Miles de feligreses católicos se reunieron para recrear la llegada de Jesús a Jerusalén, en el Domingo de Ramos, que marca el inicio a la Semana Santa.
La procesión de los ramos dio inicio en la parroquia El Calvario, en el barrio del mismo nombre en Tegucigalpa. Un grupo de hombres y mujeres cargaron las imágenes religiosas de Jesús al lomo de un burro recibido por su madre María y el pueblo de Jerusalén, con ramos de olivo entre halagos y cánticos.
Hombres, mujeres y niños acompañaron a las máximas autoridades de la Iglesia Católica que dirigían la procesión.
En el trayecto de la procesión se escucharon cantos, oraciones y pasajes bíblicos que representaban la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
El recorrido religioso concluyó en el atrio de la Catedral Metropolitana, donde los católicos recibieron la bendición de sus ramos y la solemne misa de este representativo domingo, que marcó el fin de la cuaresma.
“ABRIR CORAZONES”
En su homilía, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga pidió a los hondureños abandonar el odio y la violencia y abrir los corazones a Jesús, llenándolos de paz.
«Esa actitud de odio no se puede repetir en nuestra Honduras, tantos que no quieren abrir su corazón al amor y se encierran en odio y violencia”, declaró el líder religioso, en su homilía.
El cardenal pidió a los hondureños que hagan una profesión de fe, amor y compromiso con sus familias dejando de lado las diferencias y que esta semana sea «para refugiarse en Jesús».
Asimismo, el cardenal solicitó que “busquemos que Jesús venga y transforme esta Honduras tan lejos de Dios. Que sea una Honduras más justa, fraterna y llena de amor”.
La procesión hizo su recorrido por las alfombras que cada año adornan la avenida Cervantes, como uno de los grandes atractivos de la semana mayor. (DS)