Rectifique Presidente Castro

Por: Nery Alexis Gaitán

Presidente Xiomara Castro, en su campaña política usted le prometió al pueblo hondureño luchar arduamente para eliminar la corrupción. Que no habría nepotismo en su gobierno. Que habría medicinas en los hospitales. Que el costo de la canasta básica iba a bajar considerablemente. Que bajaría el precio de los combustibles. Que crearía nuevas fuentes de trabajo y que su política democrática atraería nuevos inversionistas nacionales y extranjeros. Y otras promesas más, encaminadas a la paz y el desarrollo de nuestro país.

El pueblo creyó en usted, Presidente Castro, y le confió las riendas del Estado; sobre todo, porque ya estaba cansado de los abusos de la administración nacionalista y deseaba un nuevo porvenir, tal como usted lo ofrecía. Todos confiamos en que usted sacaría adelante al país y unificaría a la familia hondureña. Desde el inicio de su gobierno le deseamos éxito en su gestión, porque su triunfo es el triunfo de todos los hondureños.

Pero la realidad ha sido otra, muy amarga y desesperanzadora para los pobres. En primer lugar, rápido nos dimos cuenta que usted había entregado la presidencia a su marido, traicionando así la sagrada voluntad del soberano. Y que la prioridad del gobierno no era el bienestar de los más necesitados, sino imponer una agenda que atenta contra nuestro sistema democrático.

Señora Presidente, usted inauguró su gobierno nombrando a todos sus familiares en cargos importantes; lo mismo han hecho todos sus colaboradores, asesores y ministros. El nepotismo que usted tanto criticó, echó raíces muy fuertes desde su primer día de gobierno, lo hecho por los nacionalistas se quedó pequeño ante el exagerado abuso suyo. La traición a las bases de su partido, que todavía esperan un puesto en su gobierno, es evidente.

Usted prometió hacer un gobierno eficiente y colocar personas idóneas en los cargos importantes, pero ha nombrado solo correligionarios cuyo único mérito es haber andado gritando por las calles y destruyendo la propiedad pública y privada; lo que ha resultado en la administración más ineficiente de que se tiene noticia. Ineptos que no son capaces de ejecutar el presupuesto con rapidez (solo el 28% a 9 meses del año) lo que ha provocado daños inmensos al pueblo.

Señora Presidente, usted prometió que iba a abastecer los hospitales y centros de salud de medicinas y equipo quirúrgico, pero la desgracia para los pobres es que los hospitales están desabastecidos. Además, sus colectivos, abanderados de la violencia, se han tomado hospitales y centros de salud, negándole al pobre pueblo la atención médica que requiere. Hemos visto cuadros desgarradores de hondureños pobres urgiendo por atención médica, mientras los colectivos se reían de las lágrimas de señoras de la tercera edad porque no eran atendidas.

Señora Presidente, usted prometió respetar la Constitución y las leyes, pero con sus actos ha hecho todo lo contrario. Su fatal injerencia en el nombramiento de los magistrados de la Corte Suprema, como sus exigencias al nombrar Fiscal General y Adjunto solo evidencia su irrespeto a la Constitución y al sistema democrático.

Señora Presidente, usted prometió resolver los graves problemas que aquejan al pueblo, pero, lo que ha hecho, es lamentarse y echarle la culpa a la administración anterior por todos los males del planeta. El pueblo la eligió para que resuelva lo que haya que hacer y no para que esté de brazos cruzados sin hacer nada.

Señora Presidente, el pueblo esperaba de usted un discurso conciliador a favor de la familia hondureña, pero su único discurso es lamentarse porque su marido no terminó su período y que la oligarquía y la derecha le dieron golpe de Estado. Usted lo repite a cada instante y en todo acto público, llegó al extremo de pronunciarlo frente a niños de escuela que no entendieron su malsano discurso político. Por favor, contrate asesores inteligentes que le redacten discursos acorde con la realidad nacional, más allá del discurso político. Usted no es una “Presidente en resistencia”, es de todos los hondureños y debe dejar por un lado los intereses políticos de su partido, que por cierto, está muy disminuido por su ineficiente administración.

Usted prometió unificar a la familia hondureña, pero está haciendo todo lo contrario. Es tiempo de que rectifique, actúe dentro del ámbito democrático, por el bien de Honduras.

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