Hoy ha muerto un hombre bueno

Hoy ha muerto un hombre bueno. Esas fueron las palabras pronunciadas por sus amigos en el cementerio, minutos antes de proceder al entierro. Hoy estamos sepultando a un hombre que dio la vida por su familia y por sus amigos y que en muchas ocasiones ponía a estos últimos por encima de sus propios hijos, si miraba que alguno de ellos estaba en alguna calamidad.

Nunca una mala palabra o un insulto hacia otros, siempre se comportó con mucha educación y cordura, aun en sus momentos de rabia. Se molestaba cuando sus hijos no saludaban al entrar a la casa o cuando llegaba una visita, ya que debíamos practicar la cortesía. Un esposo fiel, que siempre estuvo al lado de su esposa en la larga enfermedad que ella sufrió por casi 20 años, no hubo día que no fuera a verla al hospital, y le decía “yo siempre estaré aquí contigo hasta que Dios lo quiera”, y se mantuvo firme a su promesa en el matrimonio “hasta que la muerte nos separe”.

Fue padre extensivo más allá de sus propios hijos, ya que al haber perdido uno, miraba su rostro en aquellos que necesitaban un padre amoroso. Y siempre mostraste la fortaleza necesaria sin quejarte, aunque por dentro tenías guardadas tantas emociones que preferías esconderlas, por no mostrar debilidad ante tu familia.

La honradez y la honestidad siempre fueron tus principales valores, un trabajador dedicado y leal. Fiel creyente de Dios y de la Virgen María, a quien te entregaste cuando llegó tu hora de partir.

Te has ido en paz, como el hombre bueno que siempre fuiste, con la certeza que las acciones realizadas en este mundo, han sido las correctas, y por eso serás recibido en el cielo y te encontrarás con tu amada esposa, hijo y demás seres queridos que se han adelantado para esperarte. Tu partida siempre deja tristeza, porque la separación física es difícil de aceptar, pero consuela a la vez, saber que el lugar que Dios te tiene prometido, allí no hay enfermedad ni más dolor.

Después de tu partida, se nos ha hecho una película en la cabeza, la cual hemos recorrido desde tu época de futbolista, cuando en nuestros primeros años te acompañábamos al campo para verte jugar, hasta el día que tu luz se apagó, que tus pulmones dejaron de respirar y que tu corazón ya cansado, no pudo más.

Hasta pronto.

En memoria de José Eduardo Flores Reina (+16/08/23)

Fabiola Flores G.

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