Clave de SOL: Premio Iberoamericano de Ensayo

Por: Segisfredo Infante

Wilder Guerrero Fuentes acaba de ganar, en agosto recién pasado, el primer lugar del “VI Premio Internacional de Letras de Iberoamérica 2023”, en el subgénero de ensayo corto, con su texto “Leve percepción de Ulises de James Joyce”, mismo que saldrá a la luz, en México y a nivel continental, en la “Revista Sentido Figurado”.

Estamos muy contentos con el premio de Wilder Guerrero, por varias razones y motivos: En primer lugar por tratarse de un hondureño talentoso. Seguidamente porque sus quehaceres intelectuales los ha forjado en las proximidades y en el seno del “Círculo Universal de Tegucigalpa Kurt Gödel”, y asimismo en las páginas de la revista “Búho del Atardecer”, en donde él ha venido publicando sus primeros artículos y ensayos, muy sesudos por cierto, cargados de contenido y trascendencia. Parejamente la alegría concierne a los vínculos de una amistad estrecha que hemos cultivado con el autor.

Con Cardona Chapas y otros amigos, allá por los años 2006 y 2007, acordamos que era imprescindible organizar un nuevo círculo conversacional y de intercambios intelectuales, predominantemente filosóficos, históricos y científicos, habida cuenta de la orfandad que en estas materias percibíamos en nuestros ambientes lugareños. De tal suerte que poco a poco configuramos el “Círculo Universal de Tegucigalpa Kurt Gödel”, con publicaciones en la ya desaparecida revista universitaria “Caxa Real”.

Apartando el grueso tema de la soledad y del silencio, anhelábamos que nuestro “Círculo” se expandiera en forma gradual más allá de las fronteras patrias, convencidos que un proyecto de tal envergadura habría de consumir muchas décadas, dada la adolescencia histórica y espiritual de Honduras. El punto de partida habría de ser el “peñasco lírico” y la hondonada tectónica de Tegucigalpa. El proyecto ha caminado a paso lento, con el desmedro de la pandemia y otras contingencias. Pero aun así hemos publicado más de cuarenta números de la revista “Búho del Atardecer”, en donde se pueden leer los esbozos de nuestro pensamiento grupal heterogéneo.

Cuando mencionamos, en tales contextos, el nombre de Aristóteles, reconvenimos que su obra central estuvo como olvidada en una especie de sótano o de cueva durante doscientos años, hasta que llegaron nuevos copistas, editores y traductores (entre ellos Andrónico de Rodas) que reorganizaron tal obra acromática, y la dieron a conocer en los principales puntos civilizatorios del Mediterráneo.

El premio de Wilder Guerrero es uno de nuestros preavisos más importantes en materia intelectual. Aunque su ensayo versa sobre la novela “Ulises” del escritor irlandés James Joyce, en el fondo se trata de un abordaje filosófico en donde predomina la noción de la unidad de los contrarios hegelianos. (O previos a Hegel). El ensayista detecta, dentro de la misma novela señalada, las dicotomías de lo trivial y lo enjundioso; lo inconexo y lo armonioso; lo tangible y lo intangible; lo convencional y lo abstracto; la fealdad y la belleza; la racionalidad y la irracionalidad. Es un empeño por encontrarle orden al “desorden organizado”, en donde se enfrenta el aparente caos novelístico con el propósito cosmológico del narrador. O, cuando menos, tales son los deseos del joven ensayista hondureño. Y es que, dice Wilder: “Nada escapa en el Ulises”, pues “la conciencia percibe el mundo circundante y se ve a sí misma en planos conexos e inconexos con una pasividad desconcertante ante la vorágine que lo entorna, en la cual el pensamiento sobrio y trascendente no deja de hacerse su lugar. La obra muestra cómo la armonía surge en la base de la ‘ignorancia’, o la ‘indiferencia’, ante la futilidad que puebla el entorno humano y al hombre mismo; muestra cuánto fuera y dentro de nuestro ser pasa inadvertido, inexistente, cuando se logra la armonía. Ulises es como el negativo de una realidad antropomórfica completa, inarmónica y de pluralidades diversas que encierran un solo día de la existencia de un ser humano”.

Al releer el ensayo de Wilder encontramos un texto corto pero de gran densidad en el análisis de la obra joyceana. Plausible en un escritor joven. No recuerdo haber leído, hasta este momento, otro ensayo hondureño sobre el “Ulises” de James Joyce. Sí recuerdo que a finales de la década del setenta incluíamos en nuestras conversaciones con Abel Herrero y Julio César Pineda, el nombre del autor de esta monstruosa novela irlandesa. (Monstruosamente positiva). Casi en la misma época hablábamos al respecto con Eduardo Bähr. Rememoro, también, haberlo mencionado en diversos artículos periodísticos, al grado que, desde mi ángulo de observación, James Joyce introduce un nuevo modo de narrar y una nueva manera de hacer gramática aplicada.

Felicito, con transparencia, al físico teórico y joven filósofo Wilder Guerrero Fuentes, y a los amigos y familiares que le han acompañado, y le acompañan, en sus proyectos intelectuales que apuntalan por la senda del rigor.