Cnel.® José A. San Martín F.*
La verdad, a quienes servimos a la patria, a la nación, como miembros de las Fuerzas Armadas (FFAA) y en mi caso a través de la Fuerza Aérea Hondureña, jamás esperamos que un compañero de armas en situación de activo mostrara una conducta degradante y divisionista entre quienes dedicamos nuestros mejores esfuerzos y años de nuestra vida para mantener la integridad de nuestra nación y la armonía entre nuestro pueblo.
Han abundado las expresiones de censura a lo exteriorizado por el actual jefe del Estado Mayor Conjunto, vicealmirante Fortín. La nitidez del blanco uniforme de la Fuerza Naval no concuerda con su conducta, y, como lo hemos podido corroborar, sus subalternos en la totalidad de las FFAA están en desacuerdo con lo declarado, “…no a los golpes de Estado”. Enunciado con el que estamos totalmente de acuerdo; sin embargo, las palabras que le anteceden, los nombres de cuatro generales de las FFAA en la honrosa situación de retiro, le da un vuelco al significado de lo mencionado; enunciado que lo vuelve tendencioso, divisionista y degradante, no para los mencionados generales ®, sino para toda la oficialidad y militares todos en situación de retiro. Es obvio que, a estas alturas de nuestro tiempo e historia, no se contemple el uso de la fuerza militar para, mediante los golpes de Estado militar, se alcance el poder político de una nación. Sobra decir que solo las instituciones que poseen armas para ejercer sus funciones cotidianas sean las únicas con la capacidad para ejecutar este tipo de actos, que no son militares sino políticos. Sabemos que las FFAA son un instrumento de la política que se emplea como ultimo recurso cuando los diálogos no producen los resultados esperados. La desgracia, para naciones como la nuestra, es que nos gobiernan políticos deshonestos, egoístas y ambiciosos de poder, con escasas y honrosas excepciones, que han aceptado como propias las recomendaciones de dictadores que se mantuvieron toda la vida en el poder, como el cubano Fidel Castro, el venezolano Hugo Chávez y el nicaragüense Daniel Ortega, quienes expresaban que solo con el apoyo de las armas, se puede perpetuarse en el poder. La historia así lo ha demostrado.
Los golpes de Estado hicieron su aparición hace varias décadas en algunos países de Suramérica y África. Esta influencia llegó hasta nuestra región centroamericana, no necesariamente por la misma génesis, pero los tuvimos, y hoy día están condenados por todos, especialmente por las Fuerzas Armadas, conformadas por militares y policías. En el presente, el profesionalismo y madurez de los hombres de uniforme, activos y retirados son garantía de que los poderes políticos son de exclusiva decisión de la ciudadanía mediante elecciones generales transparentes y honestas, en donde las FFAA brindan su apoyo para que así suceda, tal y como lo dictan nuestras leyes.
Si, en el pasado nuestro país fue objeto de esta ola de golpes de Estado militares y nuestros políticos han comprendido la importancia de las Fuerzas Armadas para mantenerlas de su lado cuando buscan hacerse del poder de la nación; ya nadie piensa en utilizarlas para dar golpes de Estado que favorezcan a uno u otro partido para ganar las elecciones. Sin embargo, siempre están procurando que los mandos militares les favorezcan a sus propósitos de hacerse del poder o continuar con él.
En muchos países, al estar reprobados los golpes militares, los políticos han acudido a las reformas de sus leyes para facilitar su permanencia al mando de la nación; naturalmente que este método lo llevan a cabo los partidos políticos que en la actualidad ostentan el poder. Nuestra nación ha sido y es ejemplo de ello con los recientes gobiernos.
Las FFAA están en el protagonismo político de los partidos que buscan mantenerse al mando; estos desean, por que conocen las implicaciones derivadas, que las instituciones armadas les favorezcan a sus pretensiones de poder político. Les ofrecen cargos y otras prebendas, y hasta de dotarlas del equipo y materiales que, por ley están obligados a proporcionar y no para obtener su apoyo.
La reciente actuación del actual jefe del EMC es una clara señal de la injerencia que los políticos en el poder están ejerciendo para favorecerse en sus pretensiones políticas. Lo negativo de esto es que militares en activo y retirados, nos prestemos a hacer eco de la evidente intención de desunir a la familia militar. Las expresiones o acusaciones del almirante Fortín contra los generales y toda la oficialidad en situación de retiro, son un intento más de políticos en desunir, desmantelar y hacer desaparecer la unidad granítica que ha caracterizado a las Fuerzas Armadas de Honduras, sin importarles llevarse de encuentro el prestigio institucional, y mucho menos el honor de la oficialidad y su familia. Esto no debemos permitirlo, simplemente manteniendo el apego a la ley y a los principios de Lealtad, Honor y Sacrificio que caracterizan a quienes somos miembros, activos y retirados, de las Fuerzas Armadas de Honduras.
*Ex comandante general FAH