Islas de la Bahía guía al país: ¡fuera el plástico!

Jairo Núñez

¿Recuerdan a inicios de los años 90 que en radio y televisión se promovía un lema que decía: “Honduras verde para el año 2000”? Esta campaña inició en 1990 y tenía como objetivo alcanzar sus metas antes del año 2000. La campaña “Honduras verde para el año 2000” fue promovida por una coalición de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, así como por la sociedad civil en Honduras. Si bien es cierto sus resultados han sido buenos, todavía se requieren mayores esfuerzos.

Basta con observar la desembocadura del río Motagua para ver cómo “importamos” toneladas de plásticos y otros desechos guatemaltecos a nuestras costas, afectando el medio ambiente hondureño. El plástico está afectando la tierra y principalmente nuestras playas. Masas de desechos plásticos flotan campantes en altamar en el Caribe hondureño, causando una catástrofe ambiental para la flora y la fauna. En estos islotes de basura se puede encontrar desde material hospitalario hasta recipientes de plásticos de toda forma y tamaño los cuales se van al fondo del mar asesinando especies como tortugas carey, muertas o intoxicadas por pajillas y empaques de plástico.

Según datos de la ONU el plástico mata alrededor de un millón de aves marinas y 100,000 mamíferos marinos cada año. Lo peor es que su degradación tarda hasta 400 años. Alrededor de 15 países ya han prohibido el uso de plásticos en Latinoamérica. Costa Rica, Panamá, Chile, Perú, son algunos de los países que han prohibido el uso de plásticos, total o parcialmente, principalmente en la industria alimenticia, restaurantes y hoteles. Se estima que entre el 70% y el 80% de la basura generada son botellas y bolsas de plástico. Aproximadamente el 30% del plástico va a parar a los mares.

En Honduras, las Islas de la Bahía ya tomaron acción. En 2019 se puso en vigencia la ordenanza de prohibición al uso de envases de plásticos. Aunque esta ley data de 2005, tomó su tiempo ponerla en marcha. La resistencia al cambio es algo que normalmente ocurre. Algunos comerciantes pueden pensar que podría afectar la economía, pero sucede exactamente lo contrario, los turistas prefieren lugares más limpios para visitar; lugares sucios y atestados de basura no son atractivos para el turismo.

La crisis de contaminación plástica en Islas de la Bahía se agravó con el tiempo debido al turismo masivo y la falta de regulaciones adecuadas. Los plásticos de un solo uso, como bolsas, botellas y envases, inundaban las playas y dañaban los ecosistemas marinos y terrestres. Consciente de esta problemática, Honduras se inspiró en la experiencia de otras naciones y en las recomendaciones de organismos internacionales para abordar este problema de manera integral.

La ordenanza que prohíbe el uso de plásticos en Islas de la Bahía se promulgó después de un proceso participativo que involucró a diversos sectores de la sociedad: gobiernos locales, organizaciones ambientales, empresas turísticas y la población en general. Se llevaron a cabo campañas de concientización y educación para sensibilizar a la población sobre los impactos negativos de los plásticos en el entorno y para fomentar la adopción de alternativas sostenibles, como el caso de Green504, una marca hondureña que promueve el uso de empaques biodegradables y 100% compostables, que se degradan rápidamente después de su uso. Una alternativa muy buena y económicamente razonable para crear conciencia ambiental.

Las ventajas de la prohibición de plásticos en Islas de la Bahía son innegables. La medida está contribuyendo a la conservación de los ecosistemas, la protección de la biodiversidad marina y terrestre, y la promoción de prácticas turísticas sostenibles. Además, se han generado empleos en la producción y venta de alternativas amigables con el medio ambiente, como la de Green504 www.green504.com e IG: @green504hn. Sin embargo, algunas desventajas incluyen la necesidad de adaptación por parte de la población y las empresas, así como posibles costos iniciales más altos para las alternativas sostenibles, precios que con el tiempo se irán minimizando a medida que la producción a escala se vaya incrementando.

La exitosa experiencia en Islas de la Bahía sugiere que la prohibición de plásticos podría ser replicada en otras regiones de Honduras. Se podría comenzar por los departamentos costeros del norte y sur del país. Para lograrlo, se requeriría una estrategia similar de sensibilización y participación ciudadana, así como la colaboración activa entre los gobiernos locales, el sector empresarial y las organizaciones ambientales. Es esencial adaptar la medida a las características y necesidades de cada área, considerando las particularidades económicas y sociales. Si queremos crear una conciencia ambiental sostenible, estamos en el momento indicado para generar leyes que involucren al resto del país. ¡Honduras verde para el futuro!

Jairo Núñez es Doctor en Ciencias. Profesor de posgrados en la UNAH y en la U. Católica
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