Honduras: una autocracia electoral

Carlos G. Cálix

Como diría Rutger Bregman, “iniciemos con una pequeña lección de historia”. Honduras, nunca ha tenido una democracia plena y mucho menos una liberal. Hoy es una autocracia electoral. Para aseverar esto analicé diversos rankings, pero me enfoqué en dos: el Democracy Index (DI) que es el más popular y el Varieties of Democracy (V-Dem) que es el de mayor credibilidad.

El Democracy Index (DI) es elaborado por la Intelligence Unit de la revista The Economist y puntúa la calidad democrática de los países en escala de 0-10, siendo 10 el nivel máximo de democracia y 0 el nivel mínimo, cuyas categorías de democracia se evalúan según la puntuación numérica que recibe cada país. Así, los países entre 8 y 10 puntos son clasificados como “democracia plena”, entre 6 y 8 “democracia débil”, entre 4 y 6 “gobierno híbrido” y menos de 4 “gobierno autoritario”.

Honduras, según el último índice publicado se ubica en el puesto 92 de un total 167 países. En relación al nivel democrático ha retrocedido 0.2 y se ha situado en 5.1 durante el 2021-los datos de 2022 no tendrán mayor variación, pero sí los de 2023-. Con dicha calificación es considerado un régimen híbrido, es decir, los resultados electorales no son confiables; el gobierno ejerce presiones sobre los partidos o candidatos opositores y existe una baja intensidad de la cultura política. Si en retrospectiva se utiliza este índice, se verá que con el transcurrir del tiempo hemos estado entre gobiernos híbridos y gobiernos autoritarios. Por tanto, bajo los criterios de la Unidad de Inteligencia de The Economist, Honduras nunca ha alcanzado una democracia plena, como por ejemplo sí lo han hecho Costa Rica y Uruguay.

El segundo ranking es el V-Dem de la Universidad de Gotemborgo. El informe anual que más credibilidad tiene. Este índice, es un acercamiento para la conceptualización y medición de la democracia que se confecciona gracias a la colaboración de más de 30 académicos de todo el mundo, organizados conjuntamente por el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) y el Instituto Kellogg de la Universidad de Notre Dame (Indiana, Estados Unidos).

Este informe arroja luz sobre el estado de la democracia sin perder de vista los detalles clave. Sin intención de subestimar otras variedades de democracia, el informe se centra en el Índice de Democracia Liberal (LDI) que combina el índice electoral de instituciones “centrales” con los aspectos liberales -restricción ejecutiva por la legislatura y los tribunales superiores, y el estado de derecho-. Esta medida es una de las más sofisticadas, resultando una clasificación que categoriza a los países en cuatro regímenes distintos: las dos formas de democracia (electoral y liberal) y dos tipos de autocracias (electoral y cerrado).

En una democracia electoral; un país tiene que alcanzar niveles suficientemente altos de libertad y elecciones justas, sufragio universal, libertad de expresión y asociación. Ser considerado mínimamente democrático, implica un régimen electoral. En una democracia liberal; los países priorizan los aspectos liberales (restricción ejecutiva por parte de la legislatura y los tribunales superiores, reglas y los derechos individuales). En las autocracias electorales, hay instituciones que emulan la democracia, pero caen sustancialmente por debajo del umbral en términos de autenticidad o calidad. En las autocracias cerradas, un individuo o grupo de personas ejercen el poder en gran medida sin restricciones por parte del pueblo.

Honduras, según el V-Dem, se encuentra por debajo del umbral de la democracia en términos de autenticidad o calidad. Entre el 30-40% inferior, es decir en el puesto 116 de 179 países junto a Kirgystan, Somalilandia, Jordania, Serbia; Madagascar, Mozambique, Marruecos, Pakistán, Uganda e Irak y para no variar, de la mano de El Salvador y Haití.

Dado estos datos, ¿quiénes lideran el top 5 de los países con mayor Índice de Democracia Liberal? Para su información Suiza, Dinamarca, Noruega, Costa Rica y Nueva Zelanda. ¿Quieren “refundar” el país?, entonces aprendan cómo nuestro vecino centroamericano lo ha logrado. Si no quieren ir a Costa Rica -por miedo a los recuerdos- váyanse a Uruguay. Y si antes quieren ir a comerse un buen asado a Buenos Aires y visitar a sus “amigos” de la Casa Rosada, ¡háganlo!, cerquita está el Buquebus que cruza el Río de la Plata y llega a la República Oriental, ahí, Lacalle Pou puede darles cátedra sobre la democracia liberal y del por qué Uruguay enamora en las cosas simples. En el peor de los casos pasen a saludar a Mujica para que les explique por qué Uruguay es un país decente que da garantías para invertir y residir.

Un abrazo ¡nos vemos en el futuro!

[email protected] Carlos G. Cálix Autor de “El fin de la democracia y el último liberal”, y La Señora Presidenta ¿Una solución o un problema?, entre otros.