El desempeño de los diputados y la Constituyente como tendencia legislativa

Por: Carlos G. Cálix*

La crisis de credibilidad de los partidos, la falta de confianza institucional, las promesas incumplidas, la ausencia de carácter, las posturas tibias, la incapacidad manifiesta para presentar mociones en beneficio del pueblo hondureño hacen que prevalezca una opinión desfavorable en torno al Congreso Nacional y a la mayoría de sus integrantes. Basado en ello, ¿cómo se debe medir el desempeño de los diputados? Y ¿Por qué la Constituyente sigue siendo una sombría tendencia legislativa?

En mayo de 2023, el sondeo de opinión pública del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (Eric), destacó el desencanto de la población hondureña con los congresistas al expresar que el Congreso Nacional es una de las instituciones más corruptas, a lo que se le suma la falta de formación parlamentaria de la mayoría de los diputados y una agenda legislativa que no responde a la situación socioeconómica que vive Honduras.

De acuerdo a cifras oficiales, en los primeros tres meses del año, solo 11 proyectos de ley fueron aprobados por el pleno. Entre los decretos admitidos por el Legislativo figuran en su mayoría condecoraciones a personajes de diversas áreas, ratificaciones de convenios o contratos suscritos por el criticado gobierno anterior. Además, se contabilizan 62 iniciativas de ley y nueve mociones presentadas por los diputados de las diferentes bancadas, muchas de ellas fueron desestimadas.

Según el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) y en referencia al año pasado, 18 congresistas presentaron 5 o más proyectos de ley, 110 congresistas presentaron entre 1 y 5 proyectos y, 34 congresistas propietarios no presentaron ninguno. -Datos que resultan incongruentes en relación al salario devengado por los diputados-. Al respecto, diversas organizaciones de sociedad civil mantienen la postura de evaluar el desempeño de los diputados mediante factores cuantitativos, olvidando en muchos casos, como bien expresa Nacif (2006), “que las leyes también pueden ser socialmente ineficientes, llevando a que el colectivo quede peor de lo que estaba antes de la realización del cambio jurídico”.

Atendiendo la discusión arriba expuesta y haciendo énfasis en las mediciones cualitativas, Sergio A. Bárcena y Daniel Hernández Díaz -de la Universidad Nacional Autónoma de México-, proponen un instrumento llamado “Score de Participación Parlamentaria (SPP)”, cuyo objetivo es superar el mero conteo de proyectos de ley para evaluar el comportamiento de los legisladores en función de tres acciones sustantivas de sus encargos representativos: a) la presentación de iniciativas; b) la promoción de puntos de acuerdo y, c) la asistencia efectiva a sesiones de pleno. Un score que me parece interesante y que se puede adaptar perfectamente a las mediciones de desempeño de los legisladores hondureños, de tal manera que, mediante un enfoque mixto, lo ciudadanos podamos tener mayor información sobre quienes se erigen como “representantes de pueblo”.

Por otra parte, para responder la pregunta planteada en el primer párrafo de esta columna – ¿Por qué la Constituyente sigue siendo una sombría tendencia legislativa?- hay que exponer que no se necesita ser Nostradamus para analizar los posibles escenarios antes que termine el 2023 y durante el año 2024. En este sentido, la dirigencia del Partido Libre tiene claro su objetivo y sabe que el Congreso Nacional es su vía para lograr la “Constituyente”. En paralelo, la oposición en el pleno tiende a caer en el juego distractor de siempre, mientras el proyecto “refundacional” sigue su cometido.

Previo a ello, los escenarios en cuanto a las próximas sesiones legislativas anticipan que no se logrará avanzar en la discusión de temas importantes para el país. Además, veremos que la falta de diálogo y consenso entre las fuerzas políticas dificultará la posibilidad de alcanzar acuerdos significativos en la legislatura. Veremos una mayor presión sobre el diputado “presidente” del Congreso Nacional. La espada de Damocles estará una vez más sobre su cabeza, misma que sutilmente pedirán dos o tres diputados que anhelan su puesto. La Lista Engel será nada más el camino que incrementará las excusas para una potencial destitución en caso que no rinda los resultados esperados.

La mayoría de los diputados de Libre mantendrán su postura “refundacional” aun sin conocer a esta altura el significado de un “Estado socialista y democrático”, menos lo que significa la “socialdemocracia” y mucho menos el costo económico que esto representa para el país. Veremos a algunos diputados del PSH moverse al Partido Liberal y a liberales que, si no se retienen ahora, seguirán coqueteando con Libre. Los nacionalistas si no atienden el llamado de una coalición de centroderecha se pronunciarán únicamente en Twitter y en un par de programas de televisión en contra de un nuevo plebiscito que esta vez, sino se evita a tiempo no se llamará “Cuarta Urna”.

*[email protected] Carlos G. Cálix es doctor en ciencias y director general de MacroDato. Director del Consejo Académico de Fundación Eléutera. Posdoctorado IIESS-CONICET.

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