Carlos G. Cálix
La metamorfosis urbana es un proceso que implica convertir una ciudad en una Zona Especial de Desarrollo (ZED). Indudablemente, esta idea ha surgido como una estrategia audaz y visionaria para impulsar el crecimiento económico y la innovación en el siglo XXI. La metamorfosis urbana es un concepto que encierra la reinvención total de una ciudad con el objetivo de estimular la inversión, promover la innovación y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Algunas ciudades, como Shenzhen en China, han logrado esta transformación de manera asombrosa. Shenzhen pasó de ser una pequeña localidad pesquera a convertirse en un epicentro tecnológico global al ser designada como una Zona Económica Especial en 1980. Una metamorfosis que sería muy interesante, por ejemplo, para La Ceiba.
El caso de las ZEDE Próspera, Morazán y Satuyé en Honduras refleja una búsqueda similar de transformación en menor escala. Estas zonas buscan atraer inversión extranjera, generar empleo y promover la innovación a través de políticas y regulaciones especiales. Establecer una ZED no solo implica cambiar las normativas, sino también construir un ecosistema favorable para el crecimiento económico y la colaboración.
Mirar hacia experiencias globales puede proporcionar ideas fundamentales para llevar a cabo una metamorfosis urbana exitosa. Hong Kong y Singapur son ejemplos notables. Ambos han demostrado que la flexibilidad en la regulación, la inversión en educación y la infraestructura de alta calidad son ingredientes esenciales para el éxito. Singapur, en particular, ha diversificado su economía a través de un enfoque multifacético en áreas como tecnología, finanzas y educación.
Comparando con las ZEDE hondureñas, como Próspera, Morazán y Satuyé, podemos observar similitudes y diferencias. Estas zonas buscan atraer inversiones a través de incentivos fiscales y regulaciones favorables. En Morazán, por ejemplo, se ha priorizado la inversión en tecnología y educación para fomentar la innovación. Sin embargo, el éxito a largo plazo dependerá de la sostenibilidad y de garantizar que los beneficios económicos se traduzcan en mejoras reales para las comunidades locales.
El caso de Próspera, una ZEDE en Roatán, destaca este equilibrio. La inversión en infraestructura turística ha llevado a un aumento en el empleo y el turismo, pero también ha generado preocupaciones sobre el medio ambiente y los efectos en la comunidad local. Es imperativo que la transformación de una ciudad en una ZEDE considere estas preocupaciones y busque soluciones que beneficien a todos los actores involucrados. Un ejemplo concreto es la Torre Duna, que se alza en Próspera y que según uno de sus máximos representantes: “ha dejado millones de dólares en pagos a proveedores y empleados en Roatán. Además, en tres años ha logrado atraer más de $ 100 millones de dólares de inversión y ha generado más de 3 mil empleos en Honduras”. Algo que se podría replicar en otra ciudad.
El camino hacia la transformación de ciudades en Zonas Especiales de Desarrollo está marcado por lecciones y desafíos. A través de la observación de experiencias globales como Shenzhen, Hong Kong y Singapur, así como las ZEDE hondureñas, podemos identificar elementos clave para el éxito: flexibilidad regulatoria, inversión en educación, infraestructura de calidad y un enfoque en la sostenibilidad. Sin embargo, también enfrentamos desafíos considerables. El equilibrio entre inversión y sostenibilidad, la inclusión social y la rendición de cuentas son factores cruciales.
La transformación de ciudades en Zonas Especiales de Desarrollo, es un camino prometedor hacia el crecimiento económico y la innovación. La combinación de lecciones globales y experiencias locales, como las ZEDE Próspera, Morazán y Satuyé, puede proporcionar un enfoque integral si muestran los beneficios para toda Honduras.
Para lograr el éxito, es esencial considerar el equilibrio entre atracción de inversión y sostenibilidad y, la creación de un ambiente propicio para la colaboración y la innovación. Si bien los desafíos son reales, también lo son las oportunidades de transformar ciudades en motores económicos y sociedades más prósperas.
La Ceiba, con su rica historia y vasta extensión de tierra, se erige como un candidato perfecto para experimentar la metamorfosis urbana hacia una ZED. Este proceso implicaría la implementación de regulaciones y políticas especiales para atraer inversiones, impulsar la innovación y mejorar la calidad de vida de los ceibeños. Un ejemplo inspirador de esta transformación es la Zona Económica Especial de Shenzhen, China, que logró convertirse en un centro tecnológico global desde sus humildes comienzos como una aldea de pescadores.
La metamorfosis urbana, un proceso de transformación que convierte una ciudad en una Zona Especial de Desarrollo (ZED), es un desafío que implica una visión audaz y estratégica. La Ceiba, con sus 639 km² de potencial, se presenta como un lienzo en blanco para explorar esta transformación.
[email protected] Carlos G. Cálix es doctor en ciencias y director general de MacroDato. Director del Consejo Académico de Fundación Eléutera. Posdoctorado IIESS-CONICET.