Sigo recordando al gran pintor primitivista José Antonio Velásquez, con quien compartí durante varios años y apoyamos cuando estuve al frente del ministerio de Turismo a inicios de los años 70´s.
Pese a que en febrero se cumplieron 40 años de su fallecimiento, aun recuerdo como si fuera ayer todo el trabajo que hicimos juntos dentro y fuera del país.
José Antonio nació el 8 de febrero de 1906 en Caridad, departamento de Valle, pero saltó a la fama internacional con las pinturas que le hizo a su segundo pueblo, San Antonio de Oriente, donde fue telegrafista, barbero y durante tres períodos, su alcalde.
Después de muchos años viviendo en San Antonio de Oriente, José Antonio se trasladó a Tegucigalpa, donde siguió pintando a diario, menos el domingo, aunque muchas veces ese día se dedicaba a dibujar.
En esta columna muestro una de las fotografías que nos tomaron junto al gran maestro considerado de los cinco grandes pintores primitivistas del mundo y primero de América.
Cito un artículo de mi amigo Nahum Valladares en el que se refería a Velásquez y escribía en el 2022 lo siguiente: Su fama trascendió en 1951 por invitación del gobierno español participa en la primera bienal Iberoamericana y en 1954 por invitación de la Unión Panamericana expone sus obras en Washington.
En 1973 siendo director del Instituto Hondureño de Turismo el Lic. Jacobo Goldstein, con los auspicios de la OEA, promueve al extraordinario pintor y se logró que la gran artista estadounidense Shirley Temple narrara un documental sobre las obras de Velásquez y que la OEA lo difundiera en inglés y español por todo el mundo.
En ese entonces conocí al maestro vivía y tenía su taller en la calle que sube del Guanacaste a Casamata, en ese lugar le vi pintar un bellísimo cuadro donde por primera vez en el paisaje colocaba un macuelizo floreando delicado morado como elemento nuevo en su estilo paisajista.
El primer primitivista de América y quinto del mundo, el inolvidable pintor hondureño José Antonio Velásquez falleció víctima de un síncope falleció en Tegucigalpa el 14 de Febrero de l983, hace 40 años, pero su obra perdura y quien posee uno de sus cuadros tiene un tesoro.
Para inmortalizar su figura, en la Colonia Palmira en el redondel de los artesanos se colocó un busto en piedra de su figura un recuerdo que esculpido guarde su paso de gloria por las artes hondureñas.