Josué R. Álvarez (*)
En 2021 Honduras se preparaba para celebrar sus 200 años de independencia, y desde cada sector de la cultura se hicieron enormes esfuerzos por conmemorar la fecha. Aún en 2023 se ha hecho eco de esa fiesta cívica, un acierto no olvidar que este hecho histórico va más allá del 2021. Recientemente se publicó «Crónicas del Bicentenario» del historiador Rubén Darío Paz, una compilación de textos escritos por diferentes académicos de la vida nacional, entre ellos Julio Ventura, Ramón Hernández, Mario Mejía Ardón, Fredis Aguilar, Darío Euraque, Jesús de las Heras, el padre Tony Salinas y el mismo Rubén Darío Paz.
Es un libro que se puede leer de rato en rato, la mayoría de las crónicas están escritas en un tono ameno que hace la lectura bastante ligera y agradable. Se abarcan temáticas de las más variadas, y su organización interna hace que se recorra el país por épocas (orden cronológico), por trazos de norte a sur y de oriente a occidente, por grupos culturales, por hechos relevantes, por personalidades, y por supuesto, por imágenes, ya que cada crónica está sugerentemente ilustrada.
Este esbozo de los doscientos años de independencia de Centroamérica es una representación de lo que somos. En otras palabras, Honduras es el alto vuelo intelectual del Sabio Valle y Rafael Heliodoro Valle y también la sencillez de los pueblos de Honduras que practican el guancasco; somos, por supuesto, nuestro sustrato lenca y la visita de Eduardo Galeano desde tierras sudamericanas. Y claro que Honduras es sus hombres y sus mujeres por igual, evidenciado en las crónicas sobre Graciela Bográn, Carmela Perdomo, Soledad Fernández, y en general las mujeres rurales (y urbanas) que han sido claves en la construcción de una idea de nación. En otras palabras, el concepto de Honduras solo es posible construirlo a partir de la diversidad.
Se rescatan, además, hechos curiosísimos como la propuesta de Tencoa como capital de la provincia de Honduras: «En 1788 Ramón de Aguiriano propone a Tencoa como capital de la provincia de Honduras, y realiza una bella referencia a los pobladores de Santa Bárbara: “las gentes que viven en el poblado de Santa Bárbara se distinguen de los demás de la provincia por su mejor salud y robustez”» (Rivera, 2023). Nótese el particular criterio para proponer una capital.
Se recuperan nombres poco connotados en las fiestas patrias como el de Francisco Antonio Márquez: «Entre las principales figuras de la independencia Centroamericana en Honduras, destaca el sacerdote Francisco Antonio Márquez. Nació en Tegucigalpa en 1786 y murió en Güinope en 1842» (Fonseca, 2023). Atención, docentes.
Sin contar la gran cantidad de costumbres, creencias y personajes que tienen lugar en nuestro territorio, y aunque algunos simplemente se mencionan, funciona como disparador para las mentes más curiosas, por ejemplo, me ha quedado de tarea conocer más sobre el Itacayo y el Gritón, referenciados por el investigador Jorge Orellana Peña.
Es por eso por lo que a la vez que se agradece este tipo de esfuerzos intelectuales hay que considerarlos imperativos para la construcción de una identidad nacional. Y si bien quedaron aristas sin cubrir, como todos los temas se relacionan y deben entenderse como parte de un todo, da para pensar en casi todo lo que ha hecho a Honduras lo que es, con sus alegrías y dolores.
Referencias
Fonseca, R. S. (2023). Francisco Antonio Márquez y la independencia de los subalternos. En R. D. Paz, Crónicas del Bicentenario (pág. 53). Tegucigalpa: Dirección de Proyectos Especiales UPNFM.
Rivera, A. D. (2023). Tencoa: propuesta como capital de la provincia de Honduras. En R. D. Paz, Crónicas del Bicentenario (pág. 71). Tegucigalpa: Dirección de Programas Especiales UPNFM.
(*) Escritor y docente