A quien le importan las ideologías

La semana pasada, una excompañera de colegio solicitaba apoyo por las redes sociales, para pagar los gastos médicos de su hija menor de edad, que actualmente se encuentra muy enferma. Y me preguntaba por qué no llevarla a un hospital público y tener acceso a “salud gratuita”,  y de esta manera evitar este tipo de preocupación económica para ella y su familia.

Tomando en cuenta que el actual gobierno se ha proclamado como socialista democrático, entonces uno creería que como es la tendencia en este tipo de regímenes, que se basan en la igualdad, se pueda tener acceso a salud de calidad de manera igualitaria y gratis. Sabemos que esto es una utopía en un país como el nuestro, que cada día se vuelve más pobre sin importar el  color político o la tendencia ideológica de los gobiernos de turno.

Y lo que quiero resaltar, es que no importa que los funcionarios digan soy de izquierda o derecha, cuando al final lo que verdaderamente vale son sus acciones, las que deben estar dirigidas a mejorar la calidad de vida de la población, y que le permitan a mi compañera de colegio, acceder a los servicios de salud, sin preocupaciones económicas.

La historia puede brindar muchos ejemplos, tanto de buenos como malos gobiernos, clasificados algunos de izquierda y otros de derecha. Finalmente, lo que ha importado son todas aquellas decisiones que fueron tomadas, pensando en el beneficio de las mayorías y para impulsar un mayor desarrollo de su país.

Si el hecho de autodefinirse por una ideología política en particular, le facilita al gobierno para orientar su plan de desarrollo, esta podría ser beneficiosa, siempre y cuando realicen las funciones esenciales que debe cumplir todo sistema de gobierno: legitimidad, control, efectividad y estabilidad, ya que solo de esta manera podrán enfocar sus decisiones y acciones para crear un verdadero estado de bienestar.

Independientemente de la ideología con la que se defina el o la gobernante, es de vital importancia que la ciudadanía tenga claro que lo que debe primar son sus acciones y decisiones, ya que son estas las que finalmente lo alinearán ya sea a la izquierda, centro o derecha. Por lo tanto, como indica Graglia, “no se trata de la orientación partidaria de los gobiernos de turno, más a la derecha o más a la izquierda. Ese es un debate viejo y vetusto que contribuye poco o nada. Hoy por hoy, las derechas deben reconocer que solamente con el mercado no se puede y las izquierdas deben entender que con el Estado a solas tampoco se puede”.

Nuestro país está sediento de pactos honestos, que vayan orientados a resolver la problemática que vivimos a diario, donde los distintos sectores se comprometan a sacarnos de la hondura en que nos encontramos, y no perderse en enredos ideológicos, que lo único que están logrando es polarizar a la población y generar una brecha más profunda de pobreza.

Nuestra democracia debe estar sustentada en el sistema institucional, y no depender del político de turno que manipula las instituciones conforme a su estado emocional. La institucionalidad democrática no tiene ideología, así como la pobreza, el acceso a la salud y el hambre tampoco. Necesitamos un gobierno que verdaderamente tome decisiones, cobijado en la libertad que le permite la legislación nacional y no en su creencia ideológica.

Fabiola Flores G.

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