Por: Lic. Gustavo Adolfo Milla Bermúdez
En Latinoamérica vive la inmensa mayoría bajo la pobreza lacerante, donde ningún verdadero cambio social puede darse mientras no lleguen al poder gobernantes que tengan conciencia social humanista ayudando a sus pueblos con dignidad.
La estructura económica y social de América Latina es decadente, corrupta, inmoral y por lo general insalvable. Que se acerca un cambio es obvio. Que ese cambio lo producirá la revolución de los cabeza caliente los del socialismo del siglo XX1, si es así solo tenemos la posibilidad de violencia que considero que es inevitable. La pobreza y la miseria es una bomba de tiempo, los pueblos ya se cansaron de vivir en la extrema pobreza y se puede ver las caravanas que van en busca de un mendrugo de pan a otros horizontes buscando alivio a su desesperación junto con sus hijos, hermanos y demás familias.
La respuesta no es ninguna o, al menos no debe serlo. En la realidad como veremos, no se debe a la casualidad que las personas de mente más despiertas del continente terminan apoyando las doctrinas utópicas como los del socialismo del siglo XX1, si, esos son políticos falsos ubicados tanto en la izquierda y la derecha, también hay “ilustrados” oligarcas, que son repentinamente adictos a las doctrinas de los falsos demócratas enemigos de la libertad.
¿Al final cuál de esas dos fuerzas lograrán la victoria? Depende el comportamiento y acción de los que defendemos la democracia y la libertad. Si no cambiamos nuestra aptitud con respecto a dirigir las masas y revalorizarnos para alcanzar objetivos que sean factibles y reales en beneficio de todo el conglomerado de América Latina.
El enigma no solo son los egoístas tránsfugas dictadores, sino también los egoístas que gobiernan a través de regímenes “democráticos” que legislan para los ricos en nombre de los pobres.
La gran ola que se ha extendido por toda América Latina y ya empezó a formarse y está devorando las pobres economías en manos de adversos y pervertidos dictadores del socialismo del siglo XXI. Al final todos son iguales: los de izquierda y la derecha son corruptos.
Bajo este esquema del pragmatismo ideológico nuestra política latinoamericana solo tiene el sentido si estamos dispuestos a emprender la lucha en defensa de la democracia y la libertad para garantizar nuestros derechos dentro de los cánones de las leyes que rigen a los pueblos. El hecho es que no nos dejemos arrebatar y nos roben lo que siempre hemos tenido como piedra angular nuestra idiosincrasia con valores de filosofía cristina.
Yo fui delegado de la Organización Pro Democracia y Libertad en la República de Chile cuando el general Pinochet era el jefe de Estado y comandante del ejército dictatorial. Luego fui trasladado a la Argentina donde había una dictadura feroz asesina y entre los militares de mayor jerarquía se sucedían entre sí y continuar la violencia desapareciendo políticos peronistas, comunistas y de ideas no afines a las bayonetas derechistas. En ese entonces conocí a Juan Domingo Perón el que solo deseaba permanecer en el poder, ser reverenciado como un estadista de altura mundial y asegurarse un lugar en la Historia. Fundó y propagó una casi filosofía, llamada “Justicialismo”, cuyo principio se basaba en mantener equidistantes a los cuatro motores dialécticos de la Historia (idealismo y materialismo, individualismo y colectivismo), lo califico entre comunismo y capitalismo. En realidad careció de base ideológica, además de convicciones empíricas.
Hemos visto que en países subdesarrollados como en Honduras el dinero lo es todo. La prensa escrita pasa llena de temor. Otro fenómeno es sí las elecciones fueran honradas, lo que casi es imposible, pues da la impresión que estamos un “mercado persa” comprando votos. La democracia política no puede triunfar con un sistema económico antidemocrático, es decir, en países subdesarrollados.
“Subdesarrollo” no es sinónimo de “pobre”, un país puede ser pobre y, sin embargo, tener su potencial económico y equitativamente ser explotado. Si es así es un país desarrollado. El problema en América Latina es la injusta distribución de la riqueza en medio de tan pobreza. Así mismo el atraso de desarrollo es la ignorancia, falta de programas de educación básica. Si se lograra educar, sería el camino del progreso y libertad de América Latina.
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