, solo en el transporte del mineral desde Agalteca hasta el puerto.

A estos trabajadores se sumaban los que estaban contratados para laborar adentro de la mina, en el manejo de maquinarias y encargados de otras actividades.

Al clausurarse la mina, todas estas personas quedaron sin empleo, y tuvieron que espera por varios meses para que se les pagaran sus sueldos, ya que la compañía cerró sin previo aviso, según manifestaron los pobladores y se constata en los registros de Inhgeomin.

En Agalteca, los tiempos de “oro” terminaron y el adiós de la mina dejó una depresión económica y una “fiebre” migratoria en los pobladores.

COLAPSA IGLESIA
MISAS SE HACEN “AL AIRE LIBRE”

El techo de la iglesia colapsó y ahora el sacerdote Edgar Sánchez y la comunidad luchan por construcción del templo.

El descuido y el mal estado de algunos lugares representativos de la aldea es evidente, tal es el caso del parque y la iglesia, deteriorados por el paso de los años.

El templo católico, que data de 1940, es una estructura de adobe y teja que colapsó el pasado mes de abril, porque la madera ya estaba podrida.

El sacerdote Edgar Sánchez dijo que, “estamos haciendo el informe y el proyecto para que el cardenal conozca nuestra situación aquí y ahora los actos litúrgicos los hacemos al aire libre”.

Agregó que los vecinos están realizando actividades los fines de semana para concluir con la construcción de la iglesia, que habían iniciado un tiempo atrás, pero que ahora deben apresurar.

Por: Dilcia Sevilla
Fotos: Omar Banegas