Pensamientos de Francisco Morazán

Carmen Fiallos

1. Declaro: que mi amor a Centroamérica muere conmigo.

2. Ni he de huir ni me falta valor para morir.

3. Ni el oro del Guayape, ni las perlas del Golfo de Nicoya, volverán a adornar la Corona del Marqués de Aycinema, ni el pueblo de Centroamérica verá más esta señal oprobiosa de su antigua esclavitud; pero si alguna vez brillase en su frente este símbolo de la aristocracia, será el blanco de los tiros del soldado republicano.

4. El sacrificio de mi vida no será la primera vez que la ofrezco a mi PATRIA.

5. Los rehenes que mis enemigos tienen en su poder son para mí sagrados; y hablan vehementemente a mi corazón; pero soy el Jefe de Estado y mi deber es atacar; pasaré sobre los cadáveres de mis hijos; haré escarmentar a mis enemigos, y no sobreviviré un solo instante a tan escandaloso atentado.

6. De cara al enemigo, marchad de frente y romped sus líneas con desprecio de la vida y, nadie quede en esta retirada sino tendido por la muerte.

7. A nadie he forzado ni forzaré jamás, para que empuñe el arma; antes bien quiero deciros que con soldados involuntarios, las victorias jamás se alcanzan.

8. Me someto a la suerte, dijo, y aunque sé que, combatiendo por todas partes, al fin sucumbiré, pero sucumbiré con honor.

9. Me alejo pues, no por cobardía, sino por el mismo sagrado deber con que el destino tiene atado el hilo de mi existencia al porvenir de Centroamérica.

10. Tranquilidad amigo, no se acongoje, morir hoy o mañana, es lo mismo.

11. Pronto, acaben con mi vida, que la muerte me será más grata antes que llegue a presencia de mis enemigos.

12. Si la lucha que os propongo es desigual, todas las ventajas de ella están de vuestra parte.

13. Hombres que habéis abusado de los derechos más sagrados del pueblo por un sórdido y mezquino interés. Con vosotros hablo, ¡enemigos de la Independencia y de la Libertad!

14. Por esta vez, la suerte me ha sido adversa, y no quiero sacrificar inútilmente vuestros generosos impulsos ante la saña de tantos enemigos que me rodean.

15. En el nombre del Autor del Universo en cuya religión muero.

16. Declaro que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible.