Noé Pineda Portillo
En otras ocasiones ya hemos escrito sobre este tema, pero hoy nos llama la atención por los cambios sucedidos. La canícula es el periodo del año donde, por estadística de los estados del tiempo atmosférico, el calor más fuerte a mitad del año se nota en esta temporada. Como norma general, abarca desde el 15 de julio hasta el 15 de agosto, pero varía en ciertas ocasiones. Curiosamente, no es en el inicio del verano astronómico cuando se registran las temperaturas más altas puesto que el mar aún no ha alcanzado su máxima temperatura superficial después del invierno y la Tierra tampoco ha acumulado tanto calor como lo hará unas semanas después, de ahí que la canícula abarque el periodo que hemos mencionado.
¿Por qué el nombre de canícula? La etimología de la palabra canícula nos hace referencia al término can o canis (perro), y en concreto a la constelación del Zodiaco, Can Mayor que contiene a la estrella Sirio (la abrasadora), que es uno de los astros más brillantes que vemos en el firmamento durante el verano. Antiguamente se creía que cuando esto ocurría la popular estrella sumaba su calor al procedente del Sol, lo que daba lugar al periodo más cálido y menos lluvioso del verano. ¿Y por qué canícula estival? Porque al verano o “veranillo” también se le llama estío y lo derivado de estío es estival.
La canícula es producto del anticiclón del archipiélago de las Bermudas (también ligada al fenómeno atmosférico del Niño en el Pacífico) que es una enorme área de alta presión atmosférica sobre el Caribe cuyo “borde” llega a Centroamérica y México y se manifiesta como un muro de aire denso que impide el paso de las lluvias procedentes del Pacífico.
En los últimos tiempos se manifiesta como un “tiempo loco”, o sea, un tiempo atmosférico muy inestable con cambios muy bruscos en los vientos, nubosidad, humedad y temperatura en un mismo día. Todo esto es debido a la influencia que ha tenido la Tierra por el cambio climático y que nos da resultados imprevisibles.
Esta inestabilidad la pudimos comprobar el fin de semana recién pasado cuando en occidente del país, especialmente en Santa Bárbara, se dieron unas tormentas bastantes copiosas y con mucha rayería. Por eso los maizales se ven bastante frondosos, así que tendremos bastante producción de maíz y más que todo el próximo mes de agosto donde hay abundancia de “elote” para hacer montucas y tamalitos, atole y “riguas” que son la delicia como alimento desde los tiempos más antiguos de nuestros antepasados lencas.
Ahora podemos pensar, que la canícula o veranillo interanual, ya no sea de solo sol y calor, sino que tanto tendremos días de sequía como de agua para variar, debido al famoso “cambio climático” que tantos problemas nos ocasiona.