Por: Dr. Marco Tulio Medina*
Carlos Ernesto Bernhard nació en 1824 en el Imperio Prusiano, dejando durante su vida un legado extraordinario a Honduras. Muchos de sus descendientes mantuvieron en alto la antorcha de sus ideales, tal como el periodista y poeta Alejandro Valladares Bernhard, a la postre hijo de Paulino Valladares, considerado este último el príncipe del periodismo hondureño, y de doña Carlota Bernhard Landa.
El Dr. Carlos Ernesto Bernhard se graduó de Doctor en Medicina en la Universidad de Berlin en 1846 y emigró a Centro América en 1853 donde fungió como diplomático prusiano/germánico en Nicaragua, El Salvador y Honduras.
Durante la década de 1870 los presidentes hondureños Céleo Arias así como Marco Aurelio Soto lo nombraron miembro de una comisión de alto nivel para representar a Honduras ante los acreedores europeos ingleses y franceses, para llegar a un acuerdo de pago de la deuda hondureña contraída por el desastroso proyecto de construcción del ferrocarril interoceánico, el Dr Bernhard defendió a Honduras y sus más altos intereses de una manera memorable.
A su retorno a Honduras, el pensador liberal Ramón Rosa, con su amplia y sabia visión, convenció al Dr. Bernhard para establecer una reforma trascendental en el área de la salud de Honduras, fundando en 1882 la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia, de la actual Universidad Nacional Autónoma de Honduras ( UNAH) y el Hospital General de Tegucigalpa (primordio de los ulteriores hospitales San Felipe y Hospital Escuela), donde fungió respectivamente como Decano y médico de esas instituciones pioneras.
El plan de formación de los médicos hondureños siguió el molde académico de las universidades alemanas, donde el profesor Bernhard había tenido connotados mentores, tales como Jan Evangelista Purkinje y Romberg, entre otros. La duración del plan de formación era de 6 años y al final se obtenía el grado de Doctor en Medicina (MD). Bernhard le dio una impronta indeleble a la carrera de medicina en Honduras que aún persiste, a pesar de algunas voces de aves agoreras, que no entendían el desarrollo académico de la carrera inicialmente impulsada en la Grecia antigua por el padre de la Medicina: Hipócrates.
El grado de Doctor en Medicina, otorgado por la UNAH, es reconocido y aceptado en el pasado y actualmente en Europa, Estados Unidos, etcétera, como así lo pueden atestiguar la diáspora de médicos hondureños esparcidos por el mundo. De la facultad que fundó Bernhard surgieron también en Honduras como frutos hermosos y fecundos, las carreras de Farmacia, Odontología entre otras. Su primer graduado fue el Dr Julián Baires, exponente de esa nueva generación de galenos hondureños. Bernhard falleció a los 74 años de edad en Tegucigalpa en 1898.
En el 2019 junto a mi entrañable mentor, el ex-decano Dagoberto Espinoza Murra, así como Juan Carlos Barrientos, Carlos Fiallos, Virginia de Espinoza y mi persona fundamos el Grupo Bernhard y ahora desde la Vicerrectoría de Relaciones Internacionales de la UNAH, hemos impulsado junto al Rector Francisco José Herrera y el Dr. Juan Carlos Barrientos la creación de la cátedra que lleva su nombre de Internacionalización de la Educación Superior “Dr. Prof. Carlos Ernesto Bernhard”. La centella luminosa de la vida de Bernhard es un ejemplo a seguir por las nuevas generaciones de jóvenes hondureñas y hondureños, que jamás debemos olvidar.
*Postdoctorado 1991-1993 UCLA
Investigador de la UNAH.