La Tegucigalpa que nació en 1578 en el repartimiento que Don Francisco Montejo hiciera a los Capitanes Lope de Cáceres y Gabriel Muñoz y que mineros furtivos de Siria ocuparon para explotar a escondidas de la Corona de España los ricos yacimientos de plata y oro, guarda de la época colonial pocas de las edificaciones de los siglos XVII y XVIII mencionando como referentes los templos católicos como San Francisco, la Catedral, Los Dolores, La Merced, El Calvario y la Inmaculada Concepción y la Casa de Los Rescates que hoy es la Biblioteca Nacional.
Lo demás, los urbanizadores se encargaron de demolerlos para darle paso al modernismo sin tener conciencia de preservar lo que era parte de la historia de una ciudad que por su topografía guardaba encantos desde las faldas de El Picacho al Río Grande, desde La Plazuela al Barrio Abajo.
A finales del Siglo IXX Emilio Montessi un constructor de origen italiano inicio la construcción de edificios con líneas clásicas europeas contratado por los comerciantes alemanes que tenían su emporio en Amapala y a comienzos del Siglo XX llegaron a Honduras los primeros artistas de la construcción los llamados alarifes como Augusto Bressani, Giovanni Belli y Alberto Belluci, quienes se dedicaron a levantar obras utilizando la piedra arenisca de las ricas canteras de Saucique, Carpinteros y las piedras negras de Coa Arriba y Coa Abajo y los ladrillos de barro cocinados por los tejeros del Guanacaste.
Construido en 1880 para convertirlo en el primer Hospital General de Tegucigalpa (FOTO 1) Don Emilio Montessi construyó un edificio de estilo europeo que en 1942 adicionándole un segundo nivel pasó a ser el Palacio de los Ministerios y hoy Museo de la Identidad Nacional.
El Señor Montessi también con las mismas líneas construyó en el gobierno de Don Luis Bográn el edificio para albergar el Correo Nacional, La Casa del Niño y las primeras aulas de la Escuela de Medicina (FOTO 2).
Comienza el Siglo XX y los alarifes italianos Bressani, Belli y Bellucci inician el modernismo arquitectónico de Tegucigalpa; Don Santos Soto contrata a Augusto Bressani para que le construya un edificio para operar en su primera planta el Banco de Honduras (FOTO 3), en la segunda su residencia familiar y así se inaugura en 1907 un obra en la que Alberto Bellucci pone su arte al diseñar y colocar los primeros pisos decorativos en la capital.
Bressani construía pero no era arquitecto ni diseñador y con Giovanni Belli comenzó a construir en 1917 por encargo del Presidente Francisco Bertand la nueva Casa de Gobierno (FOTO 4) maravillosa edificación levantada en la loma de Don Jerónimo Zelaya donde estaba “La Casona” a la margen derecha del Río Grande obra en la que Bellucci puso sus ingeniosos diseños en los pisos de los corredores, las oficinas y los salones e inaugurada en 1920.
Belli, Ehler, Montessi y otros extraordinarios constructores se dedicaron a transformar a la ciudad cambiando especialmente en el centro las viejas fachadas con alerones de tejas por cornisas con estilo francés e italiano como la Casa de la Amistad o casa Ramón Rosa (FOTO 5) destruida por un incendio y que ante la indiferencia de los gobiernos no se ha podido rescatar permaneciendo en ruinas.
Pero Bressani se distinguió en el sello arquitectónico de Tegucigalpa encontrando en un hondureño diseñador Don Samuel Salgado y con el apoyo de Bellucci sus obras donde la piedra arenisca le dio belleza a sus obras como el Palacio de Comunicaciones y la torre del Telégrafo en el Barrio Abajo (FOTO 6).
Y en este recuento de hoy no podemos olvidar la obra de un genial constructor español Don Cristóbal Pratts Fonellosa contratado por el General Manuel Bonilla para construir el Teatro Nacional (FOTO 7) inaugurado un 15 de Septiembre de 1915 reformado a finales de los años treinta y otras en los años noventa.
Hay dos joyas que las autoridades especialmente la Alcaldía Municipal debe rescatar y preservar, lo que queda del Castillo de Bellucci (FOTO 8) construido por Alberto Bellucci en los años finales de la primera década del Siglo XX, que allá por los años cuarenta se convirtió en una cuartería, que fue declarado insalubre en los años cincuenta y reflejó todo el ingenio del alarife italiano combinando torreones con nichos y ventanales y jugando con gradas de piedra desde el alto callejón de La Ronda hasta el antiguo Barrio Berlín más conocido como La Leona.
Y la últimas obras de Bressani en Tegucigalpa con el diseño de Don Samuel Salgado y los pisos de Bellucci, Villa Roy en 1936 por encargo de Roy Gordon heredado a Don Julio Lozano y este a su vez al gobierno para dedicarlo a un Museo de Historia y el Palacio del Distrito Central inaugurado en 1938 (FOTO 9) ambas descuidadas y que son de los pocos íconos de la vieja Tegucigalpa.
Hasta la próxima semana.