Señales

Carolina Alduvín

Cuando el cielo se cubre de nubarrones oscuros, baja la temperatura y comienza a soplar con fuerza el viento, entendemos que se aproxima una tormenta y hay que entrar a buen resguardo. A veces, rayos de sol se filtran entre dos formaciones cargadas y se baja la guardia, cuando lo más probable es que se trata de una situación muy pasajera. Igual hay que refugiarse y no debajo de un árbol, aunque sea lo más inmediato, es potencialmente más peligroso que empaparse. Así, en el cotarro político; el cielo se va encapotando, la labor de la Junta Proponente para seleccionar a los candidatos a encabezar el Ministerio Público, debe entregar esta semana, con la amenaza que se suspenda el acto reclamado por supuestos ungidos que eliminaron en el camino. Sin descartar el riesgo a que el Legislativo resuelva pactar y rescatarlos, o generar caos.

Por el momento, nos tienen distraídos con el circo de la adhesión al CAF, que fue abuso de autoridad y causa punible con cárcel, o que fue legal y de acuerdo a la Constitución, dependiendo a quién hagamos la pregunta. Independientemente de quien tenga la razón, lo cierto es que ha sido un abierto irrespeto y desafío a todos y cada uno de los parlamentarios que se manifestaron en contra, a la hora de aprobar o improbar el acta de la sesión, y por tanto a la voluntad popular, que entienda o no el tema, pagará por el 7% de interés por los préstamos con carácter discrecional que persigue el familión; en contraste con el 1% que cargan los prestamistas de costumbre. Sin mencionar la multimillonaria cuota por acción, que también pagaremos todos.

Temas aparentemente distintos, pero ligados y se aprovecharán los espacios de negociación, en las cúpulas los partidos grandes hay encarcelables y votarán por el mejor arreglo, los que nada deben, que inclinen la balanza por lo correcto. Para lo que resulta indispensable que la sociedad civil organizada presione en tal sentido, que repudie el abuso de autoridad, las actuaciones al margen de la ley y que respalde el nombramiento de fiscales imparciales, sin inoperancia, tolerancia o proclive a componendas, que salgan de la lista elaborada por la instancia legal.

La influencia de un poco de supervisión ha dado resultado, se denunciaron visos de inclinación por determinados aspirantes, la presión conminó a guardar apariencias, seguramente por contar rutas alternas para imponer su voluntad y no evidenciar a los aliados. Es decir, pasan lo menos por lo más, como vimos luego de la multitudinaria marcha de sectores conservadores, iglesias y quienes no pudieron protestar por razones de autoritarismo oficial; después de todo,  la ideología de género y el adoctrinamiento desde los centros educativos es algo en lo que pueden ceder, igual ya los primeros movimientos se dieron en la pasada administración, manteniendo bajo perfil entre los escándalos de corrupción e impunidad que estallaban un día sí y el siguiente también.

Los asesores externos, que nos cuestan una millonada cada día, aconsejaron a doña sumisa devolver al Congreso la nefasta ley y ganar tiempo; igual, no hay que enemistarse con quienes tienen regular poder de convocatoria y estuvieron en el núcleo de los tan temidos blanquitos, no sea que cobren auge de negarles algo nimio y se fortalezcan al ver frustrados sus mojigatos -en la mentalidad izquierdosa- propósitos. Una forma de neutralizarlos, dado que seguramente persistirán en los absurdos que secretamente repudian, como el familión machista que han demostrado ser. Así que estos grupos, con su aparente victoria, no deben quitar el dedo del renglón, no olvidar que hay incentivos a la población vulnerable a la hambruna, en los lugares apartados, la venia de los padres de familia, apenas les costará una bolsa solidaria, con la complicidad del magisterio que siempre ha tenido inclinación al “progresismo”.

Así que es hora de hacer caso a las claras señales que, por más que repitan que no es el momento propicio, la constituyente viene, que ninguna organización de sociedad civil lo desestime, ninguna persona con vocación democrática y amante de las libertades que hasta hoy hemos disfrutado -aun con una serie de limitaciones y periódicas violaciones- puede darse el lujo de ignorar. Hay que organizarse, solidarizarse con quienes están amenazados y dar la pelea por recuperar el Estado de derecho y las garantías individuales que nos van erosionando.