Réquiem por Honduras

Nery Alexis Gaitán

El gobierno ha decretado tres días de duelo por la masacre ocurrida en la cárcel de mujeres. Hubiera sido más práctico que decretara el duelo por el resto del tiempo que le falta a la señora para que abandone el poder. Porque lo que el pueblo está sufriendo es una tragedia de proporciones mayores, que incrementará la pobreza y, por ende, el sufrimiento de los hondureños.

Y es que el fracaso de este mal gobierno lo sufrimos todos. Su incapacidad administrativa y gerencial no ha podido hacer que la administración funcione ni siquiera a medio vapor. Todo es torpeza y mediocridad al por mayor.

Con la masacre ocurrida se evidencia que la señora no está interesada en detener las actividades del narcotráfico y del crimen organizado y que estos gobiernan las cárceles a su antojo. Da risa cuando las denominan de “máxima seguridad”, cuando lo apropiado sería “mercado persa” porque ahí se comercia de todo. El exdirector del Centro Penal de Támara, René Cruz, ratificó las denuncias realizadas, de que los internos en las cárceles pagan hasta 85 mil lempiras por el ingreso de un arma; no digamos licor y todo tipo de drogas. Es inconcebible lo que ha pasado en CEFAS y se debe penalizar a los culpables de la masacre, pero mientras haya cómplices en todas las esferas gubernamentales, nada pasará y la impunidad sigue y sigue.

Tratando de justificar su fracaso se han dado a la tarea de despedir autoridades y nombrar nuevas, como si de eso se tratara. Nos llama la atención que han despedido al ministro de Seguridad, Ramón Sabillón, aunque no depende de él la administración carcelaria, pero fue una excelente oportunidad para quitarse una piedra en el zapato, ya que la embajada americana es quien lo había colocado en ese cargo.

Edmundo Orellana, tarde comprendió que no encaja en este gobierno, y que lo menos que hay es transparencia; el fracaso de Julissa Villanueva ha sido notorio y el show publicitario terminó en la tragedia que todos amargamente hemos vivenciado. Nombrar nuevo ministro de Seguridad y que la PMOP retome el control de las cárceles solo son manotadas de ahogado en un gobierno que sucumbe diariamente.

La desbandada de funcionarios va a seguir, al fin y al cabo, ninguno da pie con bola en este gobierno fracasado y antidemocrático, con tintes dictatoriales. La salida del país de Gabriela Castellanos, por amenazas de muerte a su integridad física y de su familia, producto de las denuncias correctas que en su momento hizo sobre la concentración de poder del “familión”, evidencia la intolerancia y el inicio de la represión a los opositores de este fatídico gobierno.

Para variar, desean implementar una agenda en contra de la vida y los principios religiosos que profesamos los hondureños. El broche de oro fue la del funcionario del Ministerio de Educación prohibiendo a Dios en las escuelas y colegios. Pero qué se puede esperar de esta gente que adolece de principios religiosos; se les respeta su decisión, pero no pueden imponer su ateísmo a la población.

Es preocupante cómo se ha conflictuado la vida social con el incremento de la delincuencia común, la extorsión y demás actividades del narcotráfico y el crimen organizado. La canasta básica cada día es más cara; y el pueblo tiene poco acceso a los sistemas de salud, y la educación pública está por los suelos.

A este gobierno solo le interesa implementar, a toda costa, su agenda política. Para ello andan trabajando incansablemente en todas las comunidades para implementar el “poder popular” que es una institución paralela a las Fuerzas Armadas y la Policía. Para tener apoyo al momento de querer instaurar la Asamblea Nacional Constituyente.

Al decretar el duelo nacional han dicho una gran verdad: ¡El pueblo está de luto, pero por su culpa!

¡Libre nunca más!