COMAYAGÜELA ¿QUÉ SE HICIERON? (2/2)

Ing. Manuel Antonio Trinidad Cruz

En Comayagüela estaban las mejores funerarias de la capital. La “San José”, situada en la 1ra. calle, entre 4ta. y 5ta. avenidas y “La Nueva”, estaba ubicada en la esquina de la 6ta. avenida y 8va. calle. Cada una de ella tenía su propio taller de fabricación de los estuches y su garaje donde guardaban las “chacharitas”. Los velorios en esa época se hacían en la casa del difunto, donde se jugaba naipe, se contaban chistes y perras del difunto, le daban café con piquete con pan dulce y cigarros en plato (Búfalo o King Bee), los amigos eran honrados, no se robaban nada de la casa, cosa que ahora no sucede y el que roba es el dueño de la funeraria con los precios que cobran por el servicio y a lo sumo dan Kool Aid. O un vaso de agua de la del SANAA.

Las primeras grandes distribuidoras de autos fueron la empresa Álvarez, que estaba donde hoy se ubica el mercado del mismo nombre en la 1ra. calle entre 4ta. y 5ta. avenidas donde distribuían los Camiones Internacional, lugar este que en su parte alta funcionó por algún tiempo Radio América. La HIASA, donde distribuían los vehículos Ford ubicada en la Calle Real en la esquina con la 9na calle frente donde estuvo el primer lugar de BIGOS, sitio donde se vendían hamburguesas, cerquita donde estaba La Delta, donde se vendía el cono suave y se embazaba la leche en tarritos de cartón. En la 7ma. avenida, 8va. calle estaba Central Automotriz que vendía vehículos americanos, y la empresa Fasquelle, ubicada en El Obelisco, pegado a donde tiene la sede el Partido Nacional además donde funcionaba una gasolinera, que fue movida hacia la primera avenida frente a donde están las oficinas del SANAA, sitio donde estuvo ubicado el SNEM, Servicio de Erradicación de la Malaria. La Central Automotriz vendía los Studebeker. Y CE
MCOL, ubicada en el barrio La Bolsa, Frente a la Dirección General de Caminos, hoy SECOPT y el Instituto Geográfico Nacional y anexo estaba El Garaje Nacional, donde se tuvieron empleados los jugadores del Motagua durante los 16 años que fue campeón consecutivo de la Liga Mayor de Tegucigalpa y enfrente donde hoy está la Casa del Niño, uno de los Orfanatos más viejos de la capital, había un campo de fútbol con graderías de madera donde se jugaban los partidos de la liga de ascenso y se jugaban los partidos de campeonato inter barrios cuando se celebraba la Feria de Comayagüela en el mes de diciembre.

Comayagüela fue cuna de grandes equipos de Fútbol: El Nueva Era, tenía su campo de entrenamiento donde hoy es BANADESA; El Colón, que practicaba en un campo que existió frente a la entrada del Cementerio General; El Motagua que entrenaba en unos solares en la 7ma. avenida, zona que se conoció como Los Baños a Vapor, y que al irse poblando los hizo emigrar a la orilla del río Choluteca, donde hasta hoy existe un campo con ese nombre. Allí cerca, en la 7ma. avenida nació El Troya que ha sido el único equipo que ha hecho descender al Olimpia. Aunque Rubén Callejas Valentine, armó un torneo y lo subió el mismo año, cosas que hacen los que pueden aunque no se deba. Aunque El Troya al dejarlo su patrocinador y sus hijos René y Mario dejaron de ser jugadores activos por dedicarse a sus estudios universitarios, y habiendo llegado los hermanos Padilla Velásquez, el hermano mayor de ellos Tijera, se llevó el equipo para otro barrio., Ahora como que tiene su sede en la Kennedy y se convirtió en equipo burocrático. Unas cuadras más arriba, casi al mismo tiempo de El Troya, nació “El Gimnástico”, llamado Los Clavelitos, por el color de su camiseta. Cabe mencionar que el uniforme de El Troya fue el mismo que tiene el River Plate argentino, debido a que se solicitó en ese tiempo ayuda a la primera dama de Argentina, Evita Perón y les envió como cooperación el uniforme de ese club, seguramente porque era campeón en ese tiempo. Otros equipos que nacieron pero que no llegaron a destacar, fue El San Lorenzo, que nació en los billares Tecolote y que era financiado por el dueño de los mismos Lorenzo Izaguirre, y de allí su nombre. En El Obelisco, en la 4ta. avenida nació El Universal, que lo manejó por mucho tiempo, Salomón Torres.

En el barrio La Bolsa, en los predios de la Dirección de Caminos funcionó una fábrica de Tubos de Concreto usados para alcantarillados y cuyos empleados tenían un equipo de fútbol afiliado a La Liga Mayor. Al ser trasladada esa fábrica al SANAA se pidió desocupar el lugar, y aunque eso tardó más de lo debido y al ser desarmada y trasladada al local de los Filtros donde SANAA tiene parte de sus instalaciones, la maquinaria jamás pudo ser armada de nuevo, perdiéndose sus partes y su lugar lo ocupa una pequeña cancha deportiva; pues resulta que para no perder la categoría el equipo llamado Fábrica de Tubos, pasó a llamarse Atlético Indio y fue patrocinado por la Fábrica de Café El Indio que se encontraba en ese tiempo en las inmediaciones del local de la fábrica de tubos en La Bolsa. A este equipo, le pasó lo mismo que al Troya y Gimnástico, desapareció de la liga y se volvió burocrático e igualmente fue a dar a la colonia Kennedy donde se fueron a vivir sus jugadores. El último de los equipos nacidos en Comayagüela fue el Atlético Español, en la 1ra. Avenida, el cual desde que se federó ganó todas las categorías y en la última se desinfló en el último partido perdiendo el campeonato y estableciendo un récord que todavía ningún equipo iguala.

En Comayagüela se construyó el primer hotel que hoy llamarían 5 estrellas, El Hotel Panamericano, pintada de gris su fachada y ubicado en la parte sur del parque La Libertad. Me cuentan que para su inauguración, vino el dictador de Nicaragua Anastasio Somoza a visitar a su colega Tiburcio Carías.

Al desaparecer el hotel, el local fue ocupado por las Facultades de Odontología, Farmacia y Medicina hasta su traslado a la hoy Ciudad Universitaria, y su lugar fue ocupado por el Ministerio del Trabajo, quien lo abandonó y estuvo en el olvido, hasta que de nuevo la UNAH lo restauró y ha creado un centro de arte audio visual.

También en la Calle Real funcionó la Facultad de Ingeniería, que quedaba entre 3ra. y 4ta. calles entre el restaurante Miami y el almacén La Atómica (el original). En esta misma calle (Real) estuvo el anexo de la Academia Alpha, en la esquina que forma con la 7ma. calle, donde hoy está el edificio de la Cruz Roja frente al que fue Hotel Panamericano, esquina opuesta al parque La Libertad y frente donde estuvo La Magnolia, hoy la Miami, estando su sede principal cuadra y media más arriba frente donde estuvo La Delta.

Aunque hoy existe una gran cantidad de escuelas, las públicas de antaño y donde se educó la mayoría de los “comayagüenses” de ambos sexos, fueron La Lempira, La República Argentina, la Escuela de Ensayo Dionisio de Herrera, la José Santos Guardiola y la Brasil. Los Colegios de secundaria fueron El San Miguel, La Escuela de Artes y Oficios, después Instituto Técnico Vocacional, la Escuela Normal de Señoritas hoy Instituto Hibueras, el Instituto Técnico Textil, hoy Instituto Honduras. El Instituto San francisco fue trasladado de su local que quedó donde el Pasaje Fiallos Soto frente al hotel Prado a su actual local y fue el primer colegio en dar servicio de autobús. Surgió también el colegio Morazán que era el primer colegio nocturno y el Inmaculada Concepción y debido a la gran cantidad de alumnos el Instituto Central abrió un anexo en el barrio Lempira al que se llamó Anexo del Central, igual se hizo otro en la Kennedy. Estos anexos desaparecieron al tener su nuevo local en Tiloarque y el del barrio Lempira se le dio a la Escuela de Ensayo Dionisio de Herrera. Es mi opinión que, tanto el Instituto Técnico Luis Bográn como el Central Vicente Cáceres, perdieron su continuidad en su fecha de fundación desde que cambiaron de local y de nombre, el primero de Instituto Técnico Vocacional (Escuela de Artes y Oficios) y el segundo Instituto Normal Central de Varones y este último hasta su uniforme diario perdió. Ignoro la condición que tiene la Escuela Nacional de Bellas Artes, pero ocupa el local donde estuvo la Alcaldía Municipal de Comayagüela, categoría que le fue quitada por los mañosos políticos porque aquí se movía más dinero en impuestos que en Tegucigalpa, D.C.

Me recordaron que no me fuera a olvidar de los “Falloferas”, paisanos a los que les faltaba un tornillo o lo tenían de además; como “Rompe Papelitos”, que se ponía bravo cuando oía el rock de moda en ese tiempo “El Rock del Angelito”; Pata de Yuca del que poco me acuerdo; Pan Cachito cargando siempre un costal como Santa Claus y un sombrero como el de Cantinflas y Bocadito del que solo recuerdo que era pequeño de estatura. No sé si fue el papá de una buena amiga y suegro de un compañero y buen amigo. Nunca lo supe ni se los voy a preguntar.

Al pedir ayuda para quitar el óxido de los recuerdos, me pidieron no olvidar a los que tienen el motor atrás como los VW como Rafailón, un vecino que leía las cartas y fumaba el puro, y cuyos clientes en su mayor parte eran bonitas aeromozas y pilotos y que para el día de su santo hacia unos fiestones madres y regalaba comida a los vecinos. Nunca le conocí novio, solo su amaneramiento, pero era muy chigüín cuando esto paso. Toñón, otro que no era escandaloso, creo que todavía anda por allí arrastrando lejanías y Pueblo Pedorro o el Prostituto Respetuoso porque dicen que decía Perdonen que les dé la espalda. Al estar escribiendo esto me recordé de Pollo Dundo, un loco de remate y su pareja sentimental otra loca, que además de loca era prostituta a la que llamaban La Ancha, desaparecieron como arte de magia. Jamás los volví a ver y solo recuerdo que nos agarraban a pedradas en plena calle real cuando estudiábamos en el CUEG.

También entre los ruegos está no olvidarme de los primeros chinitos que pusieron sus negocios. Según recuerdo en el área del mercado San Isidro estaba Luis Li y Jorge Chiuz y por la escuela Lempira en la 5ta. avenida entre 8va. y 9na. calle los locales que ocuparon La Campana y su similar La Pipa. Turcos, había pocos en Comayagüela, solo recuerdo una tienda llamada Mi Lady, de la madre de los Chaín, en la Calle Real frente a la Facultad de Ingeniería frente y otro negocio de los turcos de La Atómica a la par y Los Abudoj de la Confitería Venus y los Kafati de Café Indio

Aunque en el tiempo de este relato no había la cantidad de vehículos que hay ahora habían unas estaciones de venta de combustible como las conocemos hoy, sino que la bomba estaba en la acera y allí llegaban a cargar el combustible: No estoy seguro si la primera estaba en el sitio de la Empresa Álvarez en la 1ra. calle; la Sanabria Nº1 en la Centenario 6Ave. y el callejón entre 5ta. y 6ta. calles, es la que más se parecía a las estaciones actuales. Todavía se pueden ver sus rasgos. La Sanabria Nº2, en la intersección de la 7ma. avenida con la calle Nixon, frente al Mercado MaMa Chepa frente donde estaba la Cohetería Pavón, una casa en forma de triángulo, viniendo hacia abajo rumbo al puente Juan Ramón Molina; pero en 3ra. Avenida, 10ma. calle estaba la Augusto Daniels. La fachada se mantiene idéntica, bajando hacia el puente bailey pero en la Calle Real entre 10ma. y 11va. calles estaba la Wang Lung y subiendo enfrente a El Obelisco estaba La Fasquelle. Siempre en El Obelisco pero al final de la 3ra. avenida estaba La ESSO, que todavía se mantiene allí. Y la última se hallaba en La Granja donde hoy está el Banco de Occidente y que era la estación final de la ruta San Felipe La Granja que después se alargó hasta El Vacilón y que es mencionada en la canción folclórica Los Buseros de Tegucigalpa de Voces Universitarias.

Se me olvidaba mencionar El Rancho Chico, donde vendían una yuca con chicharrones exquisita, que la servían en papel de estraza. Este quedaba en la 1ra. Avenida, 7ma. calle, La pulpería La Favorita en la esquina de la 5ta. avenida y 7ma. calle y una cuadra más arriba, en la misma 5ta. avenida y 8va calle, la Pulpería San José. La Catracha, en la Avenida Centenario, bajando de la iglesia El Calvario una cuadra arriba de la iglesia Evangélica, pulpería que hasta hace poco funcionó; pero cerró por el maldito impuesto de guerra de las maras. Y una de las pulperías decanas, El Centavo, en la Chivera y que le dio nombre a la calle que sube hacia la posta de Belén.

No podían quedar sin mencionar unos estancos folclóricos como lo son El Chiverito, en la 2da. calle casi frente donde vivía el mudo Andrés Irías, el que mató a Colacho García el de los Stompers, pero eso es otra historia. El Guanaco en la Calle Real donde hoy es la Librería Navarro. El Jardín de Oriente una cuadra arriba de donde era el cine Lux. El Jazmín, en la 8va. calle entre 2da. y 3ra. avenidas. El Catracho, al final de la 5ta. avenida en Villadela, famoso por sus boquitas de carne asada. El Primeraso, entre el MaMa Chepa y el Cine Centenario en la 10ma. calle; y Los Toneles de doña María, ubicados en 4ta. avenida, una cuadra antes de BANADESA, que en la mañana se le conocía como Sopas Mary, porque vendía almuerzos a los empleados de las casas de venta de repuestos de automotores y Mariposas, por la tarde porque era cuando se vendía licor y las sobras del almuerzo se daban de boquitas. Las Primas, señoras que tuvieron sus sedes en La zopilotera (Colonia Rodríguez), terminando en el Puente Relleno, Villadela.

Los moteles, para los que no tenían vehículo y no podían ir a las afueras de la ciudad, había nidos de amor para pobres. Uno ubicado en la 7ma. calle entre 6ta. y 7ma. avenidas y el otro en la esquina de 1ra. avenida 9na. calle a la entrada del viejo puente Juan Ramón Molina. Lo que nunca entendí es porqué las parejas al terminar lo que tenían que hacer, se iban a disfrutar de un chap suey, bien al restaurante Lee de la Centenario; o a La Miami 2, la del parque La Libertad, el Grill Panamericano de la Calle Real o el Río Grill frente a la farmacia Vida en la 3ra. avenida y 8va. calle. Y hablando de Farmacias la mayoría tenía nombres de santo, pero las de Comayagüela tenían nombres como La Providencia, La Universal, La Cosmos, Santa Inés y la Vida, ya mencionada.

En aquel tiempo cuando se hacían mejoras en las casas o se construía una nueva, los materiales eran acarreados en carretas de bueyes y en Comayagüela el mandamás era Peñita, que vivía por el cine Lux.

Si se me sigue cayendo el óxido del recuerdo, ojalá y no sea el pelo, con ayuda de los amigos, iré sumándole a esta nota.