CN: oposición democrática

Juan Ramón Martínez

Los que habíamos perdido casi toda la esperanza de detener a Libre en su proyecto autoritario, por medios pacíficos, hemos recobrado la confianza. El “nocaut” técnico de los partidos de la oposición, derribando al suelo a Libre, nos ha devuelto las esperanzas. El sistema democrático, hemos aprendido, después de este “nocaut” legislativo que ha sacado del sopor a Carlos Zelaya; que la democracia tiene en el Congreso, tres partidos, cuyos diputados, no se han rendido; ni se rendirán ante los planes dictatoriales de Manuel Zelaya. Y nos han enviado el mensaje, muy esperanzador, por cierto, que los planes de Libre para convertir a Honduras en una dictadura -igual a Nicaragua- que, antes pasarán por los cadáveres de los diputados democráticos del Partido Salvador de Honduras, del Partido Liberal y del Partido Nacional.

Después de oír las declaraciones del secretario del Congreso, un hombre de muy discreto talento y de pocas habilidades para expresarse, por dolorosas razones de salud, se llega a la conclusión que Libre que, por infantilismo sectario de sus principales dirigentes, menosprecia a la oposición, al tiempo que exalta algunas mentiras que ha elevado a la condición de verdades. En esta dirección, hay algunas inexactitudes de la plana mayor de Libre que, por repetirlas tantas veces, han terminado por elevar a la calidad de verdades. La primera de ellas es, su creencia que cuentan con el respaldo electoral que les dio el pueblo hondureño, a su candidata Xiomara Castro. Pasan por alto que, el triunfo de Libre fue el producto de una coalición; y que, a ella, se sumaron como votantes, incluso miembros del Partido Nacional que creían que lo mejor para Honduras era, sacar del poder al Partido Nacional, porque de continuar este al frente del Ejecutivo, significaría la continuación de JOH, en la dirección de los destinos del país. La segunda mentira, elevada a verdad por incursiones mentales en las aguas del fascismo tropicalizado, es que Olancho está llamado a producir los revolucionarios de Honduras; que Manuel Zelaya es el Fidel Castro de nuestro país, y que el pueblo hondureño, en forma unánime está dispuesta a ponerse bajo las órdenes del “chico” de Lepaguare, en el esfuerzo por cambiar al país. Y la tercera, apreciación equivocada, por defectos en el manejo del instrumental teórico usado, porque los marxistas que pretenden poner las teorías revolucionarias al servicio del discurso de Libre, pasan por alto que hay que producir en el país, antes del cambio, condiciones objetivas que no se ven por ninguna parte. Equivocados, creen que la sociedad hondureña, especialmente su población adulta, está ansiosa para apoyar el movimiento que haga posible la revolución, desde el gobierno. De arriba para abajo. Y finalmente, la creencia equivocada, fruto del menosprecio extremista de los adversarios que tienen que batir, que los diputados de los tres partidos de oposición, son fácilmente manejables, por medio del convencimiento teórico; o, por la compra de sus voluntades con los dineros del gobierno.

Los teóricos de Libre, anticiparon que los diputados de los partidos opositores, eran fácilmente manejables y como borregos, arreados, respaldarían con su abstención, el falso derecho de Libre, para controlar la Corte Suprema de Justicia. Incluso pasando por alto que no cuentan con la mayoría calificada para imponer “los mejores abogados” que, inocentemente, cree Carlos Zelaya, militan en Libre.

La inesperada reacción de los diputados opositores, ha hecho saltar las alarmas en Libre. Zelaya, no puede entender que otra vez, será en la pelea por la Corte, donde librará su batalla de Waterloo. Y que, la estrategia de compra de diputados opositores -práctica usada en Honduras, porque, dicen no hay diputado que resista un cañonazo de 1 millón de dólares- corre el riesgo de no funcionar. Porque ahora, la opinión pública, respira tranquila, celebrando a liberales, y nacionalistas, acompañados de diputados del PSH, que dicen en su cara, ¡no! Que, no les acompañarán en la tarea de empujar a Honduras al abismo autoritario que, además de contrario a la voluntad popular, llevará al país al ostracismo en el plano de las relaciones internacionales.
Por nuestra parte, celebrando a los diputados democráticos, estamos orgullosos que la democracia, tenga, fuerza para decirles a los “revolucionarios”, con olor a vacas y a leche recién ordeñada, que no. Que, aquí seguiremos, orgullosos, por el único camino, el de la libertad.