Identidad política y propósito

Marcio Enrique Sierra Mejía

El paso hacia la organización de una coalición política de las fuerzas democráticas para enfrentar la maltrecha gobernanza de la familia castromelista y la nefasta incidencia ideológica que ejerce el Partido Libre, seguidores acérrimos de los propósitos políticos del Foro de Sao Paulo, es el inicio de una ofensiva política contundente para la reconquista del poder de Estado, con el fin de conducirlo por el sendero democrático que la ciudadanía hondureña en general anhela.

Ser democrático es la identidad social que inspira a los líderes políticos de diversas organizaciones que promueven la plataforma de coalición democrática y cuyo interés político común, es luchar por la democracia como forma de poder, oponiéndose rotundamente al autoritarismo marxista y a la dictadura de partido como mecanismo de gobernanza.

La identidad política democrática de los hondureños es la identificación inherente en la mayoría de las familias catrachas pero que, debido a las circunstancias políticas que han imperado en el desarrollo de la nación, ese anhelo ha sido reprimido por guerras intestinas, por dictaduras civiles y militares y, actualmente, por el gobierno de orientación socialista que ostenta el poder. Y que, hoy por hoy, busca a través de imposiciones ilegales, claramente manifestadas en abusos de poder, irrespeto al Estado de derecho y hasta violaciones a los derechos humanos, instaurar la forma antidemocrática de poder de Estado. Avalada por una militancia radicalizada que ha tomado esa forma de identidad social. De hecho, quieren insertar a Honduras, a los hondureños y a las nuevas generaciones en un contexto histórico, en una cultura, en un sistema político o en un sistema de desarrollo guiado por principios anticapitalistas, que trastoquen la libertad individual, la propiedad privada y enfatice en la lucha de clases, creando el odio social clasista. En consecuencia, esta nueva identidad política de corte marxista, que se pretende instaurar sobre la base de una serie de movilizaciones colectivas cuyo carácter político autoritario puede incidir en el comportamiento del voto, no les da el resultado esperado.

La actitud política antidemocrática del gobierno provoca una evidente inestabilidad en el proceso de desarrollo político de Honduras, la orientación ideológica que siguen en los veinte meses de gobierno que han realizado, casi la mitad del periodo presidencial al que tienen derecho, más bien les causa el debilitamiento de la gobernanza que imponen para consolidar su mandato. La orientación partidaria que tienen no ha logrado posicionar el proyecto refundacional en la conciencia de la mayoría de los ciudadanos y, por el contrario, las intenciones de voto a favor del Partido Libre tienden a desfavorecerlo. No han podido empoderar la identidad política refundacional socialista en términos de lazos afectivos hacia el Partido Libre, persistiendo dicha identidad refundacional, solo en un bajo porcentaje de la población ciudadana que acude a votar. La idea de que la refundación del Estado como pretenden imponerla es la vía óptima para salir del atraso, está lejos de convertirse en la identidad social de los hondureños; lo cual implica que la forma de poder dizque “democrática socialista”, no se acepta como forma de poder.

En fin, la transmisión de la identidad política entre Libre y los ciudadanos se lleva a cabo en un contexto de un juego político de influencias reciprocas negativas que no les permite a los marxistas influir en la ciudadanía hondureña.