Por: Carlos Medrano*
No hay duda de que la democracia es costosa, compleja y su mantenimiento requiere recursos que debe de ser bien administrados, pues los tiempos son cada vez más malos, existe escasez y la sociedad es cada vez más demandante y exigente ante la clase política gobernante.
Como en todo, siempre existen aprovechados del sistema, vividores, oportunistas quienes “al olor del frito”, no les basta con su jugoso salario, sino que se reparten a manos llenas con dietas, bonos, estipendios escondidos que les permite hacer política y vivir como reyes en un país de menesterosos.
Me sorprendió declaraciones del diputado, ahora precandidato presidencial por el Partido Nacional, Jorge Zelaya, enumerar los beneficios que un regidor tiene en la Corporación Municipal del Distrito Central, que desde todo punto de vista nos parecen excesivos y abusivos para una casta política beneficiada por el gobierno municipal.
Se les da un salario decoroso con bajas responsabilidades, sin un riguroso horario que les permite realizar sus actividades privadas sin ningún problema, boletos de gasolina para su beneficio personal, una cuantiosa dieta para hacer política y ayudas con una escasa auditoria y rendición de cuentas.
Canastas por el Día de la Madre, canastas por Día del Estudiante, bonos extraordinarios varias veces al año, en fin, una serie de beneficios que nos preguntamos por los resultados positivos que tenemos los capitalinos al tener a este enorme elefante blanco como gobierno municipal.
El alcalde de turno, por no meterse a pelear y que lo dejen gobernar en paz, deja que la “piñata” continúe y continúe, que se derrochen miles de lempiras en regidores que poco o nada sirven al pobre ciudadano capitalino que ve muy lejano un bienestar en una capital cada vez más deteriorada.
¿Yo me pregunto, qué gana un humilde ciudadano de Tegucigalpa o Comayagüela con que a un regidor se le otorguen semejante cantidad de recursos para su persona y su imagen y su proyección política?
Igual sucede con los recursos que manejan los diputados del Congreso Nacional, quienes se autolegislan sendos bonos para hacer politiquería con los recursos del pueblo, mantener “a sus bases” y beneficiar a sus más cercanos colaboradores.
Hay congresistas, por ejemplo, a quienes les resulta un “buen negocio” estar al lado del régimen de turno, ya que además de los beneficios de estar en el Poder Legislativo con un sueldazo por no trabajar mucho, tienen derechos a bonos, a carro blindado y a colocar su parentela en el Poder Ejecutivo y Judicial.
Los políticos actuales deben hacer una reflexión patriótica hoy más que nunca, si continuar “mamando la teta” sin reparo y vergüenza en beneficio particular o hacer un freno patriótico en este derroche y despilfarro descomunal, reduciendo este tipo de canonjías y dando el ejemplo a una ciudadanía que ha visto desmejorada su nivel de vida.
Nunca es tarde, el hondureño verá bien una decisión austera, por ejemplo, de renunciar a todos estos beneficios económicos y dedicarse a la esencia de su trabajo que es legislar en beneficio del pueblo hondureño, hoy sumidos en la pobreza y pobreza extrema.
Si bien la democracia permite estos excesos, consideramos que es oportuno hacer una reflexión y cambiar de actitud de la actual clase política, cambio de timón a una casta que deberá hacerse una profilaxis que permita que todos estos recursos económicos sean utilizados en favor del pueblo, esencialmente.
*Periodista
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