Xiomara y el soberano

Juan ramón Martínez

Nos ha sorprendido la sonrisa impostada de la Presidente Castro y la burla a la crítica más fuerte contra su régimen: la existencia de una administración dedicada a favorecer al “familión”. De los Zelaya Castro; y, las familias asociadas. Tanto por lo documentado de la crítica del CNA que habría obligado a cualquier gobierno a rectificar inmediatamente para darle satisfacciones al electorado, como porque darles la espalda a los señalamientos; y, no reaccionar ante los mismos, constituye una suerte de jugada en el vacío, pasando por alto la pérdida de respaldo a la gestión de Xiomara Castro por parte de la ciudadanía. Porque por más inconsciente que sea la actual gobernante, debe tener presente -de alguna forma- de los efectos de la caída en picada de su popularidad. Y el peligro que supone darle la espalda, al electorado que le dio el triunfo electoral y la renuncia del mandato explícito que recibió en las urnas.

La insensibilidad para no prestarle atención a las críticas, que no solo señalaron nepotismo, sino que, además, ilegalidades -los casos más evidentes son el nombramiento de su sobrino como secretario de Estado en el despacho de Defensa y de una hija de crianza en otro ministerio- se puede entender como una reacción natural de quien cree que, el poder es un premio; y que, en consecuencia, se puede hacer con el gobierno, lo que les da la gana a sus titulares. Pero esta visión es feudal; y, no tiene nada que ver con la operación democrática y las reacciones del electorado. El notorio rechazo en las encuestas sobre la gestión presidencial, anticipa un rechazo en las próximas elecciones que, además de afectar a la familia principal del régimen, a las otras familias circulares y orilleras, puede dañar las aspiraciones individuales de muchos que, de buena fe que apuntan hacia la búsqueda de diputaciones y alcaldías por Libre en las próximas elecciones. Lo que, es inaceptable, porque no tenemos pruebas es que Xiomara Castro, haya caído en las redes de Patricia Rodas y acepte como verdad revelada que la democracia hondureña no tiene futuro; y que, en vez de elecciones libres, caminamos hacia la manipulación de resultados o a la violación de la Constitución.

Más bien creemos que, Castro pasa por alto quienes la eligieron, cual el mandato que le dieron; y que fue la razón para que creyera que podría salir adelante en la tarea. En noviembre de 2021, no ganó Libre, sino que la Alianza, entre este partido y “Salvador de Honduras”. Animados, más que otra cosa, por la posibilidad que podían, derrotar en las urnas a JOH y al PN, responsables de una situación que el electorado consideraba insoportable. Es decir que, no fue un endoso en favor de Libre y, ni siquiera a la Alianza, sino que un rechazo a la dictadura, como nos dijeron los ideólogos de Libre. Y bajo la creencia que contando con Salvador Nasralla, formando parte de la boleta triunfadora, podrían gobernar de manera diferente porque la mayoría del electorado, estaba cansado de tres periodos continuos del PN, uno de ellos inconstitucional; y, además, fruto de unas dudosas elecciones.

De allí que es raro, que el grupo de poder del que Castro forma parte, tenga como centro a Manuel Zelaya, el soberano que cada día domina más la dirección del Estado. Basados en dos consideraciones que Gramsi clarificó: que su marido es invencible, poderoso e inmortal; que en consecuencia puede hacernos daño a los que no le obedecemos y que, para salvar la vida, los empleos y los negocios, hay que darle respaldo, haciendo lo que nos indique, en cada caso y circunstancia. Sin molestarlo.

Esta lógica autoritaria, para sostenerse, requiere del monopolio de la fuerza -militares, policías y “paramilitares”- control del sistema electoral mediante la exclusión del PSH, la alteración de los procesos; y, la falsificación de los resultados. Julio Lozano hizo esto en 1956, al extremo que Gálvez, le llamó y en broma le dijo, “les metiste capote Julio”. Como ahora estamos en otros tiempos y el peso de la opinión pública, interna y externa son mayores, anticipamos que esto no será posible. Y que, la sonrisa sardónica de Castro, solo evidencia su ignorancia e insensibilidad. Para desobedecer a sus electores, creyendo que el soberano es, el “propietario” de Libre.