Juan Ramón Martínez
I
“El 1 de julio de 1883, en el número 11 de Honduras Industrial, Francisco Cruz dio a conocer que en Santa Bárbara residían 5 médicos, 5 agrimensores, 3 abogados, 8 sacerdotes, 3 boticarios, 54 comerciantes, 94 carpinteros, 88 comadronas, 1,029 lavanderas, 2,471 molenderas, 1,720 aguadoras, 391 sirvientes, 177 alfareras. La principal actividad es la agrícola, figurando la ganadería en menor escala; un excedente de sastres implica la falta de máquinas de coser… hay más músicos y coheteros, que profesores de otras artes necesarias. A cada sacerdote correspondían 3,684 feligreses y a cada médico 5,894 curables, lo que revela que el vecindario está en lo espiritual mejor asistido. El número de inmigrantes era de 274” (Ramón Oquelí, El Primer Año de Bográn, Tegucigalpa 1990 pág. 25)
II
El 10 de julio de 1934, nació en Tegucigalpa, Ramón Oquelí Garay, uno de los más destacados e influyentes pensadores que ha tenido el país en los últimos sesenta años. “Estudio Derecho en Madrid. Perteneció al grupo intelectual Vida Nueva que agrupó a la gran mayoría de escritores de la generación del 50”. (José Gonzales, Diccionario de Literatos hondureños, 2023, pág. 153). Por un corto tiempo, se desempeñó como juez. Prefirió la docencia, en donde imprimió una de las más profundas influencias en el pensamiento político moderno y les dio a los estudios históricos, una orientación positivista, enfocándose mucho más en el período republicano y en las últimas décadas de la historia nacional. Para lo cual, animó la investigación y exigió el rigor documental, evitando las posturas ideológicas deformantes de los hechos y de las interpretaciones de los mismos. Fue docente en la carrera de ciencias sociales, sirviendo sociología, historia y ciencias políticas de la UNAH. Durante varios años, fue editorialista de El Tiempo, de San Pedro Sula. Falleció en Tegucigalpa el 18 de agosto del 2004.
III
El 8 de septiembre de 1955, en las montañas cercanas a Chamelecón, murió en un enfrentamiento armado contra una patrulla gubernamental, el exdirigente de la huelga bananera de 1954, Manuel de Jesús Valencia. El reporte enviado al Jefe de Estado, Julio Lozano es el siguiente: “Comunico que hoy a las 11 y 30 a.m., de nuevo una patrulla de nuestras tropas hicieron contacto con ladrones y revoltosos mandados por Manuel de J. Valencia quien murió en el choque igual que otro no identificado; a pesar de nuestra creencia de que Valencia huía para Guatemala, se encontraba allí mandando al grupo; vestían con la roba robada del Comisariato Ceibita. Capturamos 5 rifles enfield 7.62 y cartuchos 45. Los mayores de Plaza de Cortés y Tela cooperaron eficazmente, habiendo cubierto entre todos de cuatro a seis kilómetros cuadrados. Informaremos más detalles. Respetuosamente, Raúl Flores Gómez, Eduardo Galeano” (Prensa Libre, Tegucigalpa, 9 de septiembre de 1955). Valencia era profesor de educación primaria y había sido secretario general de uno de los comités de huelga de los trabajadores bananeros en el sector de El Progreso, en 1954. En algunos medios opositores, se trasmitió la idea que Valencia, había creado y dirigía un movimiento armado, destinado a derribar el régimen de Lozano Díaz. Su nombre ha sido silenciado por los historiadores que se han ocupado de reseñar este movimiento laboral.
IV
El 2 de noviembre de 1955, “un avión de entrenamiento AT-6 de la Fuerza Aérea Hondureña, pilotado por el subteniente Arturo Rivera Link, se precipitó a tierra hoy cerca de las diez de la mañana, cuando volaba a aproximadamente a dos millas del aeropuerto de Toncontín de Tegucigalpa, sobre el lugar llamado Agua Dulce. El choque contra el suelo provocó el estallido de los tanques de combustible, incendiándose el aparato y pereciendo instantáneamente el joven conductor de la unidad aérea. La noticia de este siniestro viene a enlutar nuevamente las filas de la Fuerza Aérea Hondureña circularon rápidamente por la capital. En el primer momento se pensó que la aeronave desplomada podría ser alguna de las que están prestando constante servicio en la Costa Norte del país, en misiones relacionadas con la situación creada por el desbordamiento del río Chamelecón. Versiones precisas sobre la tragedia nos fueron proporcionadas inmediatamente por la Oficina de Cooperación Intelectual y por el Ministerio de la Guerra. El subteniente Rivera Link había salido en un vuelo de entrenamiento de rutina, como lo hacen todos los cadetes en sus prácticas diarias. En un momento dado -y desde luego por causas que muy difícilmente podrán ser establecidas- el motor del AT—6 detuvo su marcha y el pájaro de acero se vino al suelo verticalmente contra la tierra” (Prensa Libre, noviembre 2 de 1955). Unos meses antes, había fallecido en un accidente aéreo en las cercanías de Tegucigalpa, el coronel Hernán Acosta Mejía, comandante de la Fuerza Aérea Hondureña.
V
El 12 de julio de 1959, el coronel Armando Velásquez Cerrato, contando con el apoyo de algunas fuerzas militares del departamento de Comayagua, comandadas por los mayores Sanabria y Bulnes, tomaron la Policía Nacional y pusieron asedio a la Casa Presidencial. Los seguidores del presidente Ramón Villeda Morales, ofrecieron rápida resistencia. Jóvenes universitarios, periodistas, exmilitares liberales y funcionarios públicos, ofrecieron tenaz resistencia. El coronel Velásquez Cerrato, tomó la Escuela Militar Francisco Morazán, ubicada en El Obelisco, Comayagüela, donde estableció la sede de su comando. La lucha duró todo el día. La sede de la Policía, tomó fuego. Y los rebeldes, desde el edificio Cantero, entonces uno de los más altos de la capital, los alzados mantuvieron bajo fuego la casa Presidencial. Hasta en horas de la noche, el ejército nacional, dejó sus cuarteles en el Ocotal, para defender al régimen liberal. Los seguidores de Villeda Morales, convencieron al gobernante para que eliminara la Policía Nacional y se creara la Guardia Civil. Esta institución, en donde lograron acomodo burocrático los antiguos luchadores militares liberales y constituyeron una entidad que incomodó a los militares que, desde entonces, se confrontaron con ella. Cuatro años después, Villeda Morales, desarmó a la Guardia Civil, en el ánimo de calmar a los militares, pero estos más bien consideraron el hecho como una muestra de debilidad del gobernante y apresuraron el levantamiento castrense del 3 de octubre de 1963, que dio por tierra al régimen liberal y diera paso al largo régimen reformista militar que concluiría hasta en abril de 1980.
VI
El 14 de julio de 1969, aviones militares y civiles de El Salvador, invadieron los aires de Honduras y bombardearon Tegucigalpa, Guaymaca, Talanga, Catacamas y Choluteca, iniciándose con tal acción, la guerra de las cien horas, librada entre las fuerzas militares de Honduras y El Salvador. Al día siguiente, El Salvador atacó a Honduras, por dos frentes: la zona sur y el occidente de Honduras. Las fuerzas armadas salvadoreñas desplegaron hasta 11,000 hombres y Honduras, se defendió con aproximadamente 4,700 soldados. El Salvador desbordó las fuerzas defensivas hondureñas en Ocotepeque y avanzaron diez kilómetros dentro del sur de Honduras. La Fuerza Aérea atacó el día 15 instalaciones salvadoreñas en Ilopango y Cutuco, y en los cielos del sur de Honduras, el piloto Fernando Soto derribó tres aviones Mustang salvadoreños. Y el 17 de julio, en horas de la mañana, tropas dirigidas por Matías Hernández, detuvieron una avanzada de combatientes salvadoreños en El Portillo, Ocotepeque. En tanto que soldados del Tercer Batallón de Infantería, detuvieron en La Labor, Ocotepeque, el avance de tropas bajo la dirección del general Medrano, director de la Guardia Nacional de aquel país. La OEA, logró que las dos partes contendientes, aceptaran un alto al fuego el día 18 de julio de 1969.