Carlos López Contreras
Con esta fórmula anunció la Presidente de la República que, de acuerdo a la Constitución, vetaba la Ley de Educación Integral de Prevención al Embarazo Adolescente, porque no cumplía los requisitos de ser integral.
La ley ha sido tema de debate público por los alcances que se le atribuyen a ese proyecto, con relación a la identidad sexual de los hondureños, en particular de niñez, que los padres de familia reclaman que no puede pasar exclusivamente a manos del Estado, siguiendo directivas de una organización internacional y apoyada por ciertos países industrializados. En sus manifestaciones más extremas, abría el portillo para que la niñez hondureña desde las escuelas pudiera ser inducida a dudar de su propio sexo o abiertamente a que se cambie de sexo, sin consultar con sus padres ni cumplir requisitos formales, más que la sola voluntad del menor. Asimismo, como expresión de enfoque de género, apuntaba a que en el futuro se aprobara una ley que autorizara el matrimono entre personas del mismo sexo, lo cual contraviene una norma constitucional, las buenas costumbres y el orden público nacional.
Debemos reconocer que con el veto sobre dicha ley, la Presidente ha demostrado que se está apoderando con firmeza de las funciones que le corresponden como titular del Ejecutivo, que solo tiene compromisos con el pueblo hondureño, aunque fueran muy fuertes las presiones sobre la casa de gobierno para que sancionara este tipo de leyes.
Recordamos que el día de su investidura como Presidente, doña Xiomara visitó el santuario de la Virgen de Suyapa y, al parecer, tuvo una inspiración muy clara al momento de ser juramentada en el Estadio Nacional por una juez y no por la persona que se presentaba como presidente del Congreso Nacional.
Con relación a la ley vetada, recordemos que el movimiento de padres de familia se manifestó masiva y pacíficamente en contra de su sanción en la mayoría de las ciudades más relevantes del país.
Doña Xiomara al parecer escuchó con atención la voz del pueblo que, se afirma, también es la voz de Dios.
El empoderamiento en su cargo de Presidente de la República es saludable para el país, a fin de terminar con la especie o especulaciones de que actualmente somos gobernados por una diarquía, si es que no una figura presidencial altamente influenciada por un asesor.
Lo que se dice de la influencia interna no deseable, es aplicable también a las presiones externas. El gobernante hondureño debe sentirse respaldado por su pueblo al momento de decirles a representantes de otros gobiernos o de organizaciones internacionales, “lo siento, pero eso que propone no se puede aplicar en Honduras, porque yo no puedo ir en contra de la voluntad soberana del pueblo y de nuestro sistema jurídico. En un próximo artículo abordaremos otra prueba de fuego para la Presidente Xiomara Castro, vale decir, el del convenio para el establecimiento en Honduras de una comisión internacional contra la corrupción y la impunidad.