Ivonne Tábora
Lic. en Periodismo
La Policía Militar del Orden Público fue creada el 24 de agosto del año 2013, inició como un comando especial, que trabajó desde su creación, en la reducción de los homicidios en un momento en que estos estaban en pico y de la mano con las Fuerzas Armadas y con la Fuerza Nacional Antimaras y Pandillas.
Esta labor en equipo permitió que la ciudad de San Pedro Sula, que se encontraba entre las 25 ciudades más violentas del mundo, saliera de esa lista, muchos se opusieron en su momento a su creación, pero luego al ver los resultados de disminución en los niveles de delincuencia, asaltos, secuestros y masacres, se llamaron al silencio.
Ahora vuelven a tener un papel protagónico, porque la Presidenta de la República, Xiomara Castro, les ha encomendado una responsabilidad delicada e importante, como ser el manejo de las cárceles del país, que no son más que una escuela llena de asesinos al estilo más sanguinario.
Vale la pena recordar que en sus inicios la PMOP, comenzó con apenas 1,000 miembros y ahora alcanzan los 5 mil, no eran bien vistos especialmente por los que hacían oposición al gobierno de turno, pero otra gran parte de la población están claros en que son un bastión importante en la lucha contra la criminalidad en el país.
Yo en lo personal los respeto, no debe ser tarea fácil enfrentarse a una estructura tan enraizada y tan bien articulada a altas esferas, como lo es el crimen organizado, poniendo en riesgo no solo sus vidas, sino también las de sus familias.
Sobre todo en este momento en que desafortunadamente hemos retrocedido y tenemos cifras escalofriantes de masacres, asaltados a mano armada, femicidios, etc.
Durante la pandemia y el paso de Eta e Iota, ellos los miembros de la PMOP, eran los encargados de andar entregando las famosas bolsas solidarias, entraban a los lugares más recónditos, por ello, mucha gente los recibía con alegría, especialmente los que tenían el estómago vacío.
Actualmente no hay una estrategia integral para el combate a la criminalidad, se ve reflejado en la falta de efectividad en los resultados del estado de excepción, prueba de ello es el aumento de masacres y asesinatos.
Creo que es una buena decisión de la Presidenta Castro de llamar a la PMOP, porque ya es tiempo de dejar a un lado la politiquería y actuar a favor del pueblo, sin importar quien creó la PMOP, lo más importante en este momento, es combatir la delincuencia y crimen organizado con lo mejor que tenemos.
Ojalá no pretendan tener el estado de excepción como política permanente, pues solo se estarían violentando los derechos de los ciudadanos, sin razón alguna, porque los resultados no han sido positivos en estos siete meses que lleva, continuamos con los altos niveles de violencia, tanto es así que solo entre Tegucigalpa y San Pedro Sula, la extorsión ocupa un 72 por ciento de índice de conflictividad, esto solo trae muerte, cierre de negocios y baja inversión.
Los primeros resultados de la Operación “Fe y Esperanza” de la PMOP, en la cárcel de Támara, en donde decomisaron armas de grueso calibre, dinero, municiones, granadas, celulares, etc., dejan una vez más al descubierto la corrupción que impera en las centros penitenciarios hondureños.
Muchos han comparado las últimas acciones perpetradas por la PMOP, con las del presidente Bukele de El Salvador, que si bien es cierto ha logrado bajar drásticamente el número de asesinatos en ese país, con su política “Mano dura” que pone restricciones a ciertos derechos a cambio de reducir la violencia pandillera, y ha logrado detener a 64,000 presuntos miembros de estas bandas, con más de un año con el estado de excepción.
Pero la estrategia de Bukele llevó su tiempo, él construyó una megacárcel, o Centro de Confinamiento del Terrorismo, Cecot, que puede albergar unas 40 mil personas y ha trabajado de la mano con los demás poderes del Estado, por ejemplo.
En Honduras no se puede seguir improvisando en el tema de seguridad, deben haber estrategias claras a seguir y trabajar conjuntamente todas las instituciones involucradas en el tema, sino aunque se apliquen modelos exitosos de otros países, no tendremos los mismos resultados, no cesará la violencia y no tendremos la paz y tranquilidad, que tanto anhelamos.
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