Estamos a solo dos días de la conmemoración del 202 aniversario de la Independencia proclamada en Guatemala el 15 de Septiembre de 1821, gesta histórica que los ilustres varones de la época rubricaron para emanciparnos de la Corona de España.
Abundan los recuerdos cuando comparamos las celebraciones de antes con las que ahora se practican ante la carencia de civismo que acusan, funcionarios que pareciera están divorciados del patriotismo, de algunos maestros que lo que menos enseñan es el amor a la Patria, de jóvenes inconscientes de los valores nacionales y de una ciudadanía indiferente al sentimiento de la nacionalidad.
Los mentores de antaño, verdaderos apóstoles de la educación, nos inculcaban el amor a Honduras, nos enseñaban el sentido de las sentencias patrióticas de nuestros próceres, a respetar los símbolos sagrados y a conmemorar con orgullo las efemérides nacionales.
Hoy, los desfiles son más shows que desfiles, se enarbolan más las banderas rojinegras que el lábaro azul y blanco, tienen más significado las prédicas de revolucionarios como el Che, Chávez, Fidel, se han olvidado los pensamientos de Valle, Morazán y Cabañas, toman preferencia en manos de los niños y jóvenes las pancartas de protesta, que las coronas u ofrendas para depositarlas en estatuas y bustos de nuestros patricios.
Se ha perdido el respeto a los símbolos patrios, todo se hace sin conocimiento, los dignatarios van a las ceremonias con vestimenta informal, maestros engorrados o ensombrerados, ya no se ven aquellas maestras vistiendo sus galas, ni los elegantes trajes de los mentores, ahora andan en jeans y chores , en fin, todo es irreverente a la Patria.
De ese ayer que muchos guardamos ligado a los más puros y altos sentimientos nacionales , vamos hoy a recordar gráficamente como conmemoraban la niñez y la juventud en Tegucigalpa las fechas patrias de Septiembre.
Los principales colegios desfilaban con sus uniformes de gala por las calles capitalinas hasta concentrarse en la Plaza Central para rendir tributo al General Francisco Morazán Quezada, paladín de la unión Centroamericana (FOTO 1).
El pueblo se desbordaba por las estrechas adoquinadas calles para ver desfilar a una juventud que sentía el orgullo de marchar en los actos dedicados a su Patria, institutos que por su marcialidad, disciplina, vistosidad en sus uniformes de gala, se distinguían en el trayecto de los desfiles, como el Central de Varones (FOTO 2) cuyos alumnos terciaban en sus hombros pesados fusiles mientras se desplazaban en columnas, fusiles que utilizaban para hacer valla a las autoridades gubernamentales.
El Central se distinguía por su banda marcial y en los años cuarenta y en los primeros años de los cincuenta por su compañía de caballería (FOTO 3) que encabezaba los desfiles del 15 de Septiembre.
Otro de los grandes atractivos en esos desfiles fue el Colegio Salesiano “San Miguel” y su banda de guerra (FOTO 4), institución educativa que guardaba gran simpatía en la población capitalina.
Los tegucigalpenses asistían sin temores a presenciar los desfiles porque las condiciones de seguridad ciudadana eran excelentes; ladronzuelo que era sorprendido en fechorías era capturado y remitido a las celdas de la Policía Nacional y las jovencitas de los colegios de señoritas desfilaban sin estar a expensas que los vagos las irrespetaran como se aprecia a las alumnas del “María Auxiliadora” (FOTO 5) cuando se dirigían a coronar la estatua del Sabio Valle en la plaza de San Francisco.
Famosa en la capital fue la Escuela Comercial Privada “Martínez Fuentes” colegio de segunda enseñanza que funcionó en el mismo local donde años después los frailes franciscanos fundaron el Instituto San Francisco al costado sur de la catedral metropolitana.- Las jovencitas de ese instituto que dirigían Don Carlos Martínez y la profesora Enriqueta Fuentes de Martínez, desfilaban en compañías separadas ya que los varones que estudiaban en el prestigiado centro lo hacían en pelotones que después de desfilar se apostaban para hacer valla en la plaza Morazán (FOTO 6)
Los capitalinos de aquellos años pueden hacer sus remembranzas de las festividades patrias cuando el Instituto Central, el San Miguel, el Martínez Fuentes, el María Auxiliadora, el San Francisco, el Gregg , el Moderno, el Liceo Hondureño, la Normal de Señoritas, el Tegucigalpa, la Academia Alpha, en los años sesenta los cadetes de la Escuela Militar General Francisco Morazan (FOTO 7) y las escuelas públicas y privadas, nos hacían sentir la esencia del civismo que hoy lamentablemente se ha ido perdiendo.
La Patria merece lo mejor, su grandeza se forja en los ideales de los prohombres de nuestra historia como Don José Cecilio del Valle (FOTO 8) redactor del Acta de Indepenedencia, pero esa riqueza cívica cada día se deteriora cuando los anarquistas, los indiferentes y los irresponsables ganan terreno en una sociedad que ha ido perdiendo poco a poco el sentido de Patria.
Hasta la próxima semana.