Evaristo López en la república de las artes y las letras.

Rolando Sierra Fonseca

Introducción

Al analizar la trayectoria de vida de una persona como Evaristo López Rojas (1941-2023) en Honduras se le puede ubicar rápidamente como un ciudadano de la República de las letras, es decir, al ser en la perspectiva de Ángel Rama (1998), un actor del mundo literario e intelectual a la vez que productor de textos un consumidor de los mismos, ya fueran textos escritos, icónicos o artísticos. Su vida fue constante en el diseño gráfico, la fotógrafa y la impresión de libros en continuo diálogo con las y los escritores, los teatristas y los artistas visuales.

Es en esta línea que puede comprenderse la vida y obra de una de las figuras centrales de la vida literaria e intelectual de Honduras como lo fue Evaristo López Rojas, quien desde muy joven incursionó en el mundo de los libros, las ediciones, las artes, la fotografía y mantuvo una producción y actividad permanente en este campo a lo largo de su vida. Es así como en este trabajo se presentan algunos aspectos de la trayectoria de vida de López Rojas en su dimensión de ciudadano de las letras y de las artes.

Una vida entre imprentas y fotografías

Evaristo López Rojas nació el 25 de diciembre de 1941 en la ciudad de Tegucigalpa, en el contexto del régimen dictatorial de Tiburcio Carías Andino entre 1933 a 1949. Sin duda, la dictadura de Carías Andino fue un referente permanente en su memoria.

En las cárceles del país y en el exilio, había centenares de hondureños acusados de promover acciones subversivas contra el régimen caríísta. Gran cantidad de hondureños, entre ellos el novelista Ramón Amaya Amador, se incorporaron a la Legión del Caribe, un destacamento revolucionario que, teniendo sede en Costa Rica, luchaba contra los regímenes dictatoriales de Centroamérica: Jorge Ubico en Guatemala, Maximiliano Hernández Martínez en El Salvador y Carías en Honduras. Una de esas conspiraciones tuvo lugar el 21 de noviembre de 1943 cuando varios hondureños trataron de producir una sublevación castrense contra la tiranía, pero, infelizmente, un desertor de última hora denunció el plan y todos los revolucionarios fueron detenidos. El jefe del movimiento fue Emilio Gómez Rovelo, quien buscó refugio en México (Becerra, 1983, p. 183).

Sus padres fueron Rafael López Rodas y Leonor Rojas. Tuvo dos hermanos Concepción y Rafael.

“Mi padre fue criado en Tegucigalpa por una madre soltera. Cuando ella murió, él tenía 14 años y tuvo que defenderse solo. Un año después, en 1913, se unió a un circo ambulante que venía de Colombia, y estaba entonces presentándose en Tegucigalpa. El dueño del circo, impresionado por la iniciativa y entusiasmo de mi padre, lo ubicó en diferentes trabajos, desde limpiar y alimentar los animales, hasta trabajar medio tiempo como payaso. Mi padre continuó con el circo mientras viajaba hacia el sur por Nicaragua, Costa Rica y Panamá, de allí a Bogotá donde permaneció por dos meses, para luego regresar a Panamá a buscar empleo en un tiempo donde las oportunidades abundaban en la zona del canal (López, 2012, p. 29).

Desde muy joven Evaristo ingresó al mundo de los libros, por la imprenta de su padre Rafael López Rodas y con ello al diseño gráfico, a la fotografía y también en el cine, ya que su padre, se especializó en Panamá en la instalación de equipo para cines, trabajo al cual se dedicó en las salas de Tegucigalpa (Yuscarán, 2012, p. 18). Evaristo comenzó su fascinación por la fotografía cuando tenía apenas 12 años junto a su padre, como lo relata, Nadia Cáceres (2015, p. 124),

“solían hacer caminatas hacia el parque La Concordia, la Basílica de Suyapa, entre otros lugares emblemáticos de la ciudad de Tegucigalpa. Evaristo López Rojas creció entre pintores, literatos, músicos, teatristas y otros personajes de la vida cultural de Tegucigalpa y Comayagüela”.

Cuando Evaristo tenía 6 años en 1947 su padre emprendió en el trabajo tipográfico al instalar en el barrio La Ronda de Tegucigalpa la Tipografía López. Entretanto, Evaristo, inició con sus estudios primarios en la escuela República Oriental del Uruguay y posteriormente los secundarios en el Instituto Central de Varones, donde se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras, comenzó los estudios de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, más no los concluyó por ayudar a su padre que se encontraba con problemas de salud en el trabajo de la imprenta; en la que poco a poco se fue haciendo cargo del negocio, pero sobre todo, de la posibilidad de innovar en el trabajo del diseño gráfico y la impresión de libros en Honduras, tras irse a formar a Heidelberg, Alemania su padre había comprado un nuevo equipo para imprenta.

Su estancia en Europa fue significativa en su proceso formativo en la impresión, el diseño gráfico y la fotografía. Vivió entre Alemania y Bélgica en los años 1964 y 1965. Como el mismo lo describe “eventualmente aprendí alemán, tomé cursos de fotografía, arte gráfico, estudiando por un tiempo en dos lugares: Gevaert en Mortsel, Bélgica y en Agfa en Leverkussen, Alemania” (López, 2012, p. 20).

Asimismo, esto le permitió conocer y formarse en procesos de calidad de impresión: “Por primera vez, pude ser testigo y formar parte en el proceso de calidad, impresión y producción” (López, 2012, p. 20). También conocer museos, bibliotecas, galerías de arte, estuvo en conciertos, conversatorios de poesía, pero sobre todo ediciones de libros y revistas editados e impresos de alta calidad y creatividad. Al mismo tiempo que descubrió “publicaciones reimpresas en alemán por escritores de los que sólo había escuchado hablar: Nietzsche, Goethe, Rainer María Rilke y muchos otros” (López, 2012, p. 20).

Visito y viajo por casi todo el centro de Europa, aparte de Alemania y Bélgica, conoció Suiza, Austria, Francia, Italia, España y Holanda. A partir de ahí, como el mismo lo expreso “La palabra ´cultura´ de repente tenía una resonancia…una apreciación que ha estado conmigo desde entonces” (López, 2012, p. 21).

Retorno a Honduras el año 1965, “Para cuando regresé a Tegucigalpa en 1965, ya había considerado incorporar en nuestro trabajo en casa lo que había visto y aprendido en Europa. Cuando mi padre compró nuestra primera máquina offset Heidelberg en 1966 que fue enviada desde Alemania, logramos salir de las impresiones en tipografía para entrar en los proyectos de offset” (López, 2012, p. 21).

Litografía López: un centro difusor de la cultura, las artes y las letras

Evaristo López, a inicios de la década del setenta, asume directamente la responsabilidad de la imprenta y muy rápidamente se percata del potencial cultural que tenía el trabajo en la imprenta:

“Para 1972, mi padre se retiró por enfermedad el potencial cultural de la Imprenta López. Este deseo mío se reforzó luego de tres viajes seguidos a Europa a participar en convenciones internacionales para impresores, que se llevaban a cabo periódicamente en Dusseldorf…Se puede decir que había descubierto una misión en la vida- promover, apoyar, dar a conocer y exponer la cultura hondureña” (López, 2012, p. 21).

Transformando así la Imprenta López, ubicada en el barrio La Ronda de Tegucigalpa, en un centro difusor de la cultura, las artes y las letras hondureñas por más de cuarenta años. No solo porque la imprenta bajo su dirección fue convirtiéndose en el referente de los trabajos de impresión en el país, sino porque se convirtió en un espacio en donde se desarrolló la ciudad letrada en Honduras. Escritores, teatreros y artistas de la plástica acudieron siempre a Evaristo López para la publicación de un libro, un afiche o cartel para anunciar una obra de teatro o publicar un poema o un desplegable sobre la exposición de un artista.

