Dennis A. Castro Bobadilla *
Acreditar identidad única de personas, es mandatorio para instituciones financieras, migración y control de personal. Usar datos biométricos, como las huellas dactilares, hoy es un estándar global. Tener la certeza de la identidad de las personas requerimiento legal internacional para las instituciones migratorias, financieras, y de control de personal.
Las huellas dactilares descubiertas por dermatólogos argentinos en siglo pasados, son diferentes y únicas en cada individuo, pero en ciertas edades. Los niños hasta cierta edad: no tienen huellas dactilares, por ello al recién nacido la huella es la planta de los piecitos, pero en otro extremo, las personas adultas mayores, se van borrando, como se le borra a uno muchos datos que antes estaban a flor de labios. Una huella dactilar es una estructura formada en la yema de los dedos por las llamadas crestas papilares, que son glándulas de secreción de sudor ubicadas en la dermis. La distribución de esa estructura es única en cada persona e inclusive en cada dedo. Se forman permanece no toda la vida, van desapareciendo conforme a la edad, asi como la firma que se coloca en un documento, va cambiando con la edad.
Hoy en día existe la tecnología y lectores de huellas digitales que permiten realizar de manera fácil su captura y verificación, así como sistemas capaces de realizar con velocidad y altísimo grado de certeza la comparación y análisis de los datos biométricos de las personas almacenados en bases de datos propias o institucionales (entre ellos las huellas dactilares), siempre y cuando existan tales huellas en crestas y valles digitales.
Hace poco en un estudio poblacional, se tomó una muestra abarcó 487 individuos (120 hombres y 367 mujeres) entre 55 y 107 años. En ellos se registró la presencia o ausencia de dactilograma de cara palmar de pulgar. Los datos obtenidos se procesaron estadísticamente. Se determinó que la edad es una variable relacionada con la pérdida del dactilograma y que, a mayor edad, mayor probabilidad de que esta característica no esté presente (a los 82 años, el 25% no presenta dactilograma, a los 88 años aumenta al 50% y a los 95 años el 75% ya no presenta dicho patrón). Así mismo, el sexo determinó diferencias importantes en el desvanecimiento del dactilograma, siendo las mujeres más propensas a presentar pérdida de este patrón (51,77 % de la muestra) que los hombres (37,5 % de la muestra). Pero estos últimos presentan un 42,4 % adicional de riesgo de perder el dactilograma antes que las mujeres.
Este trabajo demuestra que el dactilograma se pierde en la senilidad. Hasta ahora este hecho no había sido demostrado, y aparte de lo anterior, existe un 10% de la población que no presenta huellas dactilares, lo anterior llamado: Adermatoglifia. (A: sin. Dermato: piel. Glifia: huella).
Este escrito probablemente abrirá los ojos a los notarios, banca, pero sobre todo terminará en la espalda abajo de algún jefe de talento humano (que es lo que menos tienen), por ello ya lo dijo sabiamente el Tribunal Superior de Cuentas de Honduras: “no existe oficialmente ningún sistema único de control de personal, cualquier método es válido, lo importante es que los jefes de unidades respondan por el personal asignado”. Esperemos que la ignorancia en los organismos señalados se termine por el bien de las actividades humanas.
*Abogado. Especialista en Ciencias Forenses