Nery Alexis Gaitán
Dr. Víctor Manuel Ramos, director de la AHL
Excelentísimo señor Enrique Barriga Larraín, embajador de Chile en Honduras.
Académicos presentes
Amable público que hoy nos acompaña
Esta muestra “Veinticinco voces poéticas de Centroamérica”, que incluye a cinco autores representativos hondureños, ha sido posible gracias a la gentil invitación de la embajada de Chile en Honduras, que, en un acto de hermandad, se ha integrado a las celebraciones de conmemoración del bicentenario de nuestra patria.
Para iniciar, haremos un pequeño esbozo de los momentos de la literatura nacional:
1. Inicios de la literatura nacional: nacidos entre 1474-1773 . Este período se caracteriza porque en él se asientan las bases culturales para lo que después será la literatura nacional con el Neoclasicismo y el resto de los momentos de la historia que describimos.
Por eso abunda durante este proceso la crónica de relación, los discursos sobre el paisaje, las oraciones fúnebres y las noticias del «Reyno» español en América, o al revés.
Esta práctica literaria la realizan los españoles o los criollos educados en el Virreinato de Guatemala o México, como centros culturales de la región.
Paralelamente se irá sucediendo una literatura oral que todavía se sigue estructurando mediante la herencia de los pueblos con mayor incidencia étnica. En su oportunidad se deberá destacar con más detalles esta etapa de la literatura colonial.
2. Neoclasicismo: nacidos entre 1774-1803
3. Pre-Romanticismo: nacidos entre 1804-1834
4. Romanticismo: nacidos entre 1834-1863
5. Post-Romanticismo y Modernismo: nacidos entre 1864-1893
6. Post-Modernismo, Prevanguardia y Realismo Regional nacidos entre 1894-1923
7. Vanguardia y Realismo Social: nacidos entre 1924-1953
8. Post-Vanguardia: Los Contemporáneos: nacidos entre 1954-1983.
9. Generación Finisecular. Se agrega un momento más, nacidos de 1984-2013.
A ellos corresponde además períodos políticos específicos que los determinan como entorno social. Por ejemplo, entre los inicios de la literatura nacional y el Neoclasicismo, la Colonia es la expresión política que demarca sus límites políticos, pero la base económica estatal se circunscribe a la relación periferia-centro hegemónico.
La época Pre-Romántica estará determinada en lo político-ideológico por el proceso de la independencia, momento en que el factor económico terrateniente semifeudal es la base de la sociedad. El Romanticismo, el Post-Romanticismo y Modernismo serán englobados por la consolidación republicana liberal, salvo que a partir de 1864, la base económica cambiará de terrateniente semifeudal a capitalismo dependiente hasta nuestros días.
Por lo tanto, el Post-Modernismo, la Prevanguardia y el Realismo Regional, así como la Vanguardia y el Realismo Social están determinados por el proceso político denominado república bananera por efectos de dependencia político-económica de la coyuntura de base.
Solo hasta el proceso de la Postvanguardia es que el desarrollo económico-político será marcado por el neocapitalismo, también identificado como neoliberalismo.
La literatura hondureña se define a partir de la generación Neoclásica o generación de 1804, a ella pertenecen los escritores nacidos entre 1773-1803. Esta etapa de la literatura nacional está caracterizada porque políticamente el país se inserta en un proceso de tránsito del período de la Colonia (que muere) a la organización de la República Liberal. La figura más importante de esta generación es el Padre José Trinidad Reyes. El Neoclasicismo en Honduras sigue los lineamientos generales de los demás países americanos cuyos temas son la patria y sus héroes, Dios y conmemoración de festejos; es decir, poesía de ocasión. Entre los temas abordados por los aedas catrachos sobresalen la alusión a la patria, se le toma como una musa más, y se le canta a su flora y su fauna, a la naturaleza toda. Asimismo, es una poesía de la Independencia, hay una exaltación de los héroes nacionales como Francisco Morazán, José Trinidad Cabañas, etc. Celebra los acontecimientos políticos y sociales, así como a los protagonistas de los mismos. Adquiere fines moralizadores, apegados a la religión católica. Es didáctica, a través del deleite busca dejar alguna enseñanza moral o religiosa. Tiene influencia de Aristóteles, por su apego a las normas didácticas; y de Horacio, en lo referente a la concepción de la poesía como enseñanza y que debe estar apegada a ciertas normas y preceptos métricos.