No es el acaso, que los principales escritores y pintores de la segunda mitad del siglo XX en Honduras hayan publicado sus primeros libros bajo el sello de la Litografía López y, los artistas sus carteles y desplegables de sus exposiciones. Se puede decir que el desarrollo literario, intelectual y artístico de Tegucigalpa está de algún modo acompasado al desarrollo de la Imprenta López. Gracias a su apoyo emergieron en el país nóveles escritores, que por su mecenazgo lograron publicar su primer libro, convirtiéndose así de acuerdo con el mismo Evaristo, más que un empresario un “impresor” (2015, p. 53). Un impresor de las ideas, de las letras y de la plástica hondureña bajo la convicción que su mundo era el de las artes y letras, como él mismo lo expresó que decidió apoyar a los artistas y escritores:

“yo me vinculé porque a mí me gusta el arte, yo decidí involucrarme, aunque me dejó pobre y no me arrepiento. Contribuí bastante a eso… como a veces no me podían pagar, entonces hacíamos canje, por un cuadro, por algo. Era una necesidad apoyar a esta gente” (López, 2015, p. 55)

En ese sentido, como lo ha planteado Eduardo Bahr:

“Evaristo no tenía más bienes que sus amistades y a ellas sirvió, mediante un desinterés que muchas veces significó pérdidas económicas personales que asumió con sin igual templanza y desinterés… Muchos libros fueron impresos en sus talleres litográficos por cuenta propia lo que significó bienestar y fama para algunos autores. De tal manera Evaristo no tenía para sí bien alguno que tuvo que trabajar por estipendio y pago…” (Eduardo Bahr).

La lista de artistas nacionales asociados a Imprenta López durante esas dos décadas se compara con un Whose Who de las artes y la literatura hondureña –escritores tales como (nombrando unos pocos): Longino Becerra, Rigoberto Paredes, José Adán Castelar, Julio Escoto, Roberto Quezada, Clementina Suárez, José Luis Quezada, Juana Pavón, Roberto Castillo, Jorge Montenegro, Blanca Guifarro, Alma Caballero, Guillermo Anderson, Jorge Luis Oviedo, Rubén Berríos, Raúl Antonio Fuentes, Noel Borjas, César Indiano, Matías Fúnez, Leticia de Oyuela, Fabricio Estrada, Roberto Sosa, Alejandra Flores Bermúdez, Mario Argueta, Rafael Elvir, Dr. Jesús Aguilar Paz, Rolando Katán, Gabriel Vallecillo Márquez, Alberto DeStephen, Candace Wells Hammond, Yolani Martínez, Amanda Castro, Lety Elvir, Rubén Izaguirre, también autores norteamericanos, incluyendo Erling Duus, Eric Schwimmer, Willy Gutman, Shelly Tabar y muchos otros. (Yuscarán, 2012, p. 23).

El compromiso con la cultura, las artes y la literatura de Honduras fue tal que Evaristo López nunca sintió competencia por las nuevas imprentas en el país o que el Estado de Honduras modernizara su empresa de artes gráficas. Tal como lo ha hecho ver Óscar Lanza Rosales:

“A partir de 1976, el gobierno me encomendó crear una de las imprentas más modernas que ha tenido Honduras. En ese tiempo comencé a tratar más de cerca a Evaristo y Antonio Torres, que eran los técnicos más calificados de esa industria. A pesar que ellos trabajaban para el sector privado, me apoyaron con sus consejos, ad honoren, a salir adelante con esa imprenta, que llegó a producir hasta un millón de textos escolares al año.

Ahí comencé a apreciar en Evaristo, su sincero deseo de servir al prójimo, a gozar de sus conversaciones, sus proyectos, de transformar el ambiente cultural de Honduras, y replicar sus vivencias en Europa, durante su estadía y formación en Alemania. Su gran pasión por la fotografía, y por hacer las cosas bien hechas, al grado que, se volvió un referente de los escritores y artistas de la capital, para editar sus obras” (Lanza Rosales, 2023https://www.latribuna.hn/2023/05/31/evaristo-honro-la-amistad-y-el-servicio-al-projimo/).

También, gracias al apoyo de Evaristo con su imprenta surgieron diferentes sellos editoriales en Honduras como: Editorial Guaymuras, Editores Unidos, Ediciones Girándula, Ediciones Paradiso, Ediciones Subirana, Ediciones Pez Dulce, las publicaciones del BCIE, PNUD, entre otras que han venido a difundir los estudios y las letras hondureñas.

Porque para Evaristo López la cultura tenía que ser para todas y todos. Aspiró a democratizar el conocimiento y las artes en el país mediante el acceso a que las y los escritores pudieran publicar sus libros, que los artistas plásticos y de teatro pudieran difundir sus obras, pero sobre todo que el pueblo fuera parte y tuviera acceso a la literatura, al teatro, la danza y a la obra pictórica del país.

Consideró que la cultura era necesaria para satisfacer las necesidades del pueblo, y que, por lo tanto, se tenía que desestimar toda visión elitista de la cultura y de las artes (López, 2015, p. 56). La cultura tiene que ser parte constitutiva del desarrollo de los pueblos. Esta fue la experiencia que tuvo en sus años en Alemania y Bélgica de como los obreros, también cantaban en los coros y se dedicaban a actividades culturales y artísticas.

Por ello Evaristo López se definió asimismo como “un amante de las artes” (2015, p.56)  y un trabajador “por la cultura del país” (2015, p. 57), en la medida de sus posibilidades, buscó apoyar el trabajo de las y los artistas, escritores, teatreros, músicos y bailarines, ya sea desde la imprenta o ir estableciendo redes de apoyo entre instituciones y personas, porque para impulsar la cultura y las artes en Honduras, consideraba que solo sería posible si todos los sectores se involucraran en ello “yo diría que más que dinero lo que hace falta es tener apoyo y una actitud positiva” (2015, p. 57).

Entre el diseño gráfico y la fotografía.

Pero Evaristo López no solo fue la persona que puso a disposición todos sus recursos para apoyar el desarrollo de la cultura, las artes y las letras en Honduras, fue también un artista del diseño gráfico y de la fotografía que logró que Honduras entrara en la modernidad en el diseño gráfico e impresión.

Aunque, al analizar la historia diseño gráfico en Honduras está marcada por una complejidad, con diversos matices y actores, se requiere investigar con mayor profundidad las condiciones contextuales, estilísticas y técnicas –nacionales e internacionales, para entrar en el sustrato de las influencias del pensamiento estético y de los momentos socioculturales que producen coincidencias formales, cromáticas, tipográficas y fotográficas que definen las distintas etapas que puedan ubicarse en el suceder visual hondureño.

El diseño gráfico es una profesión cuya actividad consiste en proyectar comunicaciones visuales destinadas a transmitir mensajes específicos a grupos sociales, con objetivos determinados. Esta actividad ayuda a optimizar las comunicaciones gráficas. También se conoce con el nombre de diseño en comunicación visual, diseño de comunicación visual o diseño visual.

Cuando se habla de tipos de artes gráficas, es sobre todo, la elaboración de creaciones visuales a partir de unas técnicas específicas, tanto en su etapa creativa, como la industrial.

De este modo, fueron nuevos estilos de libros e impresos que salieron de la Imprenta López tras el regreso de Evaristo de Europa, libros impresos con calidad y bajo los estándares internacionales, con diseños de portadas artísticos. Sin duda, gran parte del acervo bibliográfico del país ha salido de las máquinas impresoras de la Litografía López, como él mismo expreso: “las artes gráficas que aprendí en Alemania y Bélgica. En Alemania la impresión y en Bélgica la parte de la fotografía para artes gráficas” (2015, p. 56) son las que puso en práctica tras su regreso a Honduras.

En la línea de Walter Benjamín, López vio en la fotografía, la posibilidad de hacer un archivo, un registro e imágenes de la sociedad hondureña y de aquellos hondureños y hondureñas que han contribuido al desarrollo cultural del país: “Es una pasión y también es un medio para documentar la vida cotidiana o hechos históricos” (López, 2015, p.53).

Para 1986, López, comenzó el proyecto de registrar fotográficamente personalidades del arte y de la cultura en el país como un homenaje personal, convirtiéndose en un proyecto editorial, con el paso del tiempo este registro fue ampliándose y se extendió hasta finales de la primera década del siglo XXI, quedando pendiente la edición del proyecto original del artista de hacer una publicación homenaje a las personalidades retratadas (https://blogs.unah.edu.hn/dircom/evaristo-lopez-rojas-el-artista-del-lente-que-capturo-la-historia-de-honduras-hasta-pronto-maestro/.)

Fue así que se dio a la tarea de registrar escenas de la vida cotidiana hondureña y los rostros de la nación, porque consideró a la fotografía como “un medio visual histórico” (López, 2015, p. 53). Un registro complementario a la oralidad y a la tradición. En ese sentido, se sintió orgulloso porque en su trabajo fotográfico logró captar los rostros y las personalidades de una generación decisiva, intelectual y artísticamente del país, de las décadas de los 70s, 80s y 90s:

“Sinceramente no jactarme, pero ahí en mi obra fotográfica hay personas importantes dentro de la cultura del país: entre otros, Leticia de Oyuela, Óscar Acosta Berríos, Clementina Suarez…” (López, 2015, p. 54).

Por ello como lo plantea Martínez (2015, p.13):

“Si existe una fotografía documental hondureña y si existe un número apasionado artístico dedicados a ella. Evaristo López Rojas es uno de ellos, y es uno de los más destacados, su producción ha sido continua y de alta calidad a todo lo largo de su vida profesional, tanto en aspectos técnicos de realización. Quien tenga el privilegio de tener frente a él un original fotográfico del artista, podrá admirar el conocimiento perfecto de las técnicas fotográficas logradas por el autor, su dominio de los procesos de exposición y revelado nos hacen recordar a grandes fotógrafos y a consagrados en la historia universal”.

De este modo, en su libro de fotografías de Evaristo López, titulado Retrato de una época, para Barahona (2015, p. 119):

“deja un legado que contribuirá en clave para escrudiñar los espacios culturales nacionales de finales del siglo XX. Además, del componente estético fotográfico, también se puede deducir que cada persona retratada representa un aporte para la búsqueda de la identidad nacional, pues en esta serie fotográfica la premisa de encontrar ciertas pautas identitarias sirve de trasfondo figurativo.

De igual modo para Martínez, (2015, p. 154):

“Evaristo López Rojas con estas imágenes ha conseguido devolver a la disciplina del retrato su honor y su dignidad, con ellas ha logrado proyectos a nuestro tiempo a los protagonistas más brillantes de la segunda mitad del pasado siglo XX, en la capa sensible de los negativos ha quedado grabado lo más sublime de toda una época».

No sin razón, para Nadia Cáceres, con la muerte de Evaristo López se produce en Honduras la pérdida de “uno de los pocos fotógrafos hondureños vivos, que posee el conocimiento y la experiencia de la fotografía de mediados de los años 50’tas” (Cáceres, 2015, p.123).

Evaristo López siempre planteó que su obra estaba conectada con la realidad nacional, al tratar de registrar Honduras en su vida cotidiana y artística y cultural:

“primero, ahí podemos ver personajes que, si han contribuido a la cultura del país, sus retratos, sus fotografías, son personajes que han participado en la construcción de la nación; segundo, lo demás es un registro de obra pictórica de los artistas plásticos del 70 y 80” (López, 2015, p.63).

Una conciencia política a favor de Honduras

Durante los ochenta del siglo XX, Honduras se caracterizó por la violación de los derechos humanos y por la presencia de las tropas extranjeras en el territorio nacional. Las administraciones de Suazo Córdova (1982-1986) y sus sucesores civiles aplicaron sistemática y rigurosamente la doctrina de seguridad nacional en Honduras. Los militares controlaron todos los aspectos de la seguridad interna hondureña, incluyendo el mando de las fuerzas policiales nacionales.  El mayor defensor en Honduras de la doctrina de seguridad nacional y poder, tras el presidente, fue el Gral. Gustavo Adolfo Álvarez Martínez. Su mandato duró desde abril de 1982 a marzo de 1984 cuando fue desbancado por un golpe militar interno. Su liderazgo como comandante en jefe de las fuerzas armadas hondureñas, inició un período de crueles violaciones de los derechos humanos sin precedente en la historia del país:

“Al revisar los hechos nos hemos encontrado con que no solo se dieron las desapariciones [que] es quizás el fenómeno más notorio, pero no el único, [sino que] también existió una tremenda violencia social, ejecuciones extrajudiciales, torturas, detenciones ilegales, etc.” (CONADEH, 2002, p.13).

Tanto la ocupación del territorio nacional por tropas extranjeras, como la violación a los derechos humanos y la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional causó la indignación de un buen número de intelectuales, escritores y artistas del país, al asumir posturas críticas y por la defensa de la soberanía nacional y el respeto a los derechos humanos.

Esta crítica se observó también en literatos y artistas hondureños que desde su forma de creación denunciaron y expresaron esta situación, como los poetas Roberto Sosa en su libro Secreto Militar (1985) y José Adán Castelar en Sin olvidar la humillación (1987), o en las artes plásticas Ezequiel Padilla

De igual modo, desde la Imprenta López se publicaron importantes libros de escritores nacionales que analizaron y denunciaron esta situación y se publicaron revistas de orientación crítica, como el Boletín de la Defensa Nacional, dirigido primero por el periodista Ventura Ramos y posteriormente por el académico Ramón Oquelí, así como la Revista Prisma. dirigida por María Luisa Castellanos de Membreño, de la cual López fue fundador junto con Clementina Suárez y Roberto Sosa,  que en sus páginas se encuentran escritos por la soberanía y la identidad nacional, como los de Filander Díaz Chávez, Ramón Oquelí, Alfredo León Gómez, Ernesto Paz Aguilar, Jorge Ponce Turcios, Leticia de Oyuela, entre otras y otros escritores del país.

Asimismo, López fue lo suficientemente claro, dentro de su visión patriota y latinoamericanista de expresar que le

“gustaría que la OEA esté en Brasil no en Washington (resaltar el liderazgo latinoamericano). Nosotros somos distintos de ellos (Estados Unidos y Canadá), comenzando por idioma que ellos hablan. Yo me inclinaría más por una CELAC, pero auténtica” (López, 2015, p.63).

Apeló a una Honduras progresista, como lo hizo en el apoyar a todos las y los artistas, escritores, teatristas y músicos que siempre realizaron una obra crítica sobre la realidad hondureña, así como el movimiento de indignados en el país. Para Evaristo el trabajo por la cultura, las artes y las letras, como el trabajo intelectual en un país como Honduras, no tenía otro propósito, que trabajar por el pueblo hondureño, al cual considero que si siempre le están “inculcándole lo mismo – nuca va a salir adelante” (López, 2015, p.57).

Para Evaristo López, Honduras era un país de gente joven y en ellos vio siempre la posibilidad del cambio, bajo la utopía que,

“Aquí hay tantos jóvenes que son triunfadores, que vienen de lugares que son realmente de alta peligrosidad… y todavía tienen la posibilidad de salir adelante” (López, 2015, p. 57).

Fue precisamente con las y los jóvenes que Evaristo López buscó hacer siempre de Honduras una República de las letras y de las artes. (4 de junio del 2023)

Bibliografía

Barahona, Miguel. (2015).  La utopía retratada en paradojas, de lo particular a lo colectivo Evaristo López Rojas. En Martínez, Paul. (2015). Evaristo López Rojas. Retrato de una época. Universidad Nacional Autónoma de Honduras: Tegucigalpa.

Becerra, L. (1983). Evolución Histórica de Honduras. Editorial Baktum: Tegucigalpa.

CONADEH. (2002). Los hechos hablan por sí mismos: informe preliminar sobre los desaparecidos en Honduras. 2.ª ed. Comisionado Nacional de los Derechos Humanos/Guaymuras: Tegucigalpa.

Cáceres, Nadia. (2015). Detrás del lente de Evaristo López Rojas. En Martínez, Paul. (2015). Evaristo López Rojas. Retrato de una época. Universidad Nacional Autónoma de Honduras: Tegucigalpa.

Lanza Rosales, Óscar. Evaristo: “honró la amistad y el servicio al prójimo”. Diario La Tribuna: Tegucigalpa.

Malta, Joseph. (2015). Retratos de la Nación “Los circunspectos”. En Martínez, Paul. (2015). Evaristo López Rojas. Retrato de una época. Universidad Nacional Autónoma de Honduras: Tegucigalpa.

Martínez, Paul. (2015). Evaristo López Rojas. Retrato de una época. Universidad Nacional Autónoma de Honduras: Tegucigalpa.

Martínez, Paul. (2015). Retratando una nación, a manera de introducción. En Martínez, Paul. (2015). Evaristo López Rojas. Retrato de una época. Universidad Nacional Autónoma de Honduras: Tegucigalpa.

Martínez, Paul. (2015). Evaristo López Rojas. Retratos de una época. En Martínez, Paul. (2015). Evaristo López Rojas. Retrato de una época. Universidad Nacional Autónoma de Honduras: Tegucigalpa.