CONTRACORRIENTE: “Consejos”, para enterrar al Partido Liberal

Por: Juan Ramón Martínez

Como parece que varios líderes del Partido Liberal, andan buscando su desaparición, vía el alejamiento de sus principios y raíces; o por la entrega en brazos de quien le apuñaleo en el 2009, creo obligado “ayudarles”, dándoles algunas “consejos”. En el entendido que estos son, fruto de la experiencia política; y que su aplicación es, responsabilidad de quienes los sigan. Y en el ánimo de iniciar un debate que haga sacar la política de práctica de fin de semana; o un medio acomodaticio para medrar, permitiéndole a los actuales gobernantes hacer lo que quieran, en el infantil criterio que cada quien manda en su año. O que, al niño malcriado, se vuelve más desobediente cuando se le llama la atención. Confundiendo lo que es el respeto a los periodos presidenciales, con la renuncia de la crítica democrática que obliga a los gobernantes a mantener un diálogo con el pueblo, para el que el gobierno, haga las cosas con eficiencia y sin abusivos caprichos, tonterías o prácticas propias de la mala política.

El primer “consejo” para concluir el funeral del Partido Liberal, es alejarlo del discurso que desarrollo, en manos de la generación urbana que sucediera a la de José Ángel Zúñiga Huete en 1953. Entonces, Villeda Morales, Óscar Flores, Andrés Alvarado Puerto, Antonia Velásquez, Rodas Alvarado, Milla Bermúdez, Horacio y Felipe Elvir Rojas y el “Indio” Sánchez, solo para mencionar algunos líderes, construyeron un relato en que el PL, era uno de todos, con dimensión nacional; y con un compromiso de atender los problemas de los más pobres de entre los hondureños. Tal discurso, logró vincular la bandera y a los líderes del partido, con el ansia popular de los más disgustados, en el sentido que el gobierno se ocupara de los débiles. Por ello es que aquella generación efectuó las más profundas transformaciones institucionales. Incluso algunas que habían sido insinuadas; o, iniciadas por los regímenes de Lozano Díaz y los militares.

El segundo “consejo” es, seguir creyendo que enemigo y su razón de ser como institución partidaria, es el Partido Nacional, su primo hermano. Históricamente está demostrado que Carías Andino fue un luchador liberal y que, en 1923, que renunció a la candidatura que le ofrecían los dirigentes del Partido Liberal, fue hasta entonces, su partido de toda la vida. Para sostener esta conducta, deben renunciar a la idea que el fin de un partido es llegar al poder; y que, en consecuencia -al margen de los complejos psicológicos de muchos- el adversario a batir es el partido que lo ostenta. En este caso, obviar que el enemigo del Partido Liberal es Libre y el gobierno de la familia Zelaya, es ayudar a que los electores se alejen de un partido sirviente, en camino de disolución como les ha ocurrido a otros que, han creído que pueden hacer de bisagras. O confundir partido político, con la Cruz Roja.

El tercer “consejo” para apresurar el entierro del PL, es creer que el electorado es algo fijo, que está esperando, siempre a los líderes que alguna vez volverán a visitarlos. Y que incluso, los liberales que se fueron con Zelaya, que tuvo éxito en demostrarles que el los representaría mejor que Flores, Luis Zelaya y otros improvisados dirigentes liberales, regresaran al nido fraterno; es un error. Primero porque no tienen que hacer si regresan. Enrique Ortez Sequeira, lo dijo en forma explícita. En el pasado reciente no hay nada. El Partido Liberal, tiene que buscar en los nuevos electores, especialmente los jóvenes; y entre los adultos mayores, desilusionados por la incompetencia de Libre que, aunque quiere a los pobres, no sabe cómo satisfacer sus necesidades.

Y el cuarto “consejo” para colocar los clavos sobre el ataúd, es seguir creyendo que las emociones del electorado, se construyen desde Tegucigalpa, vía Internet; o por las vías alternas, renunciando al contacto personal que Rodas Alvarado demostró que es fundamental en el despertar del ánimo liberal. Políticos perfumados, distantes y “orgullosos”, que solo hacen política de fin de semana; y que logran acuerdos bajo la mesa con el gobierno de turno, avergüenzan a los liberales que quieren a dirigentes cercanos, con olor popular. Y que, ejercen valientemente la crítica. “Mel” Zelaya “revolucionó” la política; y obligó al PL, a cambiar de enemigo y de estrategias. O, a morir.

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