En este movimiento neoclásico hay una tendencia general en América Latina de revalorización racial del hombre americano, haciendo referencia al pasado indígena, Honduras no es la excepción. En el aspecto formal cultiva las formas tradicionales del movimiento Neoclásico (alejandrinos, dodecasílabos, decasílabos, etc.) en apego a los modelos clásicos. Definir con precisión los orígenes de la generación Neoclásica hondureña plantea la necesidad de estructurar un esquema generacional que defina los autores en su época y su producción literaria. El crítico hondureño Galel Cárdenas plantea que: “Esta etapa de la literatura nacional está caracterizada porque políticamente, el país se ve abocado a un proceso de tránsito del período de la Colonia (que muere) a la organización de la República Liberal. En el plano cultural, Europa, que siempre fue Norte cultural de América, salía del Neoclasicismo, Enciclopedismo y de la Ilustración como planteamientos artísticos, culturales y filosóficos. Así José Cecilio del Valle responde a las inquietudes del saber enciclopédico y de la Ilustración, mientras que José Trinidad Reyes responde al Neoclasicismo a través de su praxis poética-literaria-teatral. Esta generación estará integrada por políticos-literarios o militares-poetas. Un género literario sui generis será la oratoria practicada por la generación de los patriotas, nos referimos a Francisco Morazán, Dionisio de Herrera, Juan Lindo, y más allá al estadista-poeta Francisco Ferrera”.
La poesía neoclásica hondureña posee valor literario, ya que presenta características de forma y de fondo inherentes al arte. Sus cultivadores fueron capaces de elaborar poesía en los parámetros temáticos y de diversas expresiones formales, propias del género en mención, como lo requiere la literatura. Los poetas que tienen más valor literario son: Teodoro Aguiluz, Justo Pérez, Josefa Carrasco y Francisco Vaquero. Ya que manejan esquemas formales, y su intención más que didáctica, fue elaborar poesía, retomando ciertos esquemas clásicos. En realidad, el neoclasicismo, que es un movimiento de rebeldía ante los esquemas clásicos, no puede desligarse en su totalidad de aspectos formales del clasicismo, pero es innovador tanto a nivel de temas como en aspectos formales. En Honduras se cultiva un neoclasicismo que no es innovador en cuanto a formas ya establecidas, y se reproducen los esquemas tradicionales de este movimiento poético. Es importante mencionar que algunos poetas neoclásicos tuvieron influencias del romanticismo, sin que por ello cultivaran este nuevo movimiento literario. La influencia romántica fue muy vaga y siguieron cultivando los temas propios neoclásicos. El Padre José Trinidad Reyes, la máxima figura de la Generación Neoclásica, merece mención aparte, ya que fue un escritor irregular en cuanto al oficio de construir belleza con la palabra. Aunque algunos de sus poemas sí tienen valor literario, en especial sus sonetos, sus himnos, algunos villancicos y ciertos pasajes de las Pastorelas, también es cierto que lo impulsaba más la intencionalidad didáctica que artística, a tal grado que pocas veces reelaboraba sus escritos para mejorar su calidad literaria. Pero su labor fue muy vasta e impactó en la vida nacional de una forma impresionante, por lo que tiene un puesto de honor en el desarrollo de la cultura y la identidad nacional.
Esta muestra poética que se ha seleccionado, refleja cinco voces representativas de la poesía hondureña.
1. JOSÉ TRINIDAD REYES (1797-1855) pertenece a la Generación Neoclásica ya descrita.
2. JUAN RAMÓN MOLINA (1875-1908) el príncipe de las letras hondureñas, modernista por excelencia. Está ubicado en el Post-Romanticismo y Modernismo: (nacidos entre 1864 y 1893). Durante este período se realiza una de las vigorosas reformas que la historia de Honduras ha sufrido, ya que la cultura sufre un remezón capaz de sentar las bases de un sentimiento de lo moderno y de lo metropolitano.
Se debe recordar que Azul de Rubén Darío ha sido editado en Buenos Aires en 1888, momento en que Ramón Rosa (1848-1893), proclama a los cuatro vientos el positivismo como símbolo del Orden y del Progreso y como base de una supuesta Ciencia Nacional.
Por ello, en el inicio de este período encontraremos como proceso de transición, la praxis literaria de dos importantes escritores en el género de la poesía y de la novela, nos referimos a José Antonio Domínguez (1869-1905), y a Froylán Turcios (1874-1943) que se colocarán entre el final del Romanticismo y principios del Modernismo hondureño.
Es evidente que en el vértice de esta generación se encuentra Juan Ramón Molina (1875-1904), como uno de los básicos escritores de todos los tiempos de la literatura nacional. La calidad de su obra es de indiscutible factura modernista. Encontrándose en él a uno de los poetas más sobresalientes de la literatura hondureña. En su poesía, la exquisitez y belleza del cultivo del verso es excepcional.
3. ALFONSO GUILLÉN ZELAYA (1887-1947), también pertenece a esta generación que desemboca en el modernismo. Incursionó en muchos géneros. Ensayos, poemas, composiciones y editoriales se fueron alternando con el tiempo y en todos demostró su firme convicción social. Abrazó la visión unionista de Morazán, los derechos universales de los enciclopedistas franceses, el panteísmo filosófico y el marxismo social, contribuyendo al fortalecimiento del movimiento sindical. Como poeta, estuvo influenciado por el modernismo literario, como se puede apreciar en su ensayo “Lo Esencial”, donde se aprecian reminiscencias de Gabriela Mistral. Uno de los trabajos más importantes de este olanchano fue su ensayo “La inconformidad del hombre”, que leyó por primera vez en 1945, con motivo de la inauguración de la Facultad de Humanidades de Guatemala. En él, Guillén Zelaya aborda varios pensamientos que muchos años después siguen tan vigentes como en aquel entonces. “Hemos perfeccionado los métodos de cultivo… y aumentado el rendimiento de las cosechas, pero hemos limitado en escasa medida el esfuerzo de trabajo… el pan de cada día escasea en millones de hogares y hasta en pueblos enteros…”
4. JACOBO CÁRCAMO (1916-1959). Adscrito a la prevanguardia, Generación de 1924, escritores nacidos entre 1894-1923. Se caracteriza porque su verso de calidad alude a la condición humana en una búsqueda por encontrar sentido a la existencia. La poesía de Jacobo Cárcamo muestra una gran sensibilidad, aunque destila sufrimiento, quizás como reflejo de las duras condiciones de vida que el autor afrontó, sobre todo en México, al cual le rindió homenaje en su poemario Laurel de Anahuac; en donde, aparte de padecer pobreza, murió de tuberculosis. Hay en su poesía un anhelo por una vida mejor, y al mismo tiempo señalamientos de tipo social.
5. JOSÉ LUIS QUESADA (1948-2019) Poeta y narrador, perteneció a Generación de 1954, nacidos entre 1924-1953. Su obra poética, que se ubica en la vanguardia con cierto tinte social y místico, es la exploración de una condición humana más digna y plena. Si hay señalamientos sociales están inmersos en un contexto de indagación y búsqueda existencial. Es el hombre ante el mundo y su entorno en una toma de conciencia, no sólo social, sino también humana y espiritual. Abanderado del amigo, del hermano, del compañero de lucha; de todo lo humano. Su poesía traza una ruta hacia la dignidad.