Necesitamos control de la natalidad temporal como en China

Carlos Medrano

Sin pretender desatar un debate estéril, religioso o político, creo que en Honduras ya deberíamos estar hablando de una política de control de la natalidad enérgica, que evite más niños en la calle sin un futuro prometedor.

El crecimiento económico bajo e inestable y una pobreza asfixiante, trae a la discusión pública sobre el control demográfico que nos permita darle a cada infante que nace en Honduras los derechos básicos y elementales que todo ser humano recibe al nacer, derecho a la salud, a la educación básica y a tener los elementos fundamentales para su desarrollo normal.

En China, la superpotencia mundial, se tuvo que adoptar medidas eficaces para evitar que uno de los países más poblados del mundo siga en esa veloz carrera para superpoblarse y no dar las condiciones elementales para tanto niño que se procreaba en dicho país.

En China, país de corte comunista, se adoptó a partir de 1982 la Política de un Hijo por Pareja o la Política del Hijo Único, para controlar a su población en zonas urbanas principalmente, como medida radical para controlar el nacimiento de niños y con esto reducir el crecimiento de la población.

Esta radical política de control de la natalidad buscó aliviar los problemas sociales y ambientales de China, generando polémica interna como externa debido a la manera en la cual se ha aplicó, así como la violación de los derechos humanos de cada individuo o familia.

La polémica política se hacía cumplir a nivel provincial a través de multas en la renta o pago de la familia y de otros factores, hasta que, en noviembre de 2013, el Comité Central del Partido Comunista Chino tomó la determinación de permitir tener dos hijos a las parejas en las cuales el padre o la madre no tengan hermanos. ​

En octubre de 2015, China abandonó definitivamente la Política de Hijo Único, manteniendo sin embargo un límite de dos hijos por pareja. En mayo de 2021, el límite pasó a tres hijos. ​En julio de 2021, todos los límites, así como las sanciones por excederlos, fueron eliminados.

Estas medidas radicales adoptadas por China, segundo país más poblado del mundo, detrás de la India con unos 1,400 millones de habitantes, permitió, entre otros aspectos, un crecimiento más sostenido que le dé a los chinos la oportunidad de estudiar, desarrollarse y darle al país lo mejor de ellos.

En Honduras, según estimaciones oficiales, se calcula que más de un 59% de la población vive en condiciones de pobreza y más de un 32% en pobreza extrema, pero organismos privados estiman que un 73% de la población es pobre y un 53% viven en pobreza extrema.

No es posible que con estos indicadores alarmantes sobre la pobreza y el desorden demográfico que vive Honduras, nuestras autoridades y líderes de este país no hagan ni digan nada.

Todos los días vemos en los semáforos de las grandes urbes, a cientos de mujeres cargando a un infante y dos o tres niños siguiéndola en su carrera por sobrevivir, pidiendo dinero para comer y dando lastima a quienes transitan por ahí.

Hay que buscar una política civilizada para que estos niños no nazcan a “la mano de Dios”, sin una vivienda decorosa, sin sus vitaminas y vacunas que los protejan cuando crezcan, sin educación ni siquiera unidocente, sin futuro y más bien listos para engrosar las maras y pandillas en el país.

Hoy la Presidente Xiomara Castro Sarmiento vetó la Ley de Educación Integral de Prevención del Embarazo Adolescente, aprobada por el Congreso Nacional, por no cumplir su finalidad de ser integral y prevenir los embarazos en adolescentes.

Esta bien oponernos a esta ley y a la ideología de género por ser antibíblica y anticristiana, pero deberemos buscar una alternativa a esta pandemia irresponsable que nos azota y que nos llevará a más miseria y extrema pobreza en Honduras.

Periodista

[email protected]