Carlos G. Cálix
Sí, es así, sueño con crear los gobiernos más reformistas de la historia de Honduras. Por ello, al igual que otros hombres que lo hicieron posible en sus respectivos países, “camino con la seguridad de un sonámbulo hacia mi destino”. Razón por la cual, es necesario analizar las principales reformas implementadas en pequeñas naciones como la nuestra, cuyos visionarios soñaron en grande en busca de la libertad económica. Es prioritario adaptar algunas de sus reformas y crear las propias conforme a nuestro contexto social, político y económico. Replicando lo que, en otras latitudes han logrado en cuanto a desarrollo humano. En tal sentido, debemos formar un sistema que nos lleve al éxito, de la mano de quien debería de convertirse en nuestro principal aliado estratégico para este designio, Estados Unidos.
Nací un 25 de diciembre y durante mi infancia; inexplicablemente ocurrieron cosas que me hicieron creer que tenía un propósito especial en esta vida. Lo comprendí en 2020 en medio de la pandemia. El 25 de diciembre de ese año fue distinto. Con covid-19, me aferré al Salmo 91. Con fiebre y la respiración entrecortada, misteriosamente esta vez tuve una gran visión para Honduras. La confianza me fue trasladada a ese propósito especial y, recordé que en 1992 ocurrieron dos hechos que me hicieron pensar que los sueños de niño se pueden cumplir.
El primer hecho fue que, mientras veía los Juegos Olímpicos de Barcelona y, aunque ya disfrutaba el fútbol de Marco van Basten, me mostraron un video de Maradona. Era una entrevista del “Diego” que siendo niño aún vivía en Villa Fiorito y soñaba con jugar un mundial. Dieciséis años después saldría campeón. Ese niño creció y cumplió su sueño, aunque de adulto su visión política errada lo hizo acercarse a Fidel, Chávez y Evo. El segundo hecho fue escuchar un discurso de Mart Laar, quien, unos meses después de las olimpiadas, mediante un gobierno de coalición, se convertiría en el primer ministro de Estonia. Laar tenía tan solo 32 años al prometer el cargo, avocando la terapia de choque, liberalización comercial a ultranza y rigor financiero, como fórmula para superar una angustiosa crisis económica caracterizada por la penuria energética y el racionamiento de algunos alimentos. La política monetaria estricta consiguió rebajar la inflación, que en 1992 había superado la tasa del 1,000%, al 90% en 1993 y al 45% a finales de 1994. También mejoró la coyuntura productiva, que de una recesión brutal del -23% del PIB en 1992 pasó a un crecimiento del 2,3% un año después.
Indudablemente, en el complejo panorama económico y político global, Estonia se ha destacado como un ejemplo de éxito en la implementación de reformas políticas y económicas que han impulsado a esta nación báltica hacia la cima de la libertad económica. Una nación con una población modesta de aproximadamente 1.3 millones de habitantes, ha demostrado que con 45,339 km2 el tamaño no es un impedimento para el éxito económico. -Un ejemplo para Honduras que mide 2.4 veces más (112,492 km2). Después de obtener su independencia, Estonia se enfrentó al desafío de transformar una economía previamente planificada y centralizada en una economía de mercado vibrante y competitiva. Las siguientes reformas clave fueron fundamentales para su éxito: liberalización económica, impuesto plano sobre la renta, gobierno electrónico y estabilidad macroeconómica.
Para comprender mejor la diferencia en la libertad económica entre Estonia y Honduras, es útil examinar algunos datos comparativos. Según el Índice de Libertad Económica del Fraser Institute de 2022, Estonia obtuvo una puntuación de 7.95 sobre 10, lo que la sitúa en el puesto 8 a nivel mundial. Este alto puntaje refleja la fortaleza de su entorno macroeconómico. En contraste, Honduras obtuvo una puntuación de 7.04 sobre 10, ubicándose en el puesto 70 a nivel mundial. En 2023 los resultados tampoco serán favorables, lo que se confirmará en Brasil, al término de este año.
No obstante, Honduras, con su propia historia económica y política, podría aprender valiosas lecciones en su búsqueda de mayor libertad económica. Para replicar estas reformas, Honduras debería considerar lo siguiente: compromiso político firme, simplificación del sistema tributario, reducción de la burocracia, inversión en educación y capacitación, promoción del comercio exterior y estabilidad macroeconómica.
La base, parte de un diagnóstico de Honduras sustentado en el libro “El dilema democrático”, seguido de la creación de una Sociedad del Conocimiento y del Desarrollo, de un movimiento amparado en una visión liberal clásica que evite la improvisación y que permita de manera inicial, 5 grandes reformas enmarcadas en 7 ejes estratégicos y 42 indicadores que abracen la libertad económica como un pilar fundamental para crear los gobiernos más reformistas de la historia.
[email protected] Carlos G. Cálix es doctor en ciencias y director general de MacroDato. Posdoctorado IIESS-CONICET.