Francisco de Asís Lara Díaz nació en San Pedro Sula un 4 de octubre de 1950, igual que el santo y místico italiano San Francisco de Asís. A los cinco años ya tocaba marimba y acordeón y fue con esos instrumentos que le ofreció un concierto al presidente Ramón “Pajarito “Villeda Morales en Santa Rita, Yoro.
En la Escuela Victoriano López fue alumno del compositor y violinista Humberto Cano, uno de los grandes músicos hondureños. “Chico”, como le llamaban desde niño, viajó en 1966 a estudiar a Tegucigalpa, época en que el rock and roll estaba sonando en las radios capitalinas y se habían formado grupos como Los Jets, Los Munsters de Jorge Berlioz, y se acaban de formar Los Electrónicos de los hermanos Atilio y Ely Fuentes, Arturo Rubio, Iván “El Cubano” y “Chico Lara” en la guitarra que en una Cocacolada le exigieron que tocara el órgano Hammond en una rola muy de moda en estos tiempos.
Chico nos recibe en la sala de su casa de la Colonia 21 de Octubre rodeado de obras de artistas plásticos como Lutgardo Molina, Ezequiel Padilla, Luis H. Padilla y “Tegucigalpa de Noche” de Salvador Leary. “Chico” recuerda alegremente: “Nos pagaban cinco pesos la hora cuando tocábamos en colegios o en el cine Clámer y Presidente nos enfrentábamos a los mejores grupos de la época; éramos admirados por colegialas que llenaban los cines para bailar y escuchar la música norteamericana e inglesa de Los Beatles o Rolling Stones, Los Yaki de México, y después exhibían una película”.
Había mucha oferta y demanda. “Yo toqué con varios grupos, pero había mucho egoísmo, todos querían ser estrellas; entonces formé mi grupo La Venerable Orden Quinta. Nosotros tocábamos una música distinta y compleja, obras de Sangre Sudor y Lágrimas, Chicago, Alistate de Tierra Rara. Creábamos buenas melodías y armonías vocales”.
“Chico” Lara a sus 72 años de edad continúa: “Ahora se han puesto de moda en la TV esos programas de descubrir talentos. Yo lo hice en los años 70 en Canal 5 con concursos y talleres a niños, toqué en El Show del Sábado (era en blanco y negro), Paquetes de Navidad con Tony Low, el Festival Oti Honduras. No me gusta la música que está saliendo ahora como el reguetón. Es un solo acorde, malas letras”.
La música era el alimento continuo en la Tegucigalpa de los 70. Surgían músicos en barrios y colonias como Los ONE de Arturo Rubio, Los Speed, Los Payros, Los ROAR. “Formé el mejor grupo con el que he tocado y fue en mi negocio El Chico Lara Bar con Gustavo “Tavo Conejo” Herrera en el bajo, Gerber Ríos en la batería. Teníamos un repertorio infinito, solo buena música; los cantantes no sabían inglés pero la cantaban como gringos y excelente público”.
“Chico” Lara disfrutó de los recuerdos que acumuló en varias décadas. Sin vacilar nos cuenta anécdotas. “Toqué varias veces con José José que se quedó semanas en Tegucigalpa. Era un artista asombroso y multifacético. En el Hotel Maya acompañé a Julio Iglesias. Era soberbio, grave, un patán. En el Hotel Maya la batería y las congas las tocaba Tavo, un garífuna fuera de serie. Era tan bueno que cuando vino Celia Cruz se lo quería llevar a Miami porque cuando interpretaba boleros era maravilloso”.
Nos despedimos de “Chico”, Lara toda una leyenda musical en nuestra Honduras. Nos comentó que no estaba retirado y que en los próximos meses ofrecería un concierto en el Teatro Manuel Bonilla con una banda de músicos de su época que ahora están tocando como nunca como César Midence, Ezra Casanova, Gerber Ríos, Rolo Henríquez, Rene Augusto Flores y muchos más.
Para la cantante Oneyda de América y el bateriísta Emilio Carranza la pérdida de su gran amigo “el inmortal” organista “Chico” Lara, que ahora engalana el cielo, los dejó tristes, recordando bellos tiempos en el restaurante Los Pacos del centro de la capital cuando interpretaba los éxitos de Juan Torres o una “mañanaaaaaaaaaa, una mañana lindaaaaa” con su sonido atrevido e innovador hacía bailar a las parejas que le obsequiaban cervezas y chap suey por complacerles sus peticiones.
Te extrañaremos “Chico”.