Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
El ascenso al poder de Estado de los socialistas en Honduras no significa el acabose de este país, pero sí la aplicación de procesos de gobierno, cambios institucionales, nuevos procedimientos y practicas a través de los cuales, se ha decidido regular muchos asuntos que conciernen al conjunto de la sociedad.
El debate que surge, es porque están siguiendo una metodología para decidir aplicarlos de forma unilateral, no obstante que implican, la necesidad de incluir a los actores afectados por las decisiones que toman. No se producen negociaciones, ni la cooperación, ni el consenso, sino que la gobernanza, se instaura bajo una dominación violenta que, para el Partido Libre, su coordinador y la Presidente, es legítima. Han asumido una gobernanza que irrespeta las fronteras entre lo público y lo privado y, la cual tiende a desaparecer, debido a que se privilegian mecanismos de gobierno que se imponen. La intermediación de intereses no fluye porque las decisiones son dadas de arriba hacia abajo en un contexto de poder que es tiránico, dictatorial, dogmático y caótico. En la elaboración de las políticas, siguen el mismo enfoque que criticaron, por ejemplo, cuando se instauraron las ZEDE. La adopción y aplicación de las decisiones surgen en un contexto separado de los grupos de interés que son afectados o están involucrados.
La gobernanza socialista es estadocéntrica, es decir que el Estado adquiere mucha relevancia y el rol de la esfera social privada, es excluida in extremis en las decisiones de cambio que se están tomando. Ahora, ya no se aboga por políticas de liberación y desregulación. Por el contrario, se refuerzan prácticas antidemocráticas que promueven la jerarquización vertical más que la participación horizontal, la cooperación de múltiples decisores no es aceptable y desestiman la rendición de cuentas. En esto, hay una polémica interesante, porque algunos analistas consideran que el poder político centralizado, a pesar que entra en contradicción con los principios de la democracia representativa, tiene funciones y recursos irrenunciables que hacen que el libre juego de intereses grupales no pueda primar en asuntos de interés general estratégicos, porque en una coordinación horizontal, la participación en las negociaciones y la regulación plural son desiguales: los grupos poderosos económicamente que son los más homogéneos, cuentan con mayores ventajas inevitables.
De manera tal que, en el espectro político hondureño, el Partido Libre y el gobierno asumen atribuciones políticas que usan, para lograr transitar del Estado liberal al Estado socialista, instaurando mecanismos de represión política. Tales como abuso de poder, violación de derechos humanos, violaciones al Estado de derecho, nepotismo, despotismo, difamación e intimidación. Nuestra nación merece ser honrada con actitudes políticas sabias, emocionalmente estables y el dialogo nacional, a fin de lograr estadios de desarrollo cualitativamente superiores al que vivimos en la actualidad.