El clima y el desempleo

Por: Rodolfo Dumas Castillo

El gobierno de los Estados Unidos emitió recientemente un informe sobre el clima de negocios en Honduras, resaltando algunos aspectos que afectan negativamente la atracción de inversiones, pero también señalando el potencial que tenemos para convertirnos en destino de muchas industrias que buscan ecosistemas ágiles y con seguridad jurídica. Los gobiernos generalmente objetan estos informes por considerar que contienen críticas injustificadas de su gestión. Hay quienes hasta se ofenden por este tipo de reportes que en realidad están más orientados a los ciudadanos y empresas de quien los elabora que para el país objeto del estudio. En todo caso este último no contiene mayores revelaciones y se limita a reiterar algunos temas que los hondureños conocemos de primera mano (porque los vivimos a diario).

El informe coincide con los numerosos llamados del sector privado nacional para establecer acuerdos o pactos que permitan identificar reformas y mecanismos necesarios para generar empleos, siendo este el tema que más preocupa al pueblo hondureño, sobre todo ahora que la economía global muestra signos de estancamiento (en algunos casos de recesión). Todo tipo de organizaciones claman por un amplio diálogo que permita enfocar el tema de manera técnica, profesional y con el único propósito de reanimar nuestra deprimida economía.

Al inicio de esta administración, en varios artículos publicados en este mismo espacio, planteamos diferentes alternativas y propuestas sobre temas como simplificación administrativa y digitalización de procesos, eliminación y reducción de requisitos, y opciones de colaboración entre el sector privado y público para mejorar la eficiencia de varias instituciones (por Eje. el Instituto de la Propiedad). También insistimos en varios artículos sobre la oportunidad histórica del “nearshoring”, la que a estas alturas se agotó y fue aprovechada plenamente por otros países de la región, principalmente México.

En el tema de simplificación administrativa más bien hemos retrocedido, en perjuicio de las gestiones empresariales y ciudadanas, generando demoras y gastos innecesarios, así como un ambiente que desalienta al emprendedor y trastorna las operaciones de las empresas. Pareciera que, en lugar de mejorar, la tarea es aumentar y enredar aún más la tramitología. Esto, sin duda alguna, alimenta la corrupción y la insatisfacción ciudadana con la administración pública.

Se insiste mucho que Honduras debe superar la “informalidad”, pero esto resulta complicado cuando para ello los emprendedores deben enfrentar un laberinto de trámites, repletos de requisitos absurdos, innecesarios, costos y que violentan principios elementales del derecho administrativo; todo ello sin perjuicio de los impuestos, tasas y demás costos que le restan competitividad con quienes operan en la informalidad. La aspiración de mayor “formalidad” resulta bloqueada por una maraña de procesos agotadores que disuaden a la inversión y fomentan la desigualdad pues solo aquellos con recursos pueden enfrentar tantas barreras.

Mientras Honduras se esfuerza por superar estas debilidades, no podemos evitar mirar con cierta envidia a otros países de la región que avanzan y nos dejan atrás. México, Costa Rica y El Salvador han implementado estrategias efectivas que les permiten captar inversiones y crear empleos para sus ciudadanos. Los ministros de Comercio de México y Costa Rica colaboran estrechamente con sus homólogos estadounidenses para identificar y desarrollar los métodos necesarios para atraer inversiones, y los resultados se materializan rápidamente. El Salvador ha logrado éxitos con leyes especiales orientadas a empresas tecnológicas, implementando incentivos fiscales y operativos que se alinean con las demandas de esa industria.

Mejorar el clima de negocios tendría un enorme impacto económico, pero también es fundamental para el desarrollo humano y la estabilidad social. La creación de empleos y la atracción de inversiones solo se logrará si se abordan de manera categórica los obstáculos que actualmente impiden el progreso. Honduras tiene un potencial incalculable, pero este solo se materializará si creamos un ambiente apropiado para el florecimiento de las empresas y el libre flujo de inversiones, lo que exige una profunda simplificación administrativa y modernización regulatoria. Urge liberar la economía para generar empleos y permitirle al pueblo hondureño alcanzar su verdadero potencial.

Correo: [email protected]