MIGUEL HERNÁNDEZ, RENUNCIÓ A SU FE, CONQUISTADO POR LA POESÍA

Juan Ramón Martínez

El director del Centro Cultural de España, José Carlos Balaguer Paredes, nos ha hecho llegar, acompañado de una atenta carta, un ejemplar del libro “Miguel Hernández, antología poética”, editada por la Editorial Universitaria de la UNAH. Sello editorial por el que, guardo indeclinables afectos. Miguel Hernández, fue un poeta español que nació en Orihuela, Alicante, un 30 de octubre de 1910, dentro de una “familia dedicada a la crianza y pastoreo de ganado”.

Esta es una zona seca de España, de tierras ariscas en donde las gramíneas, juegan a las escondidas con los ganados hambrientos. Mucho más dura a principios del siglo pasado cuando nació Hernández que, actualmente. Ahora el reto es menor, porque hay sistemas de irrigación; el cultivo de las naranjas ha reducido las manadas; y el turismo ha desarrollado bellas y atractivas ciudades. Para principios del siglo XX: y aún después durante la guerra civil que asoló a España, las cosas eran duras y muy disputadas. Hernández, tuvo seis hermanos y solo “estudio hasta los catorce años en el colegio Santo Domingo y diversas dificultades en el negocio familiar hicieron que abandonara los estudios y se dedicara a ayudar a sus padres”.

Desde sus años colegiales, se interesó por la literatura. Por ello leyó a Garcilaso de la Vega y a Góngora, como también se acercó a Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. Su influencia mayor, inicial, fue la de Ramón Sije. En diciembre de 1931 viaja Madrid, donde no puede articularse con los agentes culturales de la época, por lo que regreso a Orihuela. Tres años después, efectúa el segundo intento. Entonces se relaciona con Vicente Alexandre y Pablo Neruda que tendrán una importante influencia en su vida. También en esta oportunidad conoce y se enamora de la que será su esposa: Josefina Manresa.

Estos dos hechos, cambian su vida, modifican su visión literaria y su forma de expresar su poesía y, como parece que no pudo evitarlo, también renuncia a sus convicciones católicas, se hace comunista; y rompe sus relaciones literarias con su primer maestro, Ramón Sije. Cuando estalla la Guerra Civil, “se alista voluntario en el ejército republicano. Durante la contienda, contrae matrimonio con Josefina Manresa y publica diversos poemas en las revistas “El Mono Azul”, “Hora de España” y “Nueva Cultura”, y recita en numerosas ocasiones en el frente”. Terminada la guerra y de regreso en Orihuela, es detenido en septiembre de 1939 y condenado a muerte, castigo que le fue conmutado a treinta años de cárcel. Murió en el penal de Alicante el 28 de marzo de 1942. Se truncó así, una de las carreras literarias más prometedoras de la literatura en español. Su poesía, tiene el mérito de exaltar los oficios más humildes de los hombres de la tierra; fomenta la esperanza en la fuerza nueva de la juventud; reafirma la confianza en la lucha revolucionaria, haciendo del cambio y la transformación de la sociedad, la luz que anima a los nuevos hombres que la revolución crea y desarrolla.

“Donde clava la fuerza de sus dientes
Brota un volcán de diáfanas espadas
sus hombres batientes
Y sus talones guían llamaradas”

(Recoged esta voz)

En la poesía de Hernández, hay una enorme espiritualidad. Iniciada en un espacio ingenuo, avanza hacia un clima de fraterna solidaridad en la que, en el sueño político, se mueve hacia una utopía transformadora en la que cada quien será hermano y compañero con el otro. Y en un espacio físico, en el que las cosas materiales, también tendrán espíritu, trasmitido por la fuerza del espíritu del ser humano que, al usarlos como extensión suya, se humanizan y cobran vida. Un gran poeta que pudo ser el mayor de su generación; pero que la muerte, apagó la luz que, afortunadamente todavía sigue iluminando al mundo.

“El animal que canta:
El animal que puede
Llorar y echar raíces,
Rememoro sus garras.
Garras que revestía
De suavidad y flores
Pero que, al fin, desnuda
En toda su crueldad
Crepitan en mis manos.
Aparta de ellas, hijo.
Estoy dispuesto a hundirlas
Dispuesto a proyectarlas
Sobre su carne leve.
He regresado al tigre.
Aparta o te destrozo.
Hoy el amor es muerte,
Y el hombre asecha al hombre”
(Canción Primera)

“Miguel Hernández, Antología Poética” un bello libre, bien editado, con una selección completa de la obra de Miguel Hernández que, sin duda debe ser conocida por los poetas hondureños que, tan necesitados están de vidas y obras como la del joven poeta español que, aunque sus luces fueron apagadas prematuramente por los helados dedos de la tuberculosis y los maltratos carcelarios, sus palabras siguen señalando nuevos caminos para orientar la expresión de las emociones, reafirmar las oportunidades de las palabras y  multiplicar los ecos musicales del español. Y desbrozar, la ruta del hombre en la búsqueda de su última identidad, en los brazos generosos de la poesía.

Tegucigalpa, 17 de agosto del 2023.