Por: Carlos Medrano*
Esperamos que la suspensión de la licencia de operación ambiental de acuicultura industrial de gran escala en el Lago de Yojoa no haya sido otra de las decisiones apresuradas y sin análisis integral, sobre los efectos que provocará en materia de empleo y el impacto económico negativo en toda esta región estratégica del país.
Que conste, bajo ningún punto de vista estamos en desacuerdo con el cuidado del medio ambiente, con el combate a la destrucción y mal manejo ambiental que por años se ha registrado en una de las zonas más bellas del territorio nacional y un patrimonio natural situada en el centro de Honduras.
Lo que si nos preocupa es que esta determinación del Gobierno de la presidente Xiomara Castro Sarmiento lo que consecuentemente provoque es el cierre de más fuentes de trabajo, como si el país estuviese rebosante de oportunidades, como si todos los días se abrieran fuentes de empleo en un país que requiere más y más empresas que generen más ocupaciones en el territorio nacional.
Me pregunto sino era mejor castigar a la empresa, si fuese el caso, por violar algunas reglas ecológicas en su actividad productiva o endurecer las normas medio ambientales que debería cumplir la empresa para no contaminar el Lago de Yojoa con químicos o comida para la tilapia.
Me parece que se debió cercar de manera más rigurosa el entorno de las peceras y que la actividad industrial sea más amigable con el medio ambiente, pero de eso a cerrar toda la actividad económica en la zona no nos parece una medida inteligente.
Si una industria esta contaminando su entorno y afectando el medio ambiente, se castiga para enmendar sus políticas productivas, se repara el daño causado y se restaura lo que se perjudicó, porque si se va la empresa lo que sucederá es que miles de personas quedarán sin trabajo.
Porque no dialogar con los empresarios de la esta industria que explota al Lago de Yojoa, mostrarles sus faltas a la ley y a los planes ecológicos que violó, solicitarles una restauración o indemnización y continuar su actividad bajo reglas más estrictas para cuidar la sostenibilidad del lago.
Hoy tendremos a más personas en la calle desempleadas, menos actividad económica en la región, seguro que muchos microempresarios que vivían de la empresa cerrarán sus operaciones de manera paulatina y aumentará la delincuencia al incrementarse el desempleo.
Tendremos, sin lugar a duda, un rejuvenecido Lago de Yojoa, remozado por las políticas ecológicas adoptadas, pero en su alrededor habrá un círculo de miseria que corresponde cuando no hay actividad económica y empresas que exploten esa maravilla natural.
Todo este panorama de indigencia causará un grado de insatisfacción que tarde o temprano explotará sobre la clase política y gobernante, quien al final de la historia, con sus malas ejecutorias son los culpables de tener un país con los más altos niveles de pobreza y extrema pobreza.
Actualmente Honduras tiene 2.4 millones de hondureños sin trabajo, y “por los vientos que soplan”, esta alarmante y escalofriante cifra seguirá aumentando si no existen políticas públicas que fomenten el empleo y las oportunidades que todo hondureño merece.
Aumentar el desempleo es letal contra Honduras, afecta la actividad económica en general, aumenta la delincuencia, las maras y pandillas y el crimen, eleva la inconformidad social, agranda la brecha de clases sociales y construye una “bomba social” que se manifiesta en violencia general.
No es cerrando empresas que se soluciona un problema, más bien lo agranda y agrava, en mi humilde opinión.
*Periodista
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