La misma película: Guatemala descargando toneladas de basura en nuestras playas

Adán Hilario Suazo Molina

De nuevo las primeras planas y titulares de la mayoría de los medios de comunicación hondureños, debieron ocuparse de una noticia que ya no es noticia; más bien se trata de una especie de deja vu, o un hecho de carácter estructural que ya conocemos y que desgraciadamente seguimos postergando. Las siguientes reacciones, son sistemáticas, y conocidas: primero la ofensiva mediática, foros, videos, fotos, reportajes, editoriales y todo lo que envuelve este rubro; después viene la reacción gubernamental, puede ser a nivel ministerios del Ambiente y Recursos Naturales, a veces se reúnen comisiones de Guatemala y Honduras, se firman compromisos, incluso algunos se muestran al pueblo, algo esperanzador.

El alcalde de Omoa, un hombre entregado a su municipio emprende una lucha solitaria y en ocasiones hasta ha tocado puertas en el exterior, en busca de apoyo para detener un lento pero seguro ecocidio, que año con año por esta época, ocurre en el Caribe hondureño.

En el vecindario centroamericano, generalmente se generan roces, amenazas mutuas, malestar por una u otra razón, difícilmente encontramos escenarios de cero fricciones, que nos permita crecer, trabajar juntos por grandes soluciones ante amenazas comunes. Con Guatemala tenemos relativamente relaciones normales; se puede destacar que con el Laudo de Washington de 1933, después de que el denominado Tribunal Hughes, dictara sentencia, definiendo la frontera entre Guatemala y Honduras, no han existido desavenencias de consideración, pues por nuestra parte aceptamos la sentencia, aunque muchos sostienen que fuimos altamente perjudicados con ese fallo; al fin y al cabo fue más que todo el acomodo de los intereses de dos emporios bananeros, en Guatemala la United Fruit Company, y en Honduras la Cuyamel Fruit Company, total si ambas fruteras quedaban contentas igual debían estar los dos países.

Ahora la situación se torna difícil, desde hace unos doce años la descarga de toneladas de basura que nos llegan de Guatemala, vía río Motagua, quiérase o no, provocan una amenaza permanente que repercute hasta en el equilibrio ecológico mundial, puesto que produce la degradación del arrecife coralino mesoamericano, el segundo en importancia a nivel mundial.

El río Motagua, es el conducto a través del cual recibimos esta particular agresión, es además el componente que define una cuenca hidrográfica de 17,000 Kilómetros cuadrados, habitada por unos ocho millones de personas, en sus 485 kilómetros de recorrido del río; se puede destacar su paso por 12, de los 22 departamentos de Guatemala, en donde recibe la presión humana de 80 municipios.

Lo inexplicable en esta situación, es la indiferencia con la que enfrentamos el problema. Volviendo al vecindario centroamericano, hace algunos años uno de nuestros ilustres presidentes declaró, referente a la extracción ilegal de madera en el exbolsón de Nahuaterique “Por cuatro tablas no nos vamos a ir a la guerra” y tenía toda la razón, pero el asunto no es solamente reaccionar, declarar y luego no hacer nada y mucho menos plantear políticas de Estado referentes al problema, el caso de la madera sigue y nuestra influencia en esa porción de nuestro territorio es débil. Igual sucede con la basura del Motagua, el abordaje del tema es débil. Nos preguntamos: ¿qué pasaría si fuésemos nosotros, quienes provocáramos esta amenaza? Seguramente un organismo internacional ya nos hubiese sentenciado.

Hay pasos importantes que deben cumplirse en la solución de este asunto; primero se debe entender que esto es un hecho de ámbito presidencial, ya se ha probado con otros niveles e instancias con cero resultados, pero cada vez llega más basura. Segundo la solución del problema está en la Zona Tres de ciudad Guatemala “Guatemala debe reubicar el vertedero de basura de la Zona Tres”, las biobardas, no son más que cuentos fantásticos. Tercero ya no queda tiempo ni espacio disponible, si Guatemala no atiende, hay instancias internacionales que le exigirán; esto es de carácter impostergable.

A propósito y volviendo a nuestro vecindario centroamericano, el gobierno puede tener la gran oportunidad de ver el horizonte y encontrar materia para establecer políticas viables, patrióticas y fortalecedoras referente a las fronteras, estableciendo una ruta de fortalecimiento fronterizo, la mejor manera de lograrlo es llevando desarrollo, generando arraigo en su población, teniendo presencia gubernamental… en pocas palabras ejerciendo soberanía en donde nos corresponde hacerlo por obligación.

Coronel de Aviación ®