DATOS DE GANADERÍA EN HONDURAS

Juan Manuel Aguilar Flores

Cualquier apunte de la minería en Honduras, no omite mencionar el rubro de la ganadería, es decir, actividades complementarias. La segunda, tuvo centros de producción en grandes haciendas, medianas estancias o hatos, ubicadas en los cortos valles inter-montanos y en vastas regiones de los departamentos de Olancho y Choluteca. Según Cardoso y Brignolli, los ibéricos trajeron -desde luego desconocidas en América- semillas de árboles frutales, animales domésticos: aves, ganado y ovejas. La explotación intensiva del ganado vacuno, mular y caballar configuró poblados indígenas y según Evelio Inestroza: “Las bestias mulares y caballares, el ganado bovino y cerdos fueron… multiplicándose rápidamente… tuvo efecto negativo en poblaciones nativas… requería áreas extensas y reducía la posibilidad de que estos acrecentaran las actividades de subsistencia…”. La corona española se interesó que los indígenas tuvieran tierras comunales y las tuvieron. Existe mucha documentación de expropiación hechas por las mismas autoridades coloniales y otras castas, en perjuicio de los indígenas.

Óscar Zelaya refiere en “Comercio Ganadero en siglo XVIII”, la Provincia de Honduras contó con las condiciones propicias para el desarrollo de este rubro, permitiendo exportar ganado en pie a las ferias de San Miguel y San Vicente en la Provincia de El Salvador; y a La Laguna, Cerro Redondo, Chalchuapa y Jalpatagua en la Provincia de Guatemala. En estas ferias, aparte del ganado daban en venta por otros productos, en fechas determinadas especialmente en períodos de verano. Es difícil conocer los momentos de alza en crianza y exportación de ganado por carecerse de documentos que permitan saber más sobre el particular, pero fue actividad importante en Honduras en siglo XVIII, incluso el siguiente. Zelaya agrega, las provincias dedicadas a la crianza y exportación de ganado fueron: Nicaragua y Honduras. Juan Arancibia, anotó, que, en 1780, el ganado llevado a Guatemala de las dos provincias citadas, fue de 50,000 cabezas anuales, pero años después: “…las exportaciones a Guatemala declinaron”, una de las razones fue el desvió del ganado hacia planteles del laboreo del añil (colorante natural) en El Salvador. Se ha considerado que los comerciantes de Guatemala fueron más beneficiados en rubro del ganado en pie. Se pagaban “4.00 a 5.00 pesos por cabeza”.

El comercio ganadero enfrentó restricciones de autoridades, quienes mediante ferias pretendían controlar y solucionar los precios. Esta actividad fue afectada por epidemias, abigeatos y ataques de depredadores, provocando períodos de desabastecimiento. Los hacendados vendían su ganado a particulares, quienes hacían destaces y ventas de los productos cárnicos. Estos puestos de ventas llamados “pesas”, estaban bajo vigilancia de los alcaldes municipales o por medio de su alcalde de policía, proporcionando ingresos a los entes ediles. Hubo ocasión de haber muchos pretendientes a “pesas”, llegándose a efectuarse subastas. Si bien la venta de ganado fue libre, fueron tomadas medidas. En planes de arbitrios y disposiciones especiales se determinaba la cantidad a pagarse por cabeza de ganado que saliera de una determina jurisdicción. Fue prohibida la venta de ganado hembra. Si bien hubo este cuidado, se presentaron casos especiales de su sacrificio: enfermedades o por considerarlas inútiles. Además, hubo prohibición de llevar: “ganado de poca edad tierno al mercado”. Para determinar la calidad, forma y peso del ganado en su venta, hubo criterios, usándose los términos: “calidad”, “intermedio” y “sobresaliente”. Los encargados de cobrar el impuesto edil (alcabala) por ventas de ganado fue la Municipalidad. Se ha hablado en párrafos anteriores de los envíos de ganados de las regiones de Olancho, Choluteca hacia Guatemala y El Salvador. La familia Del Valle en la región sur, tenían el negocio de repasto del ganado en tránsito a las ferias. Expongo datos de un envío a Guatemala en 1797 y factores que hacían que tal remesa llegara a su destino con disminución de semovientes de la cantidad inicial.
William Wells, viajero norteamericano (1856), refirió que la región de Olancho contó con buen número de grandes haciendas y medianas estancias. Se menciona la hacienda de Francisco Garay pastaban 10,000 cabezas de ganado y en otras, sus dueños desconocían el número. Garay fue propietario de la Hacienda “La Herradura” dedicada a enviar, a Trujillo “recuas de mulas cargadas con quesos, pieles de venados y cueros de res, hacia Guatemala o El Salvador grandes partidas de ganado, caballar y bestias mulares. Los descendientes de los esclavos negros buscadores de oro en los ríos argentíferos de Olancho, además dedicados a cazar ganado perdido en las montañas (cimarrón), aprovechando más su piel. Wells, al igual que otros viajeros extranjeros que llegaron a Honduras el siglo XIX, dejó detalles de eventos de los cuales fueron testigos, también dio la justificación de su recorrido por nuestro territorio entre 1855 y 1857: “Al salir de California no tenía más propósito que de informar a varios amigos de San Francisco, que se habían interesado en mi empresa, encaminada a conseguir del Gobierno de Honduras, el derecho de explotar yacimientos de oro, y de establecer estaciones comerciales para la exportación de pieles, maderas de construcción, de tinte y otros objetos de valor por el río Guayape o Patuca en el departamento de Olancho”. Well, antes de internarse en nuestro país por la zona sur, procedía de Nicaragua, traslado obligado por la situación conflictiva que se efectuaba en aquella nación, por las incursiones de los filibusteros al mando de William Walker. Los hacendados en el siglo XIX, fueron los grandes contribuyentes del gobierno de turno en ayudas en las acciones bélicas -internas y externas-. Las ayudas fueron: productos agrícolas, ganados y derivados de este. Llegó tanto el gobierno de turno a solicitar ayuda que fueron obligados estar registrados en libro de “Capitalistas”, que en ocasiones de apuros solicitarles ayuda monetaria y en especies, voluntarias inicialmente, obligatorias por decretos estatales posteriormente. La misma situación también a mineros. Hubo malestar entre ganaderos por tal gravamen registrados entre 1839 a 1875, y muchos historiadores nacionales lo nominan “Período Anárquico”.

Bibliografía
-Wells, Williams “Exploraciones y Aventuras en Honduras, 1857” 1978. Editorial UDUCA. BCH.
-Herrera, José Iván. “Acerca de las ferias en Honduras durante el siglo XIX”. Revista Ciencia y Tecnología. Publicación de la UNAH. No. 15. Tegucigalpa, junio 2005.
-Varios documentos del Archivo Nacional de Honduras, visto por el autor de este artículo.
-Aguilar Flores, Juan Manuel “Comercio de pieles y cueros en Honduras”. Tegucigalpa. 2009.
-Varela Osorio, Guillermo. “Historia de Honduras”. Texto Universitario. Tegucigalpa. 2005.
-Zelaya, Óscar. “Comercio Ganadero, siglo XVIII” Tegucigalpa 1988. Compilador. Lectura para estudiantes de Ciencias Sociales. UPNFM.
-Durón, Rómulo E. “Valle. Escritos Políticos”. Tegucigalpa. 1891. Primer Tomo.
-Palacios A. Sergio A. “La Hacienda La Herradura. Tesis en Departamento de Historia. UNAH.