Por el camino con don Mario

“Ya es la hora ándate para la escuela, ya pasaron las informaciones”. Así me expresaba mi señor padre cuando me despachaba a clases. Las informaciones a que se refería mi padre, era al noticiero radial, que dirigía el máximo común divisor de los periodistas radiofónicos de la época, don Napoleón Mairena Tercero, él tenía como su brazo derecho a don Mario Hernán Ramírez.

El noticiero que tenían varias ediciones lo escuchaba en horas del mediodía, siempre con la locución de don Mario y a veces, hasta en horas de la tarde, si el deseo de jugar la consabida potra con los compañeros de infancia, no me alejaba del recordado noticiero.

Con los años, ya más cerca, realizando estudios secundarios, en esta capital, muchas veces lo leí, en el desaparecido diario El Cronista, de los cuales él era uno de sus redactores, sobre esto le contaba al veterano periodista, Luis Carlos Guardiola, que cuando estaba muy pequeño leía El Cronista, que con algún retardo llegaban a mi pueblo por los comerciantes de la comunidad, y mi hermano mayor, me decía hay leer, el que lee no aprende nada, así en palabras sencillas me hablaba, y tomaba el periódico que era alto como mi estatura, y leía, pero nunca entendí lo del periódico, pero alguna vez leí el nombre de L. C. Guardiola, que se me quedó gravado “hoy reparando en este histórico hecho, es casi seguro también que observé el nombre de Mario Hernán Ramírez, quien por ese tiempo, era uno de sus reportero de planta”.

Con los años, ya como estudiante de la escuela de derecho, llegaba a la casa por donde habitaba y lo primero que realizaba era sintonizar la Radio Comayagüela y allí estaba don Mario, con su noticiero de Variedades Informativas y siempre me llamaba la atención porque el noticiero era de 9 p.m. a 1 p.m., y él se quedada por largos ratos alrededor de veinte minutos, que en radio es bastante, hablando sobre su Comayagüela de sus recuerdos.

Siempre me llamó la atención sus conocimientos sobre su terruño natal, y su cariño que se reflejaba en cada uno de sus trabajos.

Y ese cariño por su Comayagüela de aquellos años lo mantuvo toda su vida hasta su partida, amor que se reflejó también en su infinidad de trabajos publicados en la prensa nacional y particularmente en este rotativo, por casi cuatro décadas, donde nunca se apartó de su estilo periodístico de ser sencillo profundo y sobre todo elegante, esto que hizo como periodista lo realiza al incursionar como escritor e historiador, lo demuestran las infinidades de obras, que dejó publicadas, y los importantes trabajos históricos, que lo hicieron acreedor, a los premios con justeza, entre ellos el de literatura.

Aunque, como lo repito, yo tenía referencias de don Mario, desde los años de mi infancia, no fue hasta hace tres décadas o un poco más, que empezó nuestra amistad, la cual se agigantaba cada vez que platicábamos sobre su Comayagüela o sobre un hecho histórico, su amistad era sincera, de corazón, con la cordialidad y respeto de dos amigos.

Ese sendero caminamos o camine con don Mario.

Manuel Aguilar Palma
Periferia de San MIGUEL de Heredia