Por: Oscar Armando Valladares
Es esta una organización de buena data. En su membresía ha habido un puñado de hombres y mujeres ligados -cuál más, cuál menos- al compromiso de mantener con vida el pensamiento y el ejemplo del repúblico e indoblegable unionista centroamericano. En efecto, con períodos de auge y receso generacionales, el instituto tiene en su haber importantes logros, como la publicación de la biografía inacabada del héroe y mártir, preparada por Ramón Rosa y que se hallaba en poder de su familia.
La llegada al país del covid-19 -a mediados de marzo de 2019- canceló las reuniones del Instituto Morazánico-, por entonces bajo el rol directivo de los señores morazanistas Livio Ramírez Lozano, Víctor Manuel Ramos, Mario R. Argueta, Pablo Humberto Rosales y Óscar Armando Valladares. Con el apoyo de Carlos Turcios, secretario ejecutivo de la Casa de Morazán, hubo antes de la pandemia una serie de actividades misceláneas de manifiesto interés social al punto de plasmar en el ambiente capitalino la impresión de que la entidad entraba en una etapa de efectivo desarrollo.
Para septiembre de 2021, quien esto escribe hizo pública excitativa a la reanudación de labores, con la mira inmediata de participar -con agenda propia- en las jornadas del bicentenario y, sobre todo, en la memoria de aquel 15 de septiembre de 1842, fecha del asesinato de Morazán, el apóstol armado del pueblo, como le llamó el orador Álvaro Contreras. No tuvo eco el llamamiento, que atribuí al temor pánico que aún segregaba el “mal de las mascarillas”.
Con el advenimiento de un nuevo gobierno en 2022, y, más aún, con la propuesta de la Presidenta Xiomara Castro, orientada a impartir la Cátedra Morazánica en los centros educativos del país y difundir en el pueblo la causa revolucionaria que lideró el esposo de María Josefa Lastiri, se vuelve inexcusable e inaplazable la reactivación, qué digo, la refundación del Instituto Morazánico, para lo cual los directivos -en condición de facto- debemos iniciar las diligencias tendentes a la elección de su nuevo directorio y aupar acto seguido las tareas inherentes a la cátedra con la mira -de ser dable- de contribuir a popularizarla con más y mejores resultados. Ahora que los herederos de la reacción, que de modo implacable infamó a Morazán, renuevan sus malas artes, urge renovar las tareas a fin de que el instituto, en propiedad, ocupe la trinchera de ideas en defensa del gran combatiente, cuyas palabras, acomodadas a las actuales circunstancias podrían enunciar el instituto: “Ni el oro del Guayape volverá a adornar la corona de los descendientes de los Aycinena, ni el pueblo verá más esta señal oprobiosa de su antigua esclavitud; pero, si alguna vez brillase en sus frentes este símbolo de la aristocracia, será el blanco de los tiros del soldado republicano”.
De conformidad con la constancia emitida el 21 de diciembre de 2018 por el titular de la Dirección de Regulación, Registro y Seguimiento de Asociaciones Civiles (Dirrsac), adscrita a la Secretaría de Gobernación, Justicia y Descentralización, la última junta directiva del instituto fue electa para el período 30/10/2018 – 30/10/2020, es decir, que vacó hace más de dos años, a despecho de la incidencia pandémica del covid-19. De ahí la reiterada invitación a volver por los fueros de nuestro régimen estatutario, que por de pronto implica: a) elección de la junta o Consejo Ejecutivo Central, b) reanudación de actividades, c) extender el radio de acción del instituto, d) ampliar su membresía y disponer de una asamblea general deliberante.
Así que, a los amigos de Morazán: Ramírez, Ramos, Argueta y Rosales, les convidó a que planeemos ya una reunión preparatoria en la casa que guarda su memoria, y podamos participar -con un instituto debidamente restablecido- en las fechas magnas del 15 de septiembre y 3 de octubre, y -por qué no- conmemoremos el 72 aniversario de la “sociedad civil” que con el nombre de Instituto Morazánico se creó el 14 de diciembre de 1951, a fin de “mantener el culto a la personalidad de Francisco Morazán, y fortalecer los sentimientos cívicos y contribuir al logro de la unidad y confraternidad nacional y centroamericana”